Son
28 propuestas privadas las que ha recibido la Agencia Nacional de
Infraestructura (ANI), de las cuales 10 fueron rechazadas por insuficiencia e
inconveniencia o por oposición de la comunidad, 17 se encuentran en trámite,
proyectos que superan los 20 billones de pesos. De
acuerdo con el presidente de la ANI, Luis Fernando Andrade, la herramienta ha
tenido una alta acogida, ya que en el sector carretero se han presentado 19
iniciativas, en el férreo 7 y en el aeroportuario 2. En el sector vial se han
presentado los proyectos Girardot-Puerto Bogotá; Barrancabermeja-Lebrija;
Rionegro-San Alberto y Puerto Gaitán-Maní, las cuales fueron rechazadas por
insuficiencia financiera e inconveniencia.
También se
presentaron la construcción de las calles 153 y 170 en Bogotá;
Guaduas-Mariquita y Calarcá-El Alambrado, iniciativas que fueron rechazadas por
pedido de las regiones. Una más fue transferida a las regiones, para que las
autoridades resuelvan la solicitud. En estudio de prefactibilidad se encuentran
los accesos al norte de Bogotá; el corredor Tunja-Barbosa; Zipaquirá-Bucaramanga
y los puentes nacionales. En el estudio de factibilidad, que puede durar cinco
meses, se encuentran los proyectos Ibagué-Cajamarca;
Granada-Villavicencio-Puente Arimena; San Roque-Cuestecitas; Cambao-Manizales e
Ibagué-Honda; Chirajara-Villavicencio y La Paila-Cajamarca.
En el sector férreo
las iniciativas privadas recibidas por la ANI son 7, de la cuales fueron
rechazadas Necoclí-Bahía de Humboldt y Buenaventura Puerto Gaitán (Meta). Las
cinco restantes se encuentran en trámite, y de éstas, Dorada-Chiriguaná;
Belencito-Viscaína-Chiriguaná y La Tebaida-Buenos Aires-La
Dorada-Chiriguaná-Chiriguaná-Barranquilla están en estudios de prefactibilidad
y en factibilidad la variante Quebrada-El Doctor-Mamatoco y Bogotá-La
Caro-Belencito. En el sector aeroportuario las APP son dos: el Centro Logístico
Aeroportuario (Cela) en el aeropuerto Ernesto Cortissoz de Barranquilla y el
Puerto Logístico de Las Américas, en inmediaciones del aeropuerto Eldorado de
Bogotá.
Los puntos críticos
existentes en los corredores férreos de Bogotá-Belencito y La
Dorada-Chiriguaná, afectados por la pasada ola invernal, a lo largo de 876,6
kilómetros serán reparados, gracias a que el Consejo Nacional de Política
Económica y Social (Conpes) los declaró como proyectos de importancia
estratégica para el país. Así lo anunció el director del Departamento Nacional
de Planeación (DNP), Mauricio Santamaría, quien explicó que para la ejecución
de estas dos obras se destinarán $203.000 millones.
En el tramo
Bogotá-Belencito, donde hay 71 puntos críticos que han impedido el tráfico de
trenes en este sector donde se produce carbón, cemento, mineral de hierro y
otro tipo de carga que debe movilizarse hoy por carretera y que encarece el
precio de los productos, se invertirán 103 mil millones de pesos.
En el corredor La
Dorada-Chiriguaná donde hay 47 puntos con afectación, que impide el movimiento
de carga y pasajeros por parte del Ferrocarril del Norte de Colombia (Fenoco),
la inversión será similar.
También se dio vía
libre a la ejecución del denominado Plan Nariño, el cual tiene un costo de
728.500 millones de pesos, y que tiene como objetivo potenciar el desarrollo de
la infraestructura de transporte que garantice la conectividad de las
subregiones del departamento en la zona fronteriza con Ecuador, lo que
permitirá mejorar las condiciones productivas, turísticas y competitivas de
esta región del país.
Las inversiones se
efectuarán en 11 proyectos que impulsarán la conectividad, el turismo y la
agricultura, entre otros sectores. Ocho de esos proyectos son construcciones de
vías primarias o secundarias; dos de estos proyectos son estudios; y el otro
proyecto, es un proyecto fluvial en el norte del departamento para conectar con
el departamento del Cauca. Tales proyectos beneficiarán a un millón 200 mil
personas, aproximadamente, que habitan en 20 municipios de Nariño.
Petróleo entre
el liderazgo en IED y los atentados
El petróleo sigue
liderando la inversión extranjera directa (IED) en Colombia, pero pierde peso
en comparación con la que llega al sector financiero y la industria
manufacturera. Cifras del Banco de la República indican que en el primer
trimestre del año los recursos de afuera que recibió el ‘oro negro’ sumaron 997
millones de dólares, con una caída de 6,1 por ciento con respecto a igual
periodo del 2012, cuando totalizó 1.062 millones de dólares.
El gobierno
colombiano anunció a mediados de junio que para los próximos seis años
destinará 10 billones de pesos colombianos para que se hagan más oleoductos y
se amplíen los actuales. “El país
invertirá estos recursos en infraestructura petrolera en los próximos años, lo
cual significa la consolidación de importantes proyectos del sector como son la
ampliación de Ocensa, la puesta en marcha de la fase uno del Oleoducto
Bicentenario y el Oleoducto Coveñas−Cartagena", dijo el viceministro
de Energía, Orlando Cabrales Segovia. Hay regiones que necesitan de más
oleoductos para sacar el hidrocarburo hacia los puertos, como los Llanos Orientales.
Primero que todo se
debe hablar del desarrollo de Bicentenario, el oleoducto para Casanare y
Arauca, tendrá una capacidad de diseño de 600.000 barriles por día en el tramo
entre Araguaney y Banadía, en su primera fase.
En las siguientes
etapas de construcción se adicionarán otros 450.000. El objetivo inicial es que
se pueda facilitar el transporte de 120.000 barriles diarios, a partir de
julio, según ha mencionado el presidente de Ecopetrol, Javier Gutiérrez
Pemberthy. En esta obra también participan como socios de la petrolera Pacific
Rubiales, Petrominerales, Hocol, Canacol, Vetra Exploración y Producción y
C&C Energy.
Por otra parte, el
oleoducto Ocensa cuenta con 790 kilómetros de longitud y lleva por su
infraestructura el crudo que sale del piedemonte llanero (Cusiana− Cupiagua),
hasta el puerto de Coveñas. Otra obra que se viene es el oleoducto que
transportará desde el puerto de Coveñas hasta Cartagena, donde se refina parte
del petróleo para su consumo posterior.
Durante junio de
2013 la producción de petróleo disminuyó en 3,8 por ciento hasta 974 mil
barriles promedio por día, frente a mayo pasado cuando había sido de un millón
13 mil barriles. En comparación con junio de 2012, la producción de crudo en el
país tuvo un crecimiento del 4,17%.
Un llamado a que en
las zonas por donde pasa el oleoducto Caño Limón-Coveñas las comunidades lo
protejan, nos ayuden a su vigilancia, nos ayuden a denunciar movimientos
sospechosos, porque quienes están destruyendo estos oleoductos están atentando
contra los más pobres del país”, indicó el Ministro Mauricio Cárdenas.
“Quienes atentan contra la
infraestructura petrolera del país atentan contra el pueblo colombiano”,
señaló el Ministro de Hacienda, al explicar que la reducción en la producción
del petróleo durante junio de 2013 es consecuencia de los atentados que se han
registrado particularmente contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas.
La inversión
extranjera directa como motor
Una de las buenas
noticias para la economía colombiana en los últimos cinco años es el
crecimiento que trae el ingreso de recursos provenientes del exterior. El año
pasado, el flujo de inversión directa a Colombia sumó 15.823 millones de
dólares, lo cual representó un crecimiento del 17,7 por ciento frente al 2011. Aparte
de que compañías colombianas han hecho negocios de gran calado, el país ha
recibido una gran cantidad de recursos provenientes de otras partes del
continente.
Así como el monto
de recursos es importante, la lista de inversionistas es grande y abarca muchos
sectores. Si bien el grueso de la inversión que en los últimos cinco años ha
entrado a Colombia se ha enfocado al sector minero-energético, lo cierto es que
su origen son los mercados desarrollados. Golden Glory Recursos (Colombia),
filial de la estadounidense Goff Corporation, adquirió el proyecto de oro La
Frontera, en Aguadas (Caldas). Además, la Empresa Minera Los Quenuales (EMLQ),
de Perú, a través de su holding Dowea, adquirió el 51 por ciento de la empresa
colombiana Exploraciones Chocó, para la búsqueda de cobre.
DirectSurvey de
Colombia fue adquirida por la multinacional Gyro Technologies, firma que presta
servicios de equipos e instrumentos para industrias como la petrolera. Petro
Rubiales Corporation de Panamá compró el 50,2 por ciento de Pacific
Infraestructure, compañía que está construyendo en Cartagena un terminal de
crudo, entre otros productos y un oleoducto que conectará a Coveñas con La
Heroica.
En cambio, los
recursos que han traído las empresas latinas tienen como destino una gran
diversidad de actividades. El sector financiero, el comercio minorista, los
servicios, son algunos.
El ‘pero’ que han
advertido constantemente los analistas tiene que ver con la concentración de la
inversión extranjera en las actividades extractivas (petróleo y minería). Este sector
llegó a alcanzar a recibir el 70 por ciento del total de los flujos. Ante esta
situación, un informe del centro de estudios Anif dijo en su momento que “ello ha permitido duplicar los volúmenes de
producción de petróleo y carbón, aumentando su participación del 6 al 8 por
ciento del PBI”.
La mala noticia es
que ello también se ha reflejado en una elevada concentración de nuestras
exportaciones en commodities, pasando del 50 al 70% en el último quinquenio.
Sin embargo, los datos de los últimos meses están mostrando un cambio.
Los datos más
recientes de la IED por sectores, que recopila el Banco de la República en su
balanza de pagos, señalan que en el primer trimestre de este año, el sector
minero-energético concentró el 44,7 por ciento de los 3.706 millones de dólares
que ingresaron. El resto está concentrado en una gran variedad de actividades,
pero este año se ha visto un flujo importante de recursos hacia el sector
manufacturero (876 millones de dólares).
Al tiempo, el
comercio, restaurantes y hoteles, transporte, almacenamiento y comunicaciones y
establecimientos financieros, recibieron más de 300 millones de dólares cada
uno. Como se recuerda, estos recursos corresponden a inyecciones de empresas
extranjeras con presencia en el país, o hay muchos casos en que se están
concretando negocios que hace algunos meses se habían anunciado en diversas
actividades. No obstante, Anif advierte que es importante que el país logre
atraer proyectos cero kilómetros, es decir inversión totalmente nueva a
sectores diferentes, “que permitan frenar
la avanzada desindustrialización”.
Siguiendo los pasos
de Standard & Poor’s y Fitch Ratings, la calificadora de riesgo Moody’s
subió en los últimos días la perspectiva de la deuda a Colombia de “Estable” a
“Positiva”, lo cual abre las perspectivas para que nuevos fondos
internacionales vengan a invertir en el país. La decisión se tomó por cuatro
razones fundamentales: las expectativas de consolidación fiscal, la reducción
de la deuda pública, las buenas políticas macroeconómicas y la mejor capacidad
de la economía colombiana para enfrentar choques externos.
Aprovechamiento
de los acuerdos de libre comercio
Los resultados de
los acuerdos que ya entraron en vigencia ponen de relieve la necesidad de
ponerle el acelerador a las estrategias para sacarle provecho a las
oportunidades del libre comercio. En los últimos seis años, buena parte de las
energías de la agenda comercial del país se concentró en negociar Tratados de
Libre Comercio (TLC) en distintas partes del mundo.
A la fecha, se
están negociando cinco acuerdos, hay tres suscritos y nueve ya entraron en
vigencia. Esto ha puesto sobre la mesa la necesidad de acelerar el
aprovechamiento de sus ventajas.
Si bien hay que
tener en cuenta que la lentitud de la economía global ha jugado en contra, y
que los resultados de estos procesos se ven en el mediano y largo plazo, la
realidad es que las cifras de los acuerdos que han entrado en vigencia en los
últimos dos años no muestran un gran avance. En el caso de Suiza y Canadá, que
se aplicaron en el 2011, hubo una fuerte caída de las ventas colombianas a esos
mercados en el 2012, y en los primeros meses de este año se han recuperado,
pero no a los niveles que traían antes.
Las exportaciones a
los países de Centroamérica son altamente volátiles y, en el primer año del TLC
con Estados Unidos, el crecimiento de los despachos fue cero. Y, visto en
sentido contrario, Colombia ha aumentado sus compras a todos estos socios.
Ante este panorama,
han renacido las dudas frente a los acuerdos comerciales y su impacto sobre el
sector productivo colombiano. Recientemente, el ex ministro José Antonio
Ocampo, dijo a este diario que si bien no hay que volver al proteccionismo,
suspendería la suscripción de más acuerdos comerciales, pues considera que ha faltado
análisis en el impacto de algunos de estos procesos.
Entre tanto, hay
quienes han señalado que el Gobierno le ha apostado exclusivamente a Estados
Unidos y a la Alianza del Pacífico (Chile, Perú y México), dejando de lado
otros socios. Andrés Espinosa Fenwarth, ex jefe negociador del Ministerio de
Agricultura, dice que “de manera
acertada, se creó una oficina de aprovechamiento para el TLC con EE. UU., pero
en vez de enfocarse en un solo acuerdo, debería ampliarse a todos los que
Colombia ha suscrito”.
Más allá de lo que
se haya negociado, se dice que el aprovechamiento en el corto plazo está
marcado por las condiciones actuales. El centro de estudios Anif señala que “los TLC son simples oportunidades para
incrementar nuestro comercio (diferente a los commodities), pero ellos no garantizan el éxito por sí
solos”, al señalar que es clave dotar al país de infraestructura adecuada,
entre otros. Incluso, dice que “también
exige ocuparse de una relocalización geográfica de su industria hacia las
costas”.
La implementación
de TLC ha mostrado satisfactoriamente sus frutos reflejando que son una buena
opción para la economía del país. Esta es una de las conclusiones del rector
del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA), José Manuel
Restrepo, quien comentó que “al país le
vienen bien sus resultados, sin lugar a dudas prefiero la indigestión que la
hambruna”.
Argumentó que si el
Gobierno decide no continuar con la firma de tratados de libre comercio se verá
en considerable desventaja, pues los otros países sí lo harán, llevándolos a
ser más competitivos. “Hemos venido
escogiendo países muy importantes con los que firmamos relaciones comerciales,
naturalmente hemos venido agregando otros países, pero esto ya no solo aborda
el tema del comercio sino que llega la inversión extranjera”, comentó el
rector del Colegio de Estudios Superiores de Administración.
El profesor de la
Universidad Eafit, Humberto Franco González, magister en desarrollo económico,
manifiesta que el exministro José Antonio Ocampo tiene razón en que los TLC han
impactado negativamente a la industria, pero no porque los TLC sean
inconvenientes. “Está demostrado que los
tratados de libre comercio son necesarios en el mundo actual, lo que pasa es
que estamos firmando TLC a la topa tolondra sin ninguna capacitación para ser
competitivos”, dice el profesor.
Agrega que no se
entiende cómo se firma un TLC cuando hay limitaciones en infraestructura,
cuando no hay fletes competitivos, es más, por poner un ejemplo elemental:
cuando hay un sector transportador en paro permanente. Desarrollar autopistas, crecimiento de
puertos e implementación de sistemas multimodales son urgencias para aprovechar
los TLC según señala Franco. No hay manera de exportar si los costos internos
no permiten ser competitivos.
“Bienvenidos los TLC, pero tenemos que
prepararnos para ellos. Debe ser un compromiso tanto del Gobierno como del
sector gremial”, puntualiza.