Rusia y los recursos para volver a la mesa

Cuando los principales funcionarios de Estados Unidos, Europa y Rusia se reunieron bajo los candelabros dorados en un palacio barroco de Viena el mes pasado para discutir sobre seguridad europea tras las crisis de Ucrania, los fantasmas de la historia se volvieron a ver. Dos siglos antes, en salones como esos, los estadistas de las grades potencias europeas se reunieron en el 1815 Congress of Vienna -el primer gran intento por acordar tratados diseñados para garantizar la paz transcontinental, tras la derrota de la Francia napoleónica. Un año después de que Rusia se anexionó Crimea e invadió el este de Ucrania, los diplomáticos de Moscú ahora proponen un nuevo congreso en Viena para impulsar la estabilidad en el continente.

Pero si el encuentro del mes pasas de los líderes actuales y anteriores, ministros y académicos extranjeros era un prototipo para tal reunión, no se presagiaba nada bueno. Los participantes en la reunión en gran medida fue off-the-record -organizado por la Munich Security Conference- de recriminaciones. El comportamiento de Rusia en Ucrania, los funcionarios occidentales cargaron, había creado un agujero en el orden de posguerra en toda Europa. El continente enfrenta ahora una nueva guerra fría, que -con un verdadero conflicto este-oeste en el corazón de Europa y el "sabre-rattling" de Rusia con misiles nucleares -era más peligroso que la primera. "Si no nos ocupamos de las cosas bien", dijo uno de los participantes, "todos vamos a lamentarlo para siempre".

Aunque los combates en el este de Ucrania todavía hierven a fuego lento a pesar de un alto al fuego acordado en febrero en Minsk, la crisis ha desaparecido de los titulares de los diarios. Sin embargo, con la UE llevando las sanciones económicas contra Rusia en un segundo año, y en medio del aniversario de la voladura del vuelo Malaysia Airlines MH17  sobre el este de Ucrania con la pérdida de 298 vidas, no más cerca es una resolución.

Un problema para occidente en la manera de responder a la intervención militar de Moscú ha sido entender lo que Rusia es realmente un objetivo a lograr. Los telégrafos del Kremlin de Vladimir Putin tienen sus intenciones de maneras oblicuas. Pero a través de la nieva de propaganda emanada por Moscú, los contornos de las metas reales detrás de las acciones de Rusia están comenzando a emerger. Los responsables políticos están lidiando con la manera de encontrar, no sólo del conflicto de Ucrania, pero sus causas subyacentes.

Moscú parece estar buscando una reescritura fundamental de todo el sistema de Europa, o "arquitectura" de la seguridad. Sin embargo, haciendo caso omiso de las normas existentes ha convencido al occidente tanto de su seriedad en su búsqueda de esos objetivos, y hacerlo políticamente mucho más complicado para occidente.

El proceso para encontrar una solución podría ser largo y arriesgado -y, dadas las enormes diferencias entre las dos partes, en última instancia, podría fallar. Javier Solana, ex secretario general de la OTAN y de política exterior de la UE, dijo que Europa está tratando con la continuación de la "implosión de la Unión Soviética, de la misma manera que tratamos en la década de 1990 con la implosión de Yugoslavia".

El consenso entre los diplomáticos y analistas es que Putin -como algunos temían el año pasado- no están embarcados en un alboroto de reconstruir el imperio ruso o soviético en un sentido literal. Pero, Moscú está buscando ampliar su área de control: mediante el restablecimiento de una esfera exclusiva de influencia, al menos dentro de los límites de la antigua Unión Soviética. No está claro si esta zona excluye las repúblicas bálticas de Letonia, Lituania y Estonia -que ya se han unido a la UE y la OTAN. Los optimistas señalaron cierta tranquilidad en el hecho de que cuando un legislador ruso llamado por los fiscales para investigar si independencia de los estados bálticos de la URRS había sido ilegal, el Kremlin se distanció de la idea.

Una zona como esa daría a Moscú un veto sobre la elección de los socios de las ex repúblicas soviéticas, sobre todo, el bloque de una mayor expansión de la OTAN -que ve como una alianza fundamentalmente hostil dominada por Estados Unidos- a los vecinos como Ucrania o Georgia. Aunque Rusia tomó Crimea después de la revolución ucraniana del año pasado, parece reacio a absorber el este de Ucrania, a pesar de las llamadas a hacerlo desde que los rebeldes están apoyando militarmente. En cambio, Moscú pretende utilizar la región controlada por los rebeldes como una palanca para influir o desestabilizar al gobierno pro-occidental de Kiev.

Las pretensiones de Putin de que Moscú debe proteger a los rusos como los de Crimea, dejado afuera de sus fronteras por el colapso soviético, puede ser en gran parte cubierto por sus objetivos geopolíticos. Pero podría proporcionar un pretexto para más intervenciones militares en caso de que desee ejercer una presión o contra una mayor expansión de la influencia occidental, en cualquier lugar de Asia central a los países bálticos.

La agenda del Kremlin refleja el amargo relato de Rusia respecto de su pasado reciente. En lugar de dar la bienvenida en la familia europea después de la guerra fría, Moscú dice Europa y Estados Unidos se aprovecharon de sus debilidades para absorber a sus antiguos aliados, ampliando la UE y la OTAN a las puertas de Rusia.

Cuando el presentador de televisión estadounidense Charlie Rose preguntó a Putin en el St Petersburg International Economic Forum el mes pasado si el respeto, la igualdad y una buffer zona eran las demandas de Moscú, el presidente estaba irritado. "Usted sabe, yo escuchó eso todo el tiempo: Rusia quiere ser respetado. ¿Tú no? ¿Quién no? ¿Quién quiere ser humillado?, dijo. "Esto no es una cuestión de confianza. Esto es acerca de tener nuestros intereses tomados en consideración".

Algunos expertos sugieren el interés primordial de los dirigentes rusos se aferra al poder; ha cultivado un "mito de humillación". Pero la intensa retórica anti-occidental ha permeado en la sociedad. Las encuestas muestran que la mayoría de los rusos está de acuerdo en que occidente está empeñado en llevar al país al borde del desastre. Y eso, advierten los liberales asediados en el país, podría hacerlo una amenaza. "Te imploramos, trabaja con nosotros, somos una fuerza para el bien", dijo un alto ejecutivo de una empresa estatal rusa con extensos vínculos con los inversores extranjeros. "Usted tiene que entender que Rusia es peligroso cuando está aislado".

Los varios observadores occidentales sugieren que Rusia está tratando de reescribir la forma en que la guerra fría terminó o crear un "nuevo Yalta" -en referencia a la reunión de 1945, donde Stalin, Churchill y Roosevelt se repartieron la Europa de posguerra.

Los diplomáticos y funcionarios rusos prefieren presentar los objetivos de la reforma de Moscú como un marco de seguridad europea a través de un "nuevo Helsinki" -actualizando el 1975 Helsinki Final Act. Este conjunto de acuerdos estabilizó las relaciones entre Occidente y el bloque comunista en el apogeo de la guerra fría. Al confirmar después de la segunda guerra mundial las fronteras, Helsinki también puso afuera toda duda sobre el control soviético de los países al este de la Cortina de Hierro.

Un nuevo Helsinki se ha intentado antes. En 2008, el ex presidente Dmitry Medvedev propuso un nuevo tratado que incluye a todas las naciones europeas y Estados Unidos para trascender las líneas divisorias de Moscú ve como imposición de la OTAN. Occidente dio poca importancia, argumentando que la idea tenía un subtexto claro de forjar una nueva zona rusa de interés y castrando a la OTAN. "Helsinki I era un clásico acuerdo de esfera de influencia, y eso no se puede hacer nada más", reconoce Fyodor Lukyanov, presidente de  Council on Foreign and Defence Policy, un think-tank de Moscú.

Los altos diplomáticos de Rusia han reflotado recientemente una idea diferente -una versión moderna del Congreso de Viena. Sergei Karaganov, un veterano de política exterior cerca del Kremlin, lanzó la propuesta en la prensa estatal el mes pasado.

Pero el nuevo concierto de las naciones de Moscú se vería muy diferente de su predecesor vienés. Karaganov sostiene que la disminución del poder económico occidental y el ascenso de los mercados emergentes crearán nuevos y potentes bloques regionales. Se propone sustituir intento estrechos para renovar el orden de Europa con un "foro para Eurasia de cooperación, desarrollo y seguridad...que podría tratar de elaborar nuevas normas y regímenes para todo el continente euroasiático". Un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso de alto rango está de acuerdo: "Si queremos renovar la orden europea de seguridad, hay que ampliarlo. Lo más importante, debemos llevarlo a China".

Ya sea como un aliado en las conversaciones de seguridad con Europa y Estados Unidos o como un contrapeso a Occidente, Putin está ocupado cortejando a Beijing. Esta semana, él recibirá al presidente de China Xi Jinping y otros líderes para la cumbre del Shanghai Co-operation Organisation en los Urales. La SCO se ha convertido en un vehículo de la opción para construir una agenda común con Beijing y ampliar su base de poder más allá de sus miembros de Asia central. Moscú se está moviendo para que los miembros de la India, Pakistán, y -si las sanciones de la ONU se levantan- Irán.

Mientras que China está evitando cualquier cosa que pueda crear la impresión de que está construyendo una alianza con Rusia, los analistas dicen que Beijing podría estar listo para participar en las consultas de seguridad más amplias. Sea o no las conversaciones sobre una nueva "arquitectura" de seguridad podría incluir alguna vez a China y los estado de Asia, el impulso de Rusia para tales negociaciones plantea un dilema para Europa y Estados Unidos. Los líderes y diplomáticos occidentales advierten que no pueden ser vistos para haber sido forzados a la mesa del aventurerismo de Moscú para renegociar un sistema que no creían que estaba roto.

Asimismo, no puede negociar sobre las cabezas de los estados más pequeños, un estilo de política de gran potencia que es anatema en las capitales occidentales hoy. Las autoridades estadounidenses, por su parte, insisten en que la paz primero debe restaurarse en Ucrania y las tropas rusas deben retirarse. Sólo entonces puede occidente siquiera empezar a pensar en los debates sobre la revisión de las reglas de la orden europea. Estados Unidos también han respondido a las peticiones de los países bálticos y Polonia por los principales esfuerzos para reforzar las defensas de la OTAN. Se confirmó el mes pasado que iba a colocar las armas pesadas en los países del báltico, Polonia, Bulgaria y Rumania, como se mencionó recientemente en los informes. Al mismo tiempo contribuirán con 5.000 efectivos de las fuerzas de reacción rápida de la OTAN prevista para hacer frente a las crisis del este de Europa.