El péndulo del crecimiento global se aleja de los mercados emergentes y se acerca a EE.UU. e incluso a la atribulada Europa. Los flujos de capital alguna vez robustos están disminuyendo. Y años de una expansión con el acelerador a fondo han dejado a algunas mercados emergentes con fundamentos económicos poco firmes, en general los países que importan más de lo que exportan.  En resumen, tras años de distorsión debido a crisis y a reacciones a las crisis, el mundo vuelve a equilibrarse. Para los mercados emergentes, esto significa un camino lleno de baches. Con los competidores globales tropezando, Estados Unidos ha ido aumentando la velocidad. Los nuevos descubrimientos de petróleo y gas shale han reducido la vulnerabilidad energética estadounidense y convirtiendo la nación fabricante de relativamente bajo costo.

La revisión de las expectativas se resumió el mes pasado en un informe de Goldman Sachs titulado "Emerging Markets: As the Tide Goes Out". Los autores advirtieron que las dificultades económicas de China, Brasil, Rusia, Turquía y otros niño mimados de la inversión no sólo son cíclicos sino que requerirán una reevaluación significativa de los países de los mercados emergentes y una expectativa de "bajo rendimiento y volatilidad en los próximos 5 a 10 años".

Los inversionistas tiran las monedas de los mercados emergentes, lo que subraya la creciente ansiedad acerca de la capacidad de las naciones en desarrollo para apuntalar sus economías, ya que se enfrentan a un crecimiento desigual. El peso argentino se desplomó más de un 15% frente al dólar en las primeras operaciones con el banco central de la nación sudamericana apartándose de sus esfuerzos para proteger la moneda, lo que obligó al banco a cambiar el rumbo para evitar un retroceso. La lira turca, uno de los mercados estrella de años anteriores,
 se hundió a un mínimo histórico contra el dólar por noveno día consecutivo. El rublo ruso y el rand sudafricano golpearon sus mínimos en varios años.

Desde la crisis financiera, los mercados emergentes han gozado de algunos beneficios indirectos debido a la lentitud con que el mundo desarrollado se ha ido recuperando. Los estímulos sin precedentes desatados por los bancos centrales más grandes deprimieron los rendimientos de los activos seguros, haciendo que los inversores busquen tasas más altas en lugares cada vez más exóticos. Entre 2010 y 2013, los flujos de capital privado hacia los países en desarrollo aumentaron a cerca del 6% de su PBI combinado.

Los stocks estadounidenses cayeron también, reflejando el retroceso de todo el mundo a partir de los activos de riesgo y continuando una larga lucha semanal para recuperar el impulso al alza registrado a finales de 2013. Dow Jones Industrial Average se deslizó 175.99 puntos, o 1,1%, el cierre más bajo desde el 19 de diciembre. Los mercados asiáticos cayeron en las primeras operaciones del viernes, con Japón un 1,5% y Corea del Sur 0,7%.

El slide de los mercados emergentes reflejan preocupaciones por fuerzas externas -como por ejemplo un cambio en la política monetaria de Estados Unidos, o los esfuerzos de China por reorientar su economía -chocar con las tensiones políticas y económicas nacionales, inversores inquietantes en su casa y en el extranjero. China es el referente, y en el informe de Goldman Sachs se hacen eco de los temas citados por los propios líderes en China: el crecimiento desequilibrado del país, su declive demográfico, con un menor número de trabajadores jóvenes que resulta en mayores costos laborales, sus problemas de contaminación potencialmente mortales y sus debilidades financieras. Este último tema puso de relieve en un informe de diciembre de la Academy of Social Sciences, que señaló que la deuda del gobierno local llegó a un "nivel alarmante" de 3.3 trillones de dólares a finales de 2012, el doble de lo que era en 2010.

Esta burbuja de crédito municipal plantea un dilema delicado para los líderes chinos: el crecimiento del país se está desacelerando, con el FMI proyectando que caerá de 7,7% el año pasado, a u 7,5% en 2014 y 7,3% en 2015. A medida que la tasa de crecimiento se reduce (especialmente en comparación con la expansión de dos dígitos de hace una década), existe el peligro de que el globo de deuda local se abra, con significativas repercusiones sociales y políticas.

A medida que va bajando este año la marea de liquidez emitida por los bancos centrales mundiales, los inversores en mercados emergentes como Brasil se están preocupando cada vez más por los riesgos políticos locales, y por cómo anticiparlos.

Las economías en desarrollo las han visto dura desde que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos abrió el año pasado el debate sobre una reducción de su estímulo monetario. El inminente retiro de liquidez en todo el mundo fortaleció el dólar y los rendimientos de los bonos del Tesoro. Eso llevó a que muchos inversores volvieran a los mercados financieros estadounidenses, golpeando a los países que tienen una mayor dependencia del capital extranjero.

La pregunta clave para quienes fijan políticas en los países de ingresos bajos y medios es justamente con qué rapidez se producirá este “gran giro”. Un reciente informe del Banco Mundial ofrece motivos para ser optimistas. La entidad predice que la transición a tasas de interés más altas en los países ricos probablemente sea suave. Se espera que entre 2013 y 2016, la desaceleración de los flujos de capital hacia los mercados emergentes sea de apenas 0.6% de su ingreso nacional combinado.

Mientras la competencia por los capitales sube de temperatura y sus economías van perdiendo vapor, los riesgos políticos han tomado mayor protagonismo en los llamados ‘Cinco Frágiles’ -Brasil, Turquía, Sudáfrica, India e Indonesia-, las economías con mayores necesidades de financiamiento externo.

Pero las economías que dependen fuertemente de los commodities como Rusia y Brasil tienden a desacelerar su avance apenas los precios de las materias primas empiezan a caer.  Todos estos países celebrarán elecciones este año, un factor de incertidumbre que se suma a las preocupaciones por una baja de la popularidad de los líderes de Brasil y Sudáfrica, y por una investigación sobre corrupción en Turquía. Brasil y Turquía tendrán elecciones presidenciales. Mientras que Sudáfrica e India van a votar por legisladores, e Indonesia celebrará los dos tipos de comicios. De hecho, una docena de los principales mercados emergentes irá a las urnas este año.

Brasil es otro "milagro económico" que está teniendo una nueva mirada escéptica. El informa de Goldman Sachs menciona los problemas de altos impuestos, costosos y distorsivos subsidios gubernamentales y baja productividad laboral del país.

“El 2014 será un año en el que podría aumentar sustancialmente el impacto de los eventos políticos idiosincrásicos en los mercados emergentes”, dijo la firma de inversión M&G Investment. “La perspectiva de esas elecciones podría reducir potencialmente los flujos de capital neto en esas economías sobre una base temporal”, agregó M&G.