Puede que mi relativo optimismo esté influenciado por el boom de construcción que vi en el camino del aeropuerto al centro de la ciudad de Panamá. A la vera del camino se están construyendo numerosas torres de apartamentos de lujo para norteamericanos y latinoamericanos --muchos de ellos venezolanos-- que los están comprando para sus años de retiro, o para protegerse contra la inestabilidad en sus países de origen.

Sin embargo, hay otros factores que pueden ayudar no sólo a Panamá, sino a los cinco países centroamericanos (El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Honduras y Nicaragua) y la República Dominicana. Entre las tendencias favorables:

• El reciente voto en Panamá para realizar una expansión de $5,200 millones del Canal de Panamá resultará en una enorme inyección de dinero al país, que podría salpicar a algunos de sus vecinos. Funcionarios panameños señalan que las obras del canal, que deberían concluirse en el 2014, crearán unos 40,000 empleos. Según proyecciones oficiales, la contribución económica del canal al estado panameño aumentará de $580 millones este año a unos $1,200 millones en el 2014.

• El tratado de libre comercio de Estados Unidos con Centroamérica y la República Dominicana, aunque todavía no ha sido ratificado por todos los países, podría incrementar significativamente las exportaciones centromericanas al mercado más grande del mundo. Las exportaciones centroamericanas y dominicanas a Estados Unidos subieron apenas un 2.8 por ciento el año pasado, pero según funcionarios norteamericanos aumentarán mucho más este año, ya que fueron eliminadas las trabas burocráticas que afectaron el comercio en los primeros meses de vigencia del tratado.

Asimismo, América Central está en los tramos finales de un tratado comercial con los 27 países de la Unión Europea, lo que aumentaría aun más las exportaciones de la región.

• Las remesas familiares que envían los migrantes centroamericanos que viven en Estados Unidos a sus países de origen alcanzaron un récord de $13,000 millones el año pasado, y seguirán aumentando --como al resto de Latinoamérica-- un 15 por ciento por año hasta el 2010, según el Banco Interamericano de Desarrollo. Para muchos países centroamericanos, las remesas constituyen una de sus principales fuentes de ingresos.

• El reciente acuerdo de Estados Unidos con Brasil para producir conjuntamente etanol en los países centroamericanos y caribeños --con tecnología brasileña y ayuda económica norteamericana-- ayudará a la región a reducir sus importaciones petroleras, y a exportar etanol a Estados Unidos. Gracias a preferencias aduaneras de Washington para la Cuenca del Caribe, países como El Salvador podrán exportar etanol a Estados Unidos sin pagar el impuesto aduanero de 54 centavos por litro que rige para los países fuera de la Cuenca del Caribe.

• Las tendencias demográficas por las cuales más de 100 millones de estadounidenses alcanzarán la edad de retiro en los próximos treinta años generarán oportunidades de oro para Panamá, Centroamérica, y la República Dominicana, que junto con México podrán ofrecer servicios de salud de bajo costo a millones de jubilados norteamericanos.

Muchos economistas señalan que los costos de los servicios de salud en Estados Unidos continuarán subiendo en los próximos años. Eso permitirá a muchos países centroamericanos y caribeños atraer cada vez a más jubilados norteamerianos, tal como lo hace España con sus vecinos del norte de Europa.

Mi opinión: Hay que tener en cuenta que algunos países centroamericanos tienen los mayores niveles de pobreza de América Latina, y que hay otros factores que podrían hacer descarrilar el crecimiento económico de la región.

Una caída mayor de la esperada de la economía de Estados Unidos podría afectar las exportaciones centroamericanas; un continuo ascenso de la violencia de las ''maras'' y el narcotráfico podría espantar el turismo y las inversiones; y disputas infantiles que varios países centroamericanos arrastran desde hace mucho tiempo podrían demorar la activación de un mercado común, sin el cual las pequeñas economías de la región no podrán ofrecer un mercado suficientemente grande como para atraer grandes inversiones. Y tampoco se puede descartar que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, un aliado del líder narcisista-leninista de Venezuela, Hugo Chávez, vuelva al radicalismo de su gobierno anterior en los años ochenta, que ahuyentó las inversiones, polarizó la región y arruinó a su país.

Sin embargo, si los líderes de la región mantienen el rumbo y permiten que sus países se beneficien de los buenos vientos económicos, la región centroamericana podría darnos una sorpresa e iniciar un período de crecimiento sostenido, con una reducción dramática de sus obscenos niveles de pobreza.