Lo que es más, contrariamente a los sermones cotidianos del presidente venezolano, Hugo Chávez, y del dictador cubano, Fidel Castro, en el sentido de que el sistema capitalista en el mundo está agonizando, la encuesta indica que está ocurriendo exactamente lo contrario. Aunque el sondeo reveló que la mayoría de la gente quiere una mayor reglamentación de las grandes corporaciones internacionales, el apoyo al libre mercado está creciendo a nivel global.

La encuesta de casi 21,000 personas realizada por GlobeScan, una empresa principalmente conocida por sus sondeos para la BBC, y por la Universidad de Maryland, le preguntó a los encuestados en los cuatro rincones del planeta si estaban de acuerdo con la afirmación de que ''la economía de libre mercado es el mejor sistema'' del mundo.

El 74 por ciento de los encuestados en China dijo sí, seguido por el 73 por ciento en las Filipinas, 71 por ciento en Estados Unidos, 70 por ciento en India y Corea del Sur, 66 por ciento en Gran Bretaña y Nigeria, 65 por ciento en Alemania y 63 por ciento en Polonia.

Comparativamente, sólo un 42 por ciento de los argentinos, 57 por ciento de los brasileños y 61 por ciento de los mexicanos estuvieron de acuerdo con la afirmación. El único otro país que mostró un escepticismo similar sobre el libre mercado fue Rusia.

Lo cierto es que China, India, Europa del Este y otros países en de-

sarrollo no incluídos en la encuesta, como Vietnam, han inclinando la balanza ideológica mundial hacia el capitalismo. El apoyo masivo para el libre mercado en China me recuerda una broma que escuché en Pekín el año pasado, según el cual el PCC (Partido Comunista Chino), bien podría llamarse Partido Capitalista Chino.

Juntos, los países a favor de la economía de mercado incluídos en la encuesta suman cerca del 70 por ciento de la población mundial, tienen más de la mitad del producto bruto global, y son los que más éxito han tenido en la lucha contra la pobreza. Desde que China empezó a globalizarse en 1978, la pobreza mundial se ha reducido a casi la mitad, según datos del Banco Mundial.

Otra encuesta de GlobeScan dada a conocer en días recientes muestra que el 60 por ciento de la población en China y el 54 por ciento de la población en India confía en las corporaciones multinacionales. Comparativamente, sólo un 49 por ciento de los mexicanos, 34 por ciento de los brasileños y 23 por ciento de los argentinos tienen una percepción positiva de esas compañías.

''Sería mejor si las cifras fueran al revés'', suspiró Susan Segal, presidenta del Consejo de las Américas, un grupo con sede en Nueva York integrado por 175 corporaciones norteamericanas que operan en América Latina. ``Los inversionistas quieren ir adonde creen que habrá un buen ambiente para hacer negocios''.

Muchos latinoamericanos --especialmente en Sudamérica-- desconfían de la apertura económica porque las reformas de libre mercado en la región fueron aplicadas en muchos países apresuradamente y con mucha corrupción en la década de los noventa. En Asia, en cambio, fueron instrumentadas gradualmente a lo largo de tres décadas y se concentraron en mejorar la competitividad, lo que resultó en tasas de crecimiento impresionantes.

Como resultado, los países asiáticos están atrayendo actualmente el 63 por ciento de las inversiones del mundo en desarrollo, mientras que el porcentaje de América Latina ha caído del 55 por ciento hace tres décadas al 37 por ciento actualmente.

Dan Lund, presidente de la encuestadora mexicana Mundamérica, que ayudó a realizar el sondeo de GlobeScan, me dijo que no cree que la opinión pública latinoamericana esté anclada en posturas anticapitalistas. Con un buen liderazgo, los latinoamericanos podrían apoyar rápidamente reformas económicas y políticas, agregó.

''Lo que vemos no es una opción entre un modelo de centro izquierda y otro de centro derecha, sino entre quién va a administrar el modelo'', me dijo Lund. ``En la mayoría de los países latinoamericanos, la economía de mercado tiene una aceptación mayoritaria''.

Mi conclusión: Estoy de acuerdo. El desastre económico de Cuba y el hecho de que Venezuela no esté reduciendo la pobreza pese a su bonanza petrolera ha convencido a la mayoría de los latinoamericanos de que el socialismo de vieja guardia no funciona.

Sin embargo, en el mundo actual, en que China, India, Vietnam y Europa del Este le están tendiendo alfombras rojas a los inversionistas extranjeros, los políticos latinoamericanos deberían asumir el liderazgo y empezar a cortejar las inversiones, en lugar de seguir repitiendo slogans anticapitalistas que ya dejaron de ser usados hasta en los países comunistas.