Efectivamente, cuando comentamos las noticias mundiales - ya sea los discursos del presidente George W. Bush sobre Irak, o las arengas narcisistaleninistas del presidente de Venezuela - los periodistas tendemos a reducir todo a enfrentamientos ideológicos. Sin embargo, muy a menudo los acontecimientos se desencadenan por motivos muy diferentes, como revelaciones religiosas, odios personales, o diferencias de negocios, que tienen poco o nada que ver con la política. Es el factor humano.

Los eventos que llevaron al ocaso político de Noriega y la invasión de Panamá por los Estados Unidos en 1989 son un buen ejemplo. Los acontecimientos se dispararon por las revelaciones místicoreligiosas del entonces oficial No. 2 en las Fuerzas de Defensa de Panamá, el coronel Roberto Díaz Herrera, quien en ese momento era un apasionado seguidor del gurú hindú Sai Baba, que producia cenízas supuestamente milagrosas al circular su dedo índice en el aire. Díaz Herrera, quien actualmente es el embajador de Panamá en Perú, me contó los entretelones místicos de su rebelión contra Noriega en una larga entrevista que le hice en su exilio en Venezuela en 1989.

Según me relató entonces, Díaz Herrera se había distanciado gradualmente de Noriega desde 1985, cuando se esparció la sospecha de que Noriega había ordenado el asesinato de Hugo Spadafora, un ex guerrillero que lo había acusado de tráfico de drogas y violaciones a los derechos humanos.

Díaz Herrera también estaba frustrado por el hecho de que el no había sido promovido al puesto de Noriega. Díaz Herrera habia sido el alumno más brillante en la escuela militar a la que ambos habian asistido en Perú, y era reconocido por sus compañeros como más sofisticado que Noriega.

Pero fueron el Sai Baba y sus yoguis quienes le dieron el empujón final para que se decidiera a convocar su ahora famosa conferencia de prensa en junio de 1987, en la que denunció la corrupción y los abusos a los derechos humanos de su jefe. Las declaraciones de Díaz Herrera provocaron una avalancha de protestas callejeras, atrajeron la atención mundial, e hicieron que los fiscales de Estados Unidos empezaran a investigar a fondo las relaciones de Noriega con el narcotráfico.

Díaz Herrera comenzó a interesarse por el gurú hindú durante un viaje de vacaciones a Buenos Aires, en 1986, cuando un popular cantante argentino llamado Piero le había presentado a su líder espiritual, una yogini argentina, nacida en Rusia, de 87 años de edad llamada Indra Devi. Devi lo dejó pasmado con su sabiduría, y con sus relatos sobre los presuntos milagros realizados por Sai Baba.

La anciana yogi, a su vez, le había presentado a Díaz Herrera a una vidente californiana llamada Shama Calhoum. De regreso en Panamá, Díaz Herrera invitó separadamente a Devi y Calhoum, con todos los gastos pagos por las fuerzas armadas panameñas.

En uno de estos viajes, mientras Calhoum le leía el aura al coronel Díaz Herrera, la vidente le dijo: ``Tienes una gran misión por delante. Hay una causa muy importante que está esperando tu ayuda''.

Noriega, cuyos servicios secretos estaban espiando a Díaz Herrera, hizo traer a su propio asesor espiritual -el astrólogo brasileño Iván Trilha - para enfrentar a su rival. Pero Trilha no pudo evitar que el 6 de junio de 1987, Díaz Herrera hiciera sus denuncias. El resto es historia.

La semana pasada, llamé a Díaz Herrera a Perú. No había hablado con él en casi dos décadas. Me dio la impresión de que se ha distantaciado un tantode Sai Baba, aunque afirmó que sigue con enorme interés por las religiones orientales. Y también me sugirió que quizás había usado ''un poco de guerra psicológica esotérica'' en su campaña contra Noriega.

Sin embargo, Díaz Herrera admitió que lo que lo había terminado de impulsar a enfrentarse públicamente a Noriega fue ''una conmoción espiritual'' influenciada por sus yoguis. Y agregó que no se arrepiente de ello, ``aunque muchas personas pensaron que estaba loco''.

Mi opinión: aunque soy escéptico sobre los gurus que hacen trucos de magia, creo que el mundo estaría mejor si más funcionarios experimentaran ''conmociones espirituales'' como la de Díaz Herrera. Y en cuanto a las lecciones de esta historia, me pregunto, cuántas de las noticias actuales -desde la decisión de Bush de invadir Irak hasta los diálogos públicos de Hugo Chávez con el retrato de Bolívar- están influenciadas por visiones religiosas o místicas. Lo único que puedo hacer es repetirme: nunca te olvides del factor humano.