''Tenemos que establecer mecanismos de mucho mayor actividad en materia de promoción y estabilidad de la democracia'', me dijo Insulza en una entrevista telefónica desde Santiago, Chile, en aparente referencia a las crecientes amenazas a la democracia en países como Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Venezuela.

Insulza, un socialista pro-globalizador que durante los últimos 11 años ha servido sucesivamente como ministro de Relaciones Exteriores, jefe de gabinete y ministro del Interior en Chile, dijo que se propone crear un sistema de alerta temprana para prevenir golpes de estado militares o civiles.

''No podemos simplemente llegar tarde a las crisis'', me señaló. ``Hay que buscar formas de conocer los problemas desde antes, y poder intervenir en ellos antes de que las crisis se produzcan''.

En las dos últimas décadas, 14 presidentes de América Latina y del Caribe han sido forzados a renunciar a sus cargos. Y los funcionarios de Estados Unidos y varios países señalan que tienen serias dudas de que algunos presidentes actuales --como Hugo Chávez de Venezuela-- estén respetando el estado de derecho.

Insulza, cuya candidatura fue respaldada por Brasil y Venezuela desde el inicio, y sólo en el último minuto recibió el apoyo del gobierno del presidente Bush, citó el caso de Ecuador, donde el ex presidente Lucio Gutiérrez fue expulsado por un golpe legislativo el mes pasado. Aunque Gutiérrez y sus seguidores en el Congreso crearon una crisis política al despedir arbitrariamente a la mayoría de jueces de la Suprema Corte hace casi cinco meses, la OEA no mandó una misión a Ecuador hasta después de que cayera Gutiérrez.

''Probablemente, la situación en Ecuador, con algún mecanismo razonable, sin intervención, pero con algún mecanismo de mediación, pudo haberse resuelto en diciembre, y no llegar a lo que se llegó en abril'', dijo Insulza.

De acuerdo, pero ¿qué clase de mecanismo se propone crear?, le pregunté. La Carta Democrática de la OEA, que llama a la acción diplomática colectiva cuando se de una interrupción del orden democrático, está llena de lagunas jurídicas. Muchos países están en desacuerdo, por ejemplo, sobre si despedir a los jueces de la Suprema Corte consituye una ''interrupción'' de la democracia.

El ex presidente Jimmy Carter ha propuesto que los gobiernos miembros de la OEA especifiquen ''indicadores mínimos de violaciones inaceptables'' de la Carta Democrática, cosa de evitar debates interminables sobre si se debe aplicar la Carta en cada crisis política. ¿Usted está de acuerdo con esa propuesta?, le pregunté.

''En eso estoy muy de acuerdo'', dijo Insulza. ``Tenemos que buscar el mecanismo de hacerlo. Aunque sea un grupo de trabajo para ver cuáles son esas especificaciones, y proponérselas al Consejo Permanente''.

¿Y qué opina de la idea de crear una Comisión de Democracia, integrada por expertos independientes, que elaboren informes periódicos sobre el estado de la democracia en todos los países, como lo propuso también Carter?, le pregunté. Así es como funciona la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, y es de lejos el organismo más respetado --sino el único-- de la OEA, agregué.

Insulza respondió que no apoya la idea de crear una comisión semiautónoma de expertos que determinen qué países se comprotan democráticamente. En cambio, señaló que el mecanismo debería ser ``un comité dentro del Consejo Permamente''.

Preguntado sobre las declaraciones del ministro de Informaciones de Venezuela, Andrés Izarra, de que Insulza le habría dicho al canciller venezolano ''que honrraría sus compromisos con Venezuela'', el secretario general electo de la OEA respondió: ``No adquirí compromisos con ningún país. Solamente lo que he dicho en mis intervenciones públicas''.

¿Podrá rescatar Insulza a la OEA de su actual estado de cuasi irrelevancia? La gente que lo conoce desde hace muchos años dice que fue una figura clave en forjar el consenso en un país tan polarizado como Chile. Y el apodo de Insulza en Chile es ''el panzer'', porque --como los tanques alemanes de la segunda guerra mundial-- tiene la reputación de arremeter con todo.

¿Mi conclusión? Me hubiera gustado que Insulza respaldara la idea de crear una Comisión de Democracia al estilo de la Comisión de Derechos Humanos, integrada por expertos independientes. De otra forma, si se crea un comité de representantes gubernamentales, estará tan condicionado por presiones políticas y económicas que puede terminar no haciendo nada.

Sin embargo, la decisión general de Insulza de convertir la defensa de la democracia en la región en máxima prioridad es la correcta, y sus credenciales democráticas son impecables. Ojalá ''el panzer'' se lance con todo a imponer esa agenda.