Le hice la pregunta porque, en años recientes, los presidentes de El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica han realizado docenas de cumbres regionales para avanzar en la integracion regional, y es difícil para los de afuera notar algún progreso significativo.

La moneda de Guatemala esel quetzal, la de Honduras el lempira, la de Nicaragua el córdoba, y la de Costa Rica el colón, mientras que El Salvador adoptó el dólar de Estados Unidos en el 2001. Lo que es peor, el Banco Central de cada país tiene regulaciones diferentes, lo que hace que el comercio con los países de la región - y entre ellos mismos - sea una pesadilla burocrática.

Es más fácil exportar productos avícolas desde Guatemala a China, que desde Guatemala a Costa Rica, me dijo Dionisio Gutiérrez, uno de los accionistas del gigante Grupo Multi Inversiones, con sede en Guatemala, cuya cadena de comida rápida Pollo Campero opera en toda América Central, Estados Unidos, España, Indonesia y China.

Gutiérrez me contó que su grupo invitó recientemente a inversionistas chinos para interesarlos en un proyecto conjunto para construir viviendas de bajo costo en América Central. Pero los potenciales inversionistas chinos decidieron que les saldría demasiado caro montar cinco estructuras legales, y cinco estructuras contables, para un mercado regional tan pequeño.

''Es una tragedia'', me dijo Gutíerrez. ``Es un asunto de falta de voluntad política de los presidentes. Hemos estado hablando de la integración de América Central por 15 años, pero estoy muy frustrado''.

La Comunidad Europea, que está negociando un tratado de libre comercio con América Central, está poniendo presión sobre la región para estandarizar sus economías y sistemas legales. El secretario de España para asuntos de la Unión Europea Alberto Navarro me dijo recientemente en una entrevista que ''es absurdo'' que hayan cinco monedas en la región.

En efecto, en un mundo de grandes bloques regionales, países centroamericanos como El Salvador -con una población de 7 millones de personas- son demasiado pequeños para atraer grandes inversiones si no pueden servir como trampolín para exportar desde su territorio al resto de la región sin impuestos aduaneros y con pocos obstáculos burocráticos.

Saca, cuyo país está creciendo a un saludable 4 por ciento y según cifras oficiales ha reducido la pobreza del 65 por ciento al 30 por ciento de la población en los últimos 12 años, rechazó las críticas que el proceso de integración centroamericano se está moviendo demasiado despacio. A los europeos les tomó mas de 40 años llegar a la Unión Europea actual, señaló.

Saca resaltó que cuatro países de América Central -El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua- recientemente adoptaron una visa común centroamericana, que permite el libre movimiento de personas en todos los países centroamericanos con la excepción de Costa Rica. Simultáneamente, los mismos cuatro países han adoptado un pasaporte común centroamericano, afirmó.

Y el paso siguiente -una unión aduanera- está muy cerca de materializarse, dijo Saca. Cerca del 95 por ciento de los productos centroamericanos ya se están moviendo libres de impuestos aduaneros a través de la región, con la excepción de Costa Rica. Sólo resta resolver problemas con ciertos productos clave -incluyendo ázucar, café, y bebidas alcohólicas- para llegar al 100 por ciento en los cuatro países, señaló.

El proceso de integración está avanzando rápidamente, pero ha sido retrasado por Costa Rica, donde el gobierno todavía no ha aceptado el libre tránsito de personas que ya rige entre sus vecinos, y cuyo Congreso todavía no ha ratificado el tratado de libre comercio con los Estados Unidos, afirmó Saca. Costa Rica, que tiene la economía más avanzada de la región, dice que ya está inundada de inmigrantes de los países vecinos, y por lo tanto no puede permitirse una política de fronteras abiertas.

Otros funcionarios salvadoreños me señalaron que otro país que se mueve a paso de tortuga es Nicaragua, cuyo presidente izquierdista Daniel Ortega ha forjado una alianza con Venezuela, y que se opondría a un Banco Central supranacional que podría por ejemplo prohibir que los presidentes puedan imprimir dinero a su propio capricho.

Mi opinión: no tengo idea de quién es el culpable, pero el hecho de que América Central tenga cinco bancos centrales, cinco monedas, y cinco legislaciones de inversión diferentes, es absurdo. Es algo que ahuyenta las inversiones de nacionales y extranjeras, que podrían convertir la región en un centro manufacturero y de servicios importante para la exportación hacia Norteamérica y Suramérica.

Si los líderes centroamericanos no se mueven más rápido hacia la integración regional, a lo mejor Washington debería seguir los pasos de Europa, y ponerle más presión a los presidentes de la región para que avancen más rápidamente como condición para otorgarles más asistencia económica o preferencias comerciales en el futuro. Les apuesto 10 lempiras que eso aceleraría el proceso, para el bien de todos.