Antes de evaluar si García está hablando con sinceridad, o si son promesas vacías de un populista errático, veamos los tramos más significativos de la entrevista que me concedió en su despacho pocos días despues de ganar la elección.

Sentado en su escritorio y fumando un cigarrillo, García negó reportes de la prensa según los cuales habría dicho que exigirá una renegociación del recientemente firmado Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, cuya ratificación está pendiente en el Congreso peruano. La prensa había citado a García diciendo que exigiría una "revisión" del tratado antes de apoyarlo en el Congreso, lo que generó alarma en círculos empresariales.

Según me dijo García, se trató de una malinterpretación por ''el alarmismo propio de los periodistas''. El acuerdo de libre comercio, tal como fue firmado por el presidente Alejandro Toledo, permite que cualquiera de sus partes soliciten una renegociación después de algunos años, pero eso sólo sucederia post-tlc si Perú llega a la conclusión de que el acuerdo le hace más daño que bien, señaló.

''La tendencia actual del partido (APRA, que ganó las elecciones) es apoyar es apoyar (el tlc), y resguardar lo más posible lo que signifique el problema agrícola y el problema de la medicina internamente'', dijo. ``Probemos, lo peor en el mundo es negarse antes de probar''.

Preguntado sobre sus planes en materia de política exterior, dijo que "la políitica exterior del Perú no ha sido lo mas desacertado de Toledo, de manera que hay que continuar con el tema de la apertura del mercado mundial, el tema de la convocatoria de capitales de manera intensa dentro de una democracia...Yo creo que eso es un lado positivo''.

Agregó: ``Mi preocupación es la política interior. Es decir, cómo traducir eso en inversiones eficaces o en estímulo suficiente para que el capital nacional que es el que va a ir a las zonas más alejadas pueda dar empleo y mejorar el bienestar''.

García dijo buscará un tratado de libre comercio con Brasil, ''un país fundamental'', y describió a Chile como ``un ejemplo estupendo de inteligencia política, de convocatoria al capital externo, y de estado activo''.

Sobre el presidente venezolano Hugo Chávez, a quién durante la campaña había acusado de interferir en los asuntos internos peruanos por haber apoyado a su rival Ollanta Humala, García rechazó versiones de que tratara de liderar un bloque anti-chavista.

''El loco no voy a ser yo'', dijo García. "No pretendo ser el mesías de la democracia dentro de Venezuela. Creo que el pueblo venezolano ha alcanzado en un momento la madurez suficiente para encontrar un líder que le permita hacer frente democráticamente al señor Chávez''.

¿Será García un líder responsable, moderno y democrático? Los escépticos dicen que se verá forzado a tomar medidas populistas para apaciguar a sus seguidores izquierdistas, y ganarse el apoyo del 47 por ciento de los peruanos - muchos de ellos indígenas y campesinos - que votaron por su rival Humala. Asimismo, muchos temen que Humala, con ayuda venezolana, paralice el país con protestas callejeras, tal como lo hizo el líder cocalero Evo Morales antes de llegar a la presidencia en Bolivia.

Preguntado sobre esta última posibilidad, García me dijo que ``Estoy convencido que Chávez es suficientemente prágmatico para saber hasta aquí puedo ir, y hasta alla no puedo ir. Los matones de barrio siempre tienen un límite cuando se encuentran con alguien que los pone en su sitio''.

Y los seguidores de García dicen que el presidente electo no recaerá en su populismo del pasado, porque ha aprendido de su desastroso primer mandato de 1985 a 1990, y ahora quiere ganarse un lugar en la historia como un buen presidente.

Mi conclusión: me impresionó positivamente el hecho de que García reconociera que el gobierno de Toledo, que saneó la economía peruana, haya tenido algunos logros.

Uno de los mayores problemas de América Latina es el tener demasiados presidentes mesiánicos que deshacen todo - lo bueno y lo malo - que hicieron sus predecesores. Eso cambia las reglas del juego cada vez que entra un nuevo gobierno, desalienta las inversiones a largo plazo, y aumenta la pobreza.

Si en su nuevo mandato García construye sobre lo que heredará, será una gran noticia para toda América Latina. Perú seguirá los pasos de Chile, y en cierto sentido de Brasil y Uruguay, en probar que en América Latina está ganando terreno una izquierda responsable, moderna y globalizada.