La decisión de Uruguay de intentar un tratado comercial bilateral con Washington significaría un duro golpe al mercado común sudamericano, Mercosur, fundado hace 14 años por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Bajo las reglas del bloque, sus miembros no pueden negociar individualmente tratados de libre comercio con terceros paises, y tanto Brasil como Argentina --los miembros ms grandes del Mercosur-- han suspendido negociaciones con Washington hasta tanto Estados Unidos reduzca sus subsidios agrícolas.

Asimismo, la movida de Uruguay abriría una brecha en el grupo de gobiernos izquierdistas de América del Sur, que hasta hace poco presentaban sus lazos ideológicos como una gran oportunidad para incrementar la cooperación regional. El mes pasado, Mercosur le dio la bienvenida como miembro pleno a Venezuela, cuyo presidente Hugo Chávez dijo que jamás firmaría un acuerdo que libre comercio con Estados Unidos.

''Estamos regateando con todos'', señaló el ministro de Agricultura de Uruguay, José Mujica, un exguerrillero Tupamaro y uno de los miembros más poderosos de su gobierno, en una entrevista telefónica. ``Tenemos que tratar de hacer proliferar los acuerdos comerciales con Estados Unidos, China, y todos los países que podamos, pero tampoco queremos darle la espalda a la región (Sudamericana)''.

Cuando el presidente de Uruguay, Tabare Vázquez, asumió su cargo el año pasado como el primer líder de izquierda en la historia reciente de su país, decenas de miles de uruguayos salieron a las calles a festejar lo que veían como una nueva era de mayor distanciamiento político de Washington, y de mayor cercanía con los gobiernos de izquierda de Brasil y Argentina.

Pero a principios de este mes, el ministro de Economia de Uruguay, Danilo Astori, sorprendió a todo el mundo al anunciar el posible inicio de negociaciones de libre comercio con Washington. Poco después, el ministro de Agricultura, Mujica, señaló que los compromisos del Mercosur ``no sirven para un carajo''.

Argentina y Brasil --como así también algunos otros miembros del gabinete Uruguayo-- inmediatamente pusieron el grito en el cielo. Sin embargo, el presidente uruguayo hasta el momento ha respaldado a sus ministros de Economía y Agricultura, y según reportó la prensa esta semana ha designado una comisión para explorar negociaciones bilaterales con el gobierno del presidente Bush.

A juzgar por lo que escuché de funcionarios uruguayos y diplomáticos extranjeros aquí, Uruguay quiere tratar de convencer a sus vecinos de que el Mercosur inicie pláticas de libre comercio con Washington como un bloque. Si eso no sucede, Uruguay va a pedir un permiso especial para que se le permita negociar unilateralmente. Y si eso no funciona, Uruguay podría desafiar al Mercosur y empezar negociar por sí solo.

Uruguay, un país pequeño de apenas 3.5 millones de habitantes, dice que sus vecinos más grandes están protegiendo a sus productores domésticos, y que eso está haciendo añicos a las exportaciones uruguayas.

Las exportaciones uruguayas a sus socios mayores del Mercosur han caído de más del 70 por ciento de las exportaciones totales del país a finales de la década del noventa a un 23 por ciento de sus exportaciones en la actualidad. Mientras tanto, las exportaciones de Uruguay a los Estados Unidos se han disparado a un 24 por ciento de sus exportaciones totales.

''Se está perdiendo la mística de la integración'', me dijo Didier Opertti, ex ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay y actual secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). El comercio intrarregional del bloque cayó de unos $40,000 millones en 1998 a $21,000 millones en el 2005, señaló.

''El perfil económicamente proteccionista y políticamente nacionalista de estos gobiernos genera problemas dentro del bloque: aunque coinciden en el antiimperialista, su nacionalismo económico los lleva a roces y conflictos'', me señaló Carlos Montero, editor del boletín electronico Síntesis Económica Mercosur (www.sintesis.org.)

A principios de esta semana, le pregunté a la canciller de Paraguay, Leila Rachid, si su país seguirá el ejemplo de Uruguay, como muchos industriales paraguayos están pidiendo. La respuesta de Rachid fue, ``Paraguay tiene la voluntad plena de seguir perteneciendo al Mercosur. Eso no significa que estemos conformes con cómo está funcionando Mercosur''.

Mi conclusión: Mercosur se está convirtiendo cada vez más en un bloque político --más que económico--, especialmente desde su reciente decisión de incorporar a Venezuela. A menos de que empiece a reducir en serio sus barreras comerciales internas y a buscar tratados de libre comercio con mercados mucho más grandes en América del Norte, Europa y Asia, pronto empezará a perder a algunos de sus miembros, y se convertirá en una burocracia irrelevante.