Cuando a las pocas horas de su muerte apareció el video en que el Rodrigo Rosenberg, un prestigioso abogado, decía frente a las cámaras con una frialdad espeluznante: "Si usted está en este momento oyendo o viendo este mensaje, es porque fui asesinado", para después culpar directamente al presidente guatemalteco, Álvaro Colom; a su esposa Sandra y a su círculo más cercano, el caso desató una inmensa crisis política en un país donde la gente desconfía de las instituciones. Y no les faltan motivos, pues el 96,5 por ciento de los asesinatos del año pasado quedó en la impunidad. Pero el del abogado Rosenberg pasó a hacer parte del pequeño grupo de casos esclarecidos. Y dejó a los guatemaltecos boquiabiertos.

En un giro digno de un guión de Hollywood, la investigación presentada el martes concluyó que la víctima se inmoló, al planear y pagar su propia muerte, en mayo de 2009, para vengarse del presidente Colom, al que culpaba del asesinato un mes antes de dos amigos muy cercanos: el empresario Khalil Musa y su hija Marjorie, con quien tenía una relación sentimental.

El esclarecimiento de este asesinato, sensible en cualquier país, era una prueba de fuego en Guatemala. Si la conclusión hubiera venido de la justicia ordinaria, quizá nadie le habría creído, pero la investigación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), liderada por el fiscal español Carlos Castresana y auspiciada por la ONU, mostró pruebas científicas, circunstanciales y testimoniales sólidas. Se trataba de un crimen emblemático y no se escatimaron los esfuerzos. Trescientos investigadores trabajaron durante ocho meses. Se analizaron 100.000 llamadas, más de 9.000 documentos y se hicieron 260 operativos con funcionarios de 11 países. "Sabíamos que él era el autor de su propio crimen más o menos desde el mes de junio. El resto ha sido un trabajo ímprobo por fortalecer la prueba de manera que nadie pudiera dudarlo", explicó Castresana en conversación con SEMANA. "Las dudas de estos días son razonables porque la gente necesita tiempo para hacerse a la idea, de la misma manera que lo necesitamos nosotros. Nos costó seis meses y espero que a Guatemala le cueste menos, pero es verdad que es un sapo difícil de tragar", reconoce.

La conclusión se entiende gracias al conjunto de todas las pruebas, pero especialmente gracias a los celulares que se usaron como herramientas para facilitar el crimen. El equipo de investigadores demostró que Rosenberg hizo creer a dos amigos que lo estaban amenazando de muerte para que le ayudaran a librarse del autor de ese chantaje. Estos lo pusieron en contacto, a través de unos escoltas, con unos sicarios.

Pero la investigación demostró que el abogado utilizó dos celulares que fueron definitivos para esclarecer el modus operandi: desde uno, él se enviaba falsas amenazas a través de terceras personas, y el otro lo usaba para darles las indicaciones sobre la víctima –o sea él– a los sicarios, que creían que se trataba de otra persona. En realidad, eran las instrucciones para que lo balearan a él mismo aquel 10 de mayo mientras montaba bicicleta y escuchaba su i-pod.

Los investigadores, gracias al rastreo y la ubicación de las llamadas, lograron establecer que los celulares de donde salían las amenazas y los que las recibían estaban en la misma área geográfica. Por otro lado, confirmaron que el teléfono fue comprado por el chofer de Rosenberg y registrado por su oficina. Al atar cabos, las piezas del rompecabezas coinciden y la conclusión, tan aparatosa a primera vista, cobra sentido. "Eso es lo que cambia completamente el panorama de la tesis inicial con la que nosotros, como cualquier persona sensata, iniciamos la investigación (que esta persona había sido asesinada por terceros) hasta llegar a la conclusión que nos resultó tan extravagante como a cualquiera que se acerque por primera vez a los hechos de que la misma persona que ordena es la que termina muriendo", asegura Castresana.

La motivación del video en el que acusa al presidente Colom es mucho más subjetiva. Sin embargo, a partir de la reconstrucción de los últimos años de la vida de Rosenberg, los investigadores de la Cicig aventuraron una hipótesis. El abogado se encontraba en un difícil momento emocional.

Lo primero fue el impacto que tuvo el asesinato Khalil Musa y su hija. Rosenberg estaba convencido de que fueron víctimas de la trama de corrupción en el Banco Rural de Desarrollo (Banrural), que denuncia en el famoso video. Y estaba indignado con la justicia porque no resolvía el crimen. Por otro lado, había recibido duros golpes sicológicos recientemente. La muerte de su madre lo había devastado, así como su segundo divorcio y la pérdida de la custodia de sus hijos pequeños. Los investigadores concluyeron que esos tres elementos influyeron en su decisión.

"Eso hace un coctel explosivo que lleva a esta persona a una determinación que uno no entiende sensata ni razonable –explica el fiscal Castresana–. Pero yo insisto en que se trataba de un individuo honorable, porque él firma con su sangre y con el precio de su vida aquello que cree. Y lo hace de manera altruista para cambiar su país, del que está desesperado".

El presidente Colom celebró que se había acabado con esta "infamia", pero el gobierno no pasa invicto. La Cicig denunció cómo Salvador Gándara, el entonces ministro de la gobernación, trató de desviar la investigación con un falso testigo para enlodar a los principales líderes opositores, y les hizo perder tiempo precioso.

Aunque analistas y editoriales exaltaron el trabajo de la Cigic en el caso Rosenberg, su trabajo no ha concluido. Ahora se abren nuevas líneas de investigación y los guatemaltecos están ansiosos por que esclarezca también los casos de los asesinatos de Khalil y Marjorie Musa, así como las denuncias de corrupción en el Banco Rural de Desarrrollo. Aunque son optimistas, los investigadores llegaron tarde a la escena del crimen en esos dos asesinatos, un mes después, y por tanto las pruebas representan un obstáculo más grande para que estos también entren en ese escaso 3,5 por ciento de homicidios que son esclarecidos en Guatemala.