Y ni siquiera en este punto hay consenso: desde este miércoles y hasta el viernes, Naciones Unidas decide en Viena cuál será su política contra las drogas en los próximos diez años, en medio de un sentimiento de ambivalencia, y en muchos casos frustración, sobre la efectividad de las políticas internacionales para combatir ese flagelo.

Los participantes esperan adoptar una Declaración Política y un Plan de Acción que incluya los nuevos objetivos en la lucha antinarcóticos como cierre del año de reflexión declarado en 2008.

Según informa desde Viena la periodista de la BBC Bethany Bell, los críticos de las políticas de la ONU dicen que éstas han fracasado y contribuyen a la violencia y la inestabilidad; sin embargo, la organización internacional insiste en que se han registrado progresos.

"Fracaso"

Un informe de la Comisión Europea, presentado antes de la reunión, hace duras críticas al desempeño de la ONU, el cual -dice- no ha frenado el consumo.

"El panorama ha mejorado algo en los países más ricos, mientras que en otros ha empeorado, y para algunos empeoró brusca y significativamente, como en unos pocos países en desarrollo o transición", enfatiza el documento.

"La situación mundial de drogas parece estar más o menos en el mismo estado en que se encontraba en 1998", añade el informe que se basó en un estudio realizado en 18 países, entre ellos Brasil, Colombia, México y Estados Unidos.

Entretanto, más de 300 organizaciones no gubernamentales sostienen que la ONU no sólo falló en cumplir sus metas de lucha contra las drogas en la década pasada, sino que durante ese lapso se observó un aumento en la producción de esas sustancias ilícitas.

"Estabilización"

Pero el director ejecutivo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), Antonio María Costa, discrepa y piensa que la estrategia de la ONU sí ha permitido contener el flagelo.

Costa asegura que el número de personas que consumen droga, alrededor del 5% de la población mundial, se ha estabilizado.

De acuerdo con él, la cifra de personas que consumen narcóticos ilícitos al menos una vez al año alcanza los 208 millones, el 4,9% de la población del planeta entre 15 y 64 años de edad.

A la vez el director del ONUDD reconoció que la política antidrogas de la década pasada ha tenido como una de sus imprevistas consecuencias el fortalecimiento del crimen organizado.

La complejidad

Pese a las discrepancias, lo que todos reconocen es la complejidad de un problema cada vez más acuciante y se preguntan qué tipo de consenso se puede lograr para una estrategia internacional.

Más si se tiene en cuenta que -señalan los analistas- no hay dos países que tengan una misma visión sobre un combate que posee implicaciones penales, de salud pública y de relaciones internacionales.

No obstante, hay bloques con enfoques similares: Rusia y Estados Unidos abogan por la continuación de algunas de las políticas tradicionales en el combate contra las drogas, mientras que países europeos y de América Latina prefieren poner el énfasis en la educación pública y el tratamiento de los adictos en lugar de la criminalización.

De hecho, una comisión liderada por personalidades como los ex presidentes de Colombia César Gaviria; México, Ernesto Zedillo y Brasil, Fernando Henrique Cardoso, ha solicitado, entre otras propuestas, descriminalizar la posesión de marihuana para uso personal y tratar el problema como un asunto de salud pública.
La magnitud en cifras

Debates aparte, se calcula que la delincuencia organizada maneja en el mundo un mercado de US$320.000 millones.

Para la década pasada, Naciones Unidas acordó una política contra las drogas cuyo objetivo era liberar al mundo de ellas. Hoy la Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas se contenta con hablar de una estabilización del mercado.

Los observadores señalan que la estrategia de erradicación no ha fracasado por falta de esfuerzos. Sólo Estados Unidos invierte unos US$40.000 millones para el eliminar el suministro de drogas.

Según datos publicados en la revista "The Economist", cada año el país arresta a un millón y medio de sus ciudadanos, de los que pone entre rejas a medio millón por delitos relacionados con drogas.

Junto a esto, en el mundo en desarrollo, el tráfico está íntimamente relacionado con el derramamiento de sangre. En México, más de 800 policías y soldados han sido asesinados desde diciembre de 2006, mientras que el promedio del total de muertes por causa del narcotráfico asciende a unas 6.000 por año.

En cuanto a producción, la cocaína se ha mantenido estacionaria, en unas 900 toneladas anuales estimadas, mientras que el opio ha llegado al doble de lo que se producía en 1998.

Lo que mucha gente se pregunta es si el cambio desde una estrategia que contempla la eliminación, a una que se conforma de manera realista con la simple contención, no está augurando lo que parece ser el próximo paso lógico: la despenalización de las drogas.

Nada parece indicar que semejante medida sea contemplada siquiera como posibilidad.