Crece el escándalo por el caso de la infiltración de la supuesta guerrillera de las Farc Marilú Ramírez Baquero en los círculos de inteligencia de las Fuerzas Armadas. De una parte, se revelan nuevos datos de quién y cómo esta mujer ingresó a la Escuela de Guerra en donde se forman los coroneles de la Policía y del Ejército que llegarán a las cúpulas de los organismos de seguridad del Estado y de otro varios analistas reflexionan sobre qué tan vulnerable son éstas.

El último dato lo reveló en su edición de este jueves el diario El Tiempo que señala a dos generales de la República de haber sido los hombres que dieron la recomendación para que ella estuviera en los cursos reservados a personas de absoluta confianza. Ellos, por su parte, rechazan el señalamiento con vehemencia y reclaman su inocencia. Piden, por ejemplo, que se muestre un documento escrito firmado por ellos para sustentar esta aseveración.

Según el rotativo, se trata de los generales (r) Javier Hernán Arias, ex comandante de la IV División, y Manuel Guillermo Franco, que tuvo a su cargo el reclutamiento del Ejército en la administración Pastrana.
Dice el diario que los dos oficiales firmaron cartas de recomendación para que Marilú Ramírez, la presunta guerrillera, pudiera entrar en 2005 al Curso Integral de Defensa Nacional (Cidenal) de la Escuela Superior de Guerra, al que sólo tienen acceso los coroneles que hacen curso para general y algunos altos funcionarios.
 
Arias niega enfáticamente esta acusación y aunque acepta que él sí conoció a la mujer en Florencia, Caquetá, en los tiempos de la zona de distensión jamás le firmó un documento para recomendarla. Aunque explica que no recuerda sí la recomendó verbalmente para que entrara al curso.

Arias se retiró en 2003 y Franco en 2001. Él estuvo al frente del recibimiento de 242 miembros del Ejército que estaban secuestrados y fueron liberados por las Farc en 2001.

El periódico también asegura que el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y el comandante de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla de León, dirigen personalmente la investigación interna que se inició tras la captura de Ramírez Baquero, a quien la Fiscalía relaciona con el atentado contra la Universidad Militar de octubre del año pasado.
 
La investigación, que por el momento no tiene implicaciones penales, busca establecer cuál era la relación entre los dos curtidos oficiales con la mujer que el pasado 25 de octubre fue acusada de rebelión, terrorismo y concierto para delinquir.
 
Los oficiales por su parte rechazaron en varias entrevistas durante las últimas horas la sindicación y dicen que ella abusó de su buena fe porque se presentó como una abogada que ayudaría a los militares envueltos en problemas judiciales.

¿Qué tan blindadas están las Fuerzas Armadas?
 
La revelación se produjo en momentos en que se discute si hubiera sido posible evitar esta infiltración y cuáles fueron las fallas para que esto ocurriera. Fuentes de Inteligencia del Ejército consultadas por Semana.com aseguran que las herramientas para verificar los antecedentes de quienes acceden a cursos, instalaciones o información exclusiva de las Fuerzas Militares, no son suficientes para detectar a tiempo quién es el enemigo.

Incluso se aceptó que para estar dentro de un curso del Cidenal se verifican datos ‘superficiales’ que no permiten identificar si una persona está infiltrada. No se puede, por ejemplo, hacer una inspección en el domicilio, comprobar estudios anteriores, determinar relaciones personales o laborales del candidato al curso. Miembros de inteligencia aseguran que sólo con una Ley de Inteligencia se podría ir hasta el fondo de una persona que participaría de información confidencial de las Fuerzas Militares.

Hoy no existe eso. Todo indica que la iniciativa próxima a ser radicada en el Congreso no contempla la posibilidad de que las Fuerzas Militares indaguen a fondo no sólo a los civiles que participan de actividades militares, sino a los propios militares. Por eso existe la probabilidad de que haya más personas infiltradas, en distintos niveles. Se recuerda que hace unos meses, el Ejército vivió otro escándalo por la infiltración de los narcotraficantes del Valle en la III Brigada, con sede en Cali. 

Para evitar esto, es necesario preparar más a los hombres que luchan en contra de la delincuencia. Un coronel retirado del Ejército por eso recuerda una frase que alguna vez se le oyó al ‘Mono Jojoy’. Decía algo así: “el gran problema es que muchos creen que las Farc no comen en hamburguesas Mc Donald’s, ni van al cine a los centros comerciales, ni viajan a Cartagena a pasar vacaciones. Nosotros no sólo somos micos en la selva”.

Dicen miembros del Ejército que aunque no se hubiera ocupado el campamento de Carlos Antonio Losada, a Marilú Ramírez la hubieran identificado de cualquier forma. Sin embargo, tardaron mucho tiempo. Si las acciones de inteligencia y contrainteligencia hubieran sido rápidas se hubieran evitado atentados como el de la Escuela Superior de Guerra en Bogotá, en octubre del año pasado, cuya responsable según la Fiscalía fue Ramírez.

“El problema que una persona como Ramírez haya estado durante dos años no es tanto la información académica que haya obtenido, sino los contactos que haya logrado. Seguramente sacó provecho de cuanto oficial pudo haber conocido para sacar información de primera mano sobre seguridad”, dice un mayor de la Escuela de Inteligencia.