A Hosni Mubarak le va a salir caro el recibo del gas. El pasado 11 de febrero perdió la presidencia de Egipto, que la disfrutaba desde 1981, pero lo mejor aún está por llegar: ahora le amenazan con pasarle la factura del acuerdo sellado en secreto con empresas israelíes para suministarles gas natural a precio de saldo.

En la plaza Tahrir, escenario principal de la revuelta popular egipcia, la venta de gas natural a Israel fue uno de los motivos esgrimidos por el movimiento de protesta. Y las exportaciones, que empezaron en el 2008, están prácticamente interrumpidas desde el pasado mes de febrero, cuando el gasoducto sufrió el primero de una serie de actos de sabotaje. A Mubarak se le acusa ahora de haber reducido el suministro de gas a los egipcios y de haber autorizado las exportaciones a Israel a un precio ruinoso.

El acuerdo con Israel es un secreto que Mubarak no se llevará a la tumba política. Se le acusa de haber “perjudicado los intereses nacionales” por un total de “más de 714 millones de dólares”, según el fiscal que ha interrogado al ex presidente. Y el anterior ministro del Petróleo, Samih Fahmy, y cinco altos funcionarios ya han sido encarcelados.

La historia de la operación no tiene desperdicio. El gas egipcio es explotado por la compañía gubernamental Egyptian Natural Gas Holding Company, pero la venta a Israel tuvo que ser autorizada por Mubarak y los servicios de inteligencia, que, entre otras cosas, demostraron su sabiduría al asegurarse un porcentaje de la transacción. Pero el suministro de gas, a diferencia del gasoducto, no siguió una línea recta.

El negocio fue obra una empresa privada propiedad de Husein K. Salem, un antiguo agente secreto y amigo de Mubarak, y de un empresario israelí, Yosef Meimam, propietario del 25% de East Mediterranean Gas Company. Los detalles de la operación se han mantenido durante los últimos tres años en el más absoluto secreto, pero, según lo informado la gubernamental Middle East News Agency, el negocio ha sido redondo. Salem, el amigo de Mubarak, consiguió que a Meiman, su socio israelí, se le vendiera gas natural al precio de 1,25 dólares por millón deBTU (acrónimo de British Thermal Unit, una unidad británica de energía). Y Meiman negoció a continuación con los posibles compradores israelíes. Según PFC Energy, con sede en Washington, Turquía, Grecia e Italia pagaban entonces entre 7 y 10 dólares por un millón de BT. Es decir, Egipto perdió gas, aunque posteriormente el precio de venta aumentó hasta 4 dólares por cada millón de la citada unidad.

Tres años después, Mubarak deberá explicar el porqué de este extraño recibo del gas; Salem ha puesto pies en polvorosa después del triunfo de la revuelta popular egipcia, e Israel, cuyas necesidades en cuanto a gas natural las satisfacía Egipto en un 40%, se pregunta cómo serán las relaciones después de Mubarak.