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30/01/2011 | ¿Efecto dominó? Sí, pero a su ritmo

Ignacio Cembrero

Intelectuales y académicos magrebíes y del sur de Europa reflexionan sobre la propagación por el norte de África de las revoluciones tunecina y egipcia .

 

Un plantel de intelectuales y académicos del Magreb analizan, junto con un catedrático español y otro francés, la sublevaciones populares que agitan el norte de África y se preguntan sobre su posible propagación por toda la región. Pese a que Túnez tenía algunas especificidades -más autoritarismo, mayor nivel de educación y un Ejército neutral-, todos creen que la onda expansiva se va a extender por la zona sin que forzosamente provoque los mismos efectos.

- "Provocar el cambio y no padecerlo". "La revolución tunecina incita ya a las autoridades de otros países árabes a rebajar la intensidad de la represión y a no perjudicar el poder adquisitivo de las clases populares", señala el marroquí Fouad Abdelmoumi, consultor en desarrollo. "Gracias a Túnez opositores, sindicatos e intelectuales constatan que las ansias de cambio pueden ser fuertes aunque no sean visibles. Entre los dirigentes políticos y los militares menos corruptos Túnez suscita también, probablemente, el deseo de provocar un cambio para controlarlo y no padecerlo. El efecto podría ser comparable al de la revolución francesa, que no arrastró a las monarquías europeas pero sí señaló una tendencia global hacia la democratización, a menos que sea equiparable al de Europa del Este, donde cayeron unos detrás de otros".

- "Es difícil que cobre la misma envergadura en Argelia y Marruecos". "Se está propagando la revolución", afirma Bernabé López, profesor de historia del islam de la Universidad Autónoma de Madrid. "Lo vemos en Egipto. Es más difícil que cobre esa envergadura en Argelia y Marruecos. El miedo a la guerra civil, tan reciente en el caso argelino, es un factor inhibidor. En Marruecos las autoridades han dado instrucciones para impedir manifestaciones y no provocar a la gente. Los partidos, "disciplinados", no se salen del guión. La calle, ilusionada con lo que ocurre en Túnez, lo expresa a sus adentros. El supuesto enemigo exterior-la pérfida Argelia y los insidiosos españoles- constituyen un factor inhibitorio".

- "Si tiene éxito, Túnez se impondrá como modelo definitivo". "Para las opiniones públicas árabes el desafío de la revolución tunecina, y ahora la egipcia, es enorme", explica el argelino Kamel Daoud, columnista de Le Quotidien d'Oran. "Si tienen éxito se impondrán como un modelo definitivo. Si fracasan serán utilizadas como pretexto por los regímenes autoritarios para reiterar de nuevo la misma ecuación: nosotros o el caos. La revolución tunecina va a propagarse, pero cada vez con sus especificidades locales", concluye el analista del diario argelino.

- "La sociedad tunecina es la más occidentalizada". "Los sentimientos de frustración de los pueblos de África del norte y sus anhelos son muy similares", sostiene el francés Pierre Vermeren, profesor de historia del Magreb de la Universidad de La Sorbona. "Ahora bien la sociedad tunecina es más occidentalizada, tiene un más alto nivel de educación, las clases medias son más amplias y, sobre todo, los intelectuales son más numerosos. Acostumbrados a haber sido un ejemplo en el mundo árabe en tiempo de Habib Burguiba (1956- 1987), los tunecinos se consideraban humillados por una dictadura que les colocaba en la cola del pelotón de las libertades al menos en el Magreb".

- "Han comprendido que la calle es más fuerte que esos regímenes agotados". "Los egipcios se movilizan como en su día los tunecinos y les piden incluso consejos sobre cómo hacerlo", asegura la tunecina Khadija Mohsen-Finan, profesora de historia del Magreb en la Universidad de París VIII. "Han comprendido que la calle es más fuerte que esos regímenes desgastados, agotados y corruptos y cuyos aliados occidentales les pueden dejar caer. Tunecinos y egipcios dicen en el fondo lo mismo. Se rebelan contra la desigualdad en el reparto de riquezas, la corrupción generalizada, la ausencia de un proyecto nacional, la falta de perspectivas para los jóvenes. Aun así hay diferencias. En Egipto, como en Argelia, el Ejército está del lado del poder. En Argelia la población teme sobre todo verse de nuevo sumida en la violencia. En Marruecos, aunque la legitimidad es mayor, no está excluido un brote de violencia contra la carestía, contra el Gobierno, contra el sistema, pero preservando al rey. Estuve allí la semana pasada. Las élites repetían que el caso tunecino no puede contagiarse a Marruecos, mientras los taxistas afirmaban al hablar de la caída de Ben Ali: 'Es lo que sucede a los príncipes que mienten a sus pueblos".

- "El autoritarismo es un elementos común a todos". "Túnez está teniendo efectos sobre otros paises como Egipto y Argelia y puede generar otras reacciones, aunque no exactamente de la misma naturaleza, en Libia y Marruecos, sobre todo si logra establecer un mejor sistema político en Túnez", señala el argelino Azzedine Laayachi, profesor de historia de Oriente Medio de la Universidad St. John's de Nueva York. "Los tunecinos son los que más han sufrido la represión política, más que los egipcios y los argelinos. Lo que une a todos esos países es el carácter autoritario de los regímenes que les gobiernan".

- "Los partidos e incluso la sociedad civil no desempeñan ningún papel". "La revolución tunecina solo inspira a los pueblos porque, tal y como se desarrolló, fue obra del pueblo y solo del pueblo", sostiene el tunecino Amine Ghali, director del Centro de Transición Democrática Kawakibi. "Los partidos políticos, la sociedad civil e incluso los sindicatos no han desempeñado ningún papel en esta revolución. Existen muchas similitudes entre los vecinos empezando por el carácter dictatorial del Estado y el abismo entre una camarilla que saca provecho, alrededor del jefe del Estado, y la gran mayoría del pueblo. Ahora bien, Túnez era un Estado policial, no militar. Gracias a la neutralidad del Ejército derrocar a un Estado policial ha sido una tarea relativamente fácil".

- "En otros países árabes los islamistas tienen una fuerta capacidad de movilización". "Si se analiza el régimen de Túnez este era de los más autoritarios y cerrados no solo del Magreb sino del mundo árabe", recuerda el argelino Abdennour Benantar profesor del Centro de Economía Aplicada para el Desarrollo. "Esto explica en buena medida el carácter popular de la revolución que se hizo sin partidos políticos. En otros países árabes, en cambio, las corrientes políticas islamistas poseen, pese a ser reprimidos, una fuerte capacidad de movilización. Esto puede reforzar y politizar aún más la movilización popular y también radicalizarla. Así los regímenes podrían justificar una mayor represión".

El Pais (Es) (España)

 


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