La invasión estadounidense de Iraq fue pensada como una guerra pequeña. Lo que determina que una guerra sea o no pequeña no sólo es su duración, sino su objetivo. "Las grandes potencias desencadenan guerras pequeñas para reafirmar su control sobre poblaciones extranjeras, no para defenderse", ha escrito Andrew Bacevich, coronel que luchó en Vietnam y que ahora es profesor de la Universidad de Boston (The limits of power).¿Qué fue entonces la invasión de Iraq: la excepción o la norma?
Max Boot, especialista en cuestiones militares, escribió hace años lo siguiente: "Después del ataque terrorista contra la comunidad norteamericana, el presidente ordenó a las tropas que entraran en acción. Durante meses, las unidades, con el empleo de la última tecnología, peinaron las áridas montañas y los valles en busca del cerebro que organizó el ataque" (The savage wars of peace).Pero Boot no se refería ni a la guerra de Afganistán, desencadenada en el 2001 como respuesta al 11 de septiembre, ni a la de Iraq, iniciada en el 2003 con unos objetivos que, según quién sea el observador, van desde la defensa de la libertad (como dice el excepcionalismo americano) hasta el expansionismo, que a menudo se confunde con la expansión de la democracia. Boot, neoconservador, se refería a la operación estadounidense en México para castigar en 1916 un ataque de Pancho Villa en Nuevo México.
Pancho Villa fue citado por Boot para defender su tesis de que la gran guerra (las dos mundiales) son la excepción en la historia militar estadounidense, cuya norma ha sido la guerra pequeña. Más tarde, Robert Kagan, otro neoconservador, repasó las guerras pequeñas para concluir que George W. Bush no se apartó del guión (Dangerous nation).
La invasión de Iraq no fue la primera. América Central y el Caribe lo saben bien. "No hace falta ir tan lejos como el general Smedley Butler, quien se definió como ´un gángster del capitalismo´, para admitir que los propósitos fueron imperiales", ha escrito Bracevich sobre lo que se denominó el patio trasero estadounidense. Pero la invasión de Iraq fue distinta. El petróleo puede parecer a veces una banana, pero lo significativo de la guerra preventiva en Iraq fue su falta de realismo. "Somos un imperio y cuando actuamos creamos nuestra propia realidad", afirmó un oficial al periodista Ron Suskind. No faltarán quienes digan que esto tampoco es nuevo, ya que hay líderes que en privado justifican las comisiones ilegales con la honradez de su causa. Pero esto es poco realista.
Barack Obama, que ha dicho que el mundo es como es y no como quisiera el excepcionalismo, ha anunciado para este agosto el punto final de la misión militar en Iraq, lo que explica el deseo de acabar una guerra que no creyó necesaria y cuya duración, como la afgana, no es pequeña. Pero ¿es realista, tal y como está Iraq, incapaz de darse un gobierno? Colin Powell afirmó en 1991 que la guerra del futuro sería como la del Golfo, y se equivocó. Wesley Clark dijo en 1999 que el futuro estaba en el bombardeo aéreo, como en Kosovo, y se equivocó. Y Bush dijo en el 2003 aquello de misión cumplida.
