Rusia ha acusado a Ucrania de desarrollar armas biológicas, por encargo de Estados Unidos. También se acusa indirectamente a Alemania. ¿Qué dicen los expertos que conocen los laboratorios ucranianos?.
¿Está Kiev desarrollando armas biológicas en laboratorios
secretos por encargo de Estados Unidos? Este es uno de los argumentos
utilizados para justificar el ataque ruso a Ucrania. Vladimir Putin habló a
finales de abril de una "red de laboratorios biológicos occidentales"
como una de las amenazas que Moscú combatía con su invasión. Y el Ministerio de
Defensa ruso afirma haber encontrado pruebas en Ucrania de que Kiev está
investigando "componentes para armas biológicas con la participación directa
del Pentágono". Kiev y Washington lo han negado.
Las armas biológicas están prohibidas desde 1975 en
virtud de la Convención Internacional sobre la Prohibición del Desarrollo, la
Producción y el Almacenamiento de Armas Biológicas y Toxinas (CABT). Sin
embargo, la línea divisoria entre la investigación militar y la civil es
imprecisa, explicaron los expertos a DW. Esto facilita la propaganda y
dificulta su refutación. Las acusaciones rusas se referían a patógenos como la
peste, el ántrax o la difteria. Para Richard Guthrie, experto británico en
armas químicas y biológicas, estas acusaciones no son algo inusual en relación
con la propaganda. Porque con las armas biológicas se trata sobre todo de
"un efecto psicológico". Estas armas, dice, no están destinadas
principalmente a enfermar a un gran número de personas. Su objetivo principal
es hacer que la gente abandone ciertas zonas porque tiene miedo de beber el
agua de allí, por ejemplo, o de comer ciertas cosas porque podrían estar
contaminadas.
Varios expertos alemanes en armas biológicas que han
analizado las acusaciones rusas para el Instituto de Hamburgo para la
Investigación de la Paz y la Política de Seguridad (ISFH) también advierten del
peligro de avivar esos temores entre la población. Hablan de
"desinformación". Gunnar Jeremias es uno de ellos. "Hay
laboratorios biológicos en Ucrania que cuentan con el apoyo de países como
Estados Unidos, pero también de Alemania", dice Jeremias. Sin embargo, lo
que hacen estos laboratorios no es un secreto, sino "extremadamente
transparente".
Lo que financia Washington
"Se trata de mentiras deliberadas o de distorsiones
deliberadas de los hechos", afirma John Gilbert, antiguo inspector de
armas NBQ estadounidense que trabajó en la antigua Unión Soviética, incluida
Ucrania, y que ahora trabaja para la organización no gubernamental Center for
Arms Control and Non-Proliferation, con sede en Washington. Gilbert admite que
existe una cooperación, pero en el sector civil. El gobierno estadounidense
lleva trabajando con los biolaboratorios del ámbito postsoviético desde principios
de los años noventa, en el marco del "Programa de Cooperación para la
Reducción de la Amenaza", también conocido como Ley Nunn-Lugar, explicó
Gilbert. Originalmente se trataba de destruir las armas de destrucción masiva
heredadas de la URSS. Uno de los objetivos era investigar los agentes patógenos
y la propagación de enfermedades, dice Gilbert, agregando: "Rusia es muy
consciente de esta cooperación".
Desde 2005, la cooperación entre Kiev y Washington está
regulada por un nuevo acuerdo, dice Richard Guthrie. Los antecedentes fueron
los atentados con ántrax en EE.UU. en 2001 y la primera epidemia de SARS en
2003, tras lo cual Washington amplió su cooperación con los laboratorios
biológicos de varios países. De hecho, está financiado por el Departamento de
Defensa de Estados Unidos.
¿Armas biológicas del Instituto de la Bundeswehr?
Mientras tanto, los diplomáticos rusos también acusan a
Alemania de dirigir su "propio programa militar-biológico" en
Ucrania. Probablemente se refiera al Programa Alemán de Bioseguridad del
Ministerio Federal de Asuntos Exteriores, fundado en 2013. Según el programa,
su objetivo es "ayudar a los países de África, Asia Central y Europa del
Este a controlar los riesgos de seguridad biológica", como el "mal
uso de patógenos biológicos" o las pandemias.
En el marco del programa, el Instituto de Microbiología
de las Fuerzas Armadas alemanas en Múnich colabora con el instituto veterinario
de Járkov desde 2016. Así lo indicó un portavoz del Ministerio de Defensa a
petición de DW. El Instituto de la Bundeswehr realiza estudios sobre la
aparición de los agentes patógenos del carbunco, la fiebre mediterránea
(brucelosis), la enfermedad de Weil (leptospirosis) o la peste porcina
africana. Todas estas enfermedades de los animales también pueden transmitirse
a humanos.
El profesor Roman Wölfel dirige el Instituto Bundwehr de
Múnich. En su opinión, las acusaciones rusas contra Ucrania son completamente
"inventadas de la nada". Wölfel ha estado en Ucrania y conoce el
laboratorio de Járkov. Allí se ocupan de las enfermedades de los animales de
granja, como las vacas y los cerdos. Su instituto se dedica tanto a los
servicios de asesoramiento como a la investigación. "Hemos formado a
jóvenes para que utilicen métodos modernos de diagnóstico molecular", dice
Wölfel. Explicó la participación de investigadores del ejército federal en un
proyecto civil con técnicas especiales que permiten reaccionar rápidamente ante
los brotes de enfermedades.
¿Investigación sobre "armas étnicas"?
Una acusación rusa contra Ucrania es que Kiev está
ayudando a Washington a desarrollar las llamadas "armas étnicas". Es
decir, armas que podrían utilizarse específicamente contra determinados grupos
étnicos, como los rusos. Así lo afirmó, entre otros, el comandante de la
defensa de armas NBQ de Rusia, el general Igor Kirillov. Los expertos están
seguros: esto es imposible, al menos ahora. "La realidad es que las
personas son mucho más parecidas de lo que se suele imaginar, especialmente los
grupos étnicos", afirma Roman Wölfel. "Es completamente irreal desarrollar
algo que afecta a un grupo de población concreto y no a otro". Estos
planes existían durante el apartheid en Sudáfrica, dice, pero nunca se
aplicaron. Las conversaciones sobre las armas étnicas se llevan a cabo desde
los años 70, según el experto británico Richard Guthrie. Pero la humanidad está
actualmente "muy lejos" de ello.
Guthrie cree que Rusia está utilizando la cuestión de los
biolaboratorios en Ucrania como propaganda, y "con bastante
eficacia": señala que aunque Rusia planteó una cuestión al respecto ante
el Consejo de Seguridad de la ONU, se abstuvo de presentar una queja formal en
virtud del artículo 6 del CABT.
Recientemente, Rusia formuló acusaciones similares contra
Georgia. El gobierno estadounidense financia allí el Laboratorio de
Investigación Lugar en Tbilisi. En 2018, el gobierno georgiano invitó a
expertos internacionales a examinar el laboratorio, incluidos expertos de
Rusia. Pero Moscú se negó. Tras la visita, un informe de expertos declaró que
el laboratorio cumplía la convención sobre armas biológicas. Los expertos
sugieren que Ucrania también podría seguir este camino. Pero esto sería difícil
de implementar durante la guerra.