¿Sólo es una solución de emergencia, o sirve para un futuro democrático? Un gobierno minoritario a nivel federal es algo muy controvertido en Alemania. A la mayoría de los alemanes le asusta esa posibilidad. ¿Con razón?.
En Alemania, para que alguien pueda ser elegido
canciller, necesita la mayoría de los votos del Bundestag, el Parlamento
alemán. Poco más de la mitad de los diputados es necesaria para esas
elecciones. Esa mayoría en el Parlamento normalmente apoya al gobierno, que, en
la historia de la República Federal de Alemania, casi siempre fue formado por
coaliciones de dos partidos. Esa coalición puede aprobar leyes e implementar
otros proyectos.
En caso de que ningún partido lograse la mayoría
necesaria, o que falle la formación de una coalición, un gobierno minoritario
sería una posibilidad de que Berlín puede seguir realizando su tarea política.
La aprobación de un canciller minoritario normalmente no se produce antes de la
tercera ronda de elecciones del Parlamento. Además el presidente federal tiene que confirmarla. Los partidos de la
oposición tienen que aceptar la posición gubernamental de un partido único, y
no pueden bloquear el trabajo de ese partido totalmente.
Solo gobiernos de transición
Un gobierno minoritario tiene que tener desalado a una
mayoría de los parlamentarios para que aprueben cada ley propuesta. Sobre todo,
tratándose de asuntos controvertidos, con negociaciones largas y difíciles, se
necesita mucho poder de convicción. Es
también por esa razón por la que esta forma de gobierno es algo inusual en
Alemania. No es una sorpresa que la
mayoría de los alemanes, según encuestas, rechace la idea de un gobierno
minoritario.
Hasta el momento, solo hubo tres cortos periodos en los
que un gobierno alemán gobernó sin una mayoría en el Parlamento. La primera vez
fue en 1963, con el canciller Ludwig Erhard (Unión Cristianodemócrata), la
segunda vez, con Willy Brandt (Partido Socialdemócrata), en 1972, y, por
último, en 1982 con Helmut Schmidt (también del Partido Socialdemócrata). En
todos los casos, los gobiernos minoritarios se formaron después de que las
coaliciones anteriores se hubieran disuelto, porque un partido se retiró de la
responsabilidad gubernamental. Esos gobiernos solo duraban algunas semanas,
como gobiernos de transición, hasta las próximas elecciones generales. Pero, en
los estados federados alemanes, esa forma de gobierno se llevó a cabo varias
veces.
Inestabilidad en lugar de reformas
Según los críticos a nivel federal, la búsqueda
permanente de consenso necesita mucho
tiempo, sobre todo en asuntos como el presupuesto federal o la legislación y,
de esa manera, podría frenar los procesos democráticos.
Alianzas que cambian con cada votación podrían llevar a
discusiones permanentes, socavar una estrategia política consistente y, por
eso, llevar a la inestabilidad institucional. En lugar de reformas grandes solo
habría debates sobre detalles, pronostican los oponentes al gobierno
minoritario.
También hay dudas referentes a la política exterior. La
canciller alemana, Angela Merkel, dijo "no ser amiga” del gobierno
minoritario. Según ella, Alemania ya tome decisiones ahora con demasiada
lentitud. Ella no podría anunciar medidas en una cumbre de la Unión Europea,
dudando si después lograría una mayoría en el Parlamento para su aprobación,
añadió Merkel.
El miedo a los populistas de derecha
El resquemor a un gobierno de minoría aumentó con el
crecimiento del partido populista de extrema derecha Alternativa para Alemania
(AfD). Muchos diputados temen, en un sistema de gobierno minoritario, una
dependencia más fuerte de los populistas de derecha en votaciones
parlamentarias, y que con eso crezca su aceptación en la sociedad. Pero, según
politólogos, también es posible que la inclusión del AfD en procesos de
decisión podría causar luchas internas dentro de ese partido, ya que este
debería tomar posición de manera constructiva en temas importantes. Defensores
del gobierno minoritario acentúan cada vez que se busque lograr una mayoría
parlamentaria, habría que discutir nuevamente los contenidos, y que esos
procesos pueden fortalecer al Parlamento como órgano de representación popular.
Y que las mayorías cambiantes en diferentes votaciones se correspondan más con
la voluntad de los votantes. Muchas personas no están de acuerdo con que
cuestiones concretas sean tergiversadas por la ideología y la táctica de las
coaliciones.
¿Guiarse por el modelo escandinavo?
Hay varios países del mundo que tienen un gobierno en
minoría. En Europa, España y Portugal, además los países escandinavos Noruega,
Dinamarca y Suecia. Sobre todo en la península escandinava, los parlamentos
pudieron aprobar reformas importantes. Una gran mayoría apoyó esas decisiones
importantes después de negociaciones transparentes.
Entonces, ¿sirve el modelo escandinavo como una
orientación para Alemania? Los críticos del gobierno minoritario lo niegan. Los
parlamentos escandinavos son más pequeños, y por eso es más fácil encontrar una
solución rápida. Pero Alemania tiene, con dos órganos legislativos, el
Bundestag y el Bundesrat, ambos responsables de las leyes, una estructura que
hace que los procesos de decisión sean más complicados.
***Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania
y produce periodismo independiente en 30 idiomas.