Leyendo la entrevista que ayer publica el diario El Comercio del Perú al diputado y economista argentino Daniel Carbonetto, ex asesor económico de Alan García, de Eduardo Duhalde y de Néstor Kirchner, uno entiende que si América Latina está en llamas es por obra y gracia sus pirómanos dirigentes.

Al igual que los piqueteros bolivianos, Carbonetto impulsa desde hace años la nacionalización de YPF porque asegura que "la petrolera tiene que ser manejada por el Estado", obviando decir que desde el día en que el Estado argentino se deshizo de ella no ha dejado de ser cada día más rentable.

La entrevista hurga en sus recuerdos acerca de cómo fue que gracias a su "asesoramiento" la economía peruana haya vivido la época más oscura de su historia. Su razonamiento roza la esquizofrenia. Dice sentirse respecto a aquellos días "satisfecho, muy satisfecho, más allá de los errores que siempre se cometen". Hay que decir que sus "errores" provocaron una apocalíptica inflación del 7000%, dejando a una sociedad hundida en la miseria, el paro y la violencia.

Carbonetto no se sonroja al develar su demencial plan económico: "Yo recomendaba que en la situación que se vivía, a lo sumo se hiciera lo que hizo Perón en Argentina: no tocar la propiedad de los bancos, sino nacionalizar los depósitos". El entrevistador mantiene la compostura y le recuerda que la inversión directa extranjera en el gobierno de García fue pésima: 18 millones de dólares. Carbonetto dice que la causa fue que "no había ninguna experiencia de fracaso brutal del neoliberalismo" (¿?). Segundo, esto es casi novelesco, "introdujimos novedades absolutas. Desde Roosevelt hasta que hicimos eso con Alan García, nadie había aplicado una política económica así, salvo la Europa del 46, la Europa de la reconstrucción".

Luego, reconoce que recomendó el congelamiento de precios porque ya había una experiencia histórica exitosa: ¡EEUU durante la etapa de la guerra!

El entrevistador se impacienta y lo presiona: "Usted es un estatista especial. Plantea un mayor rol del Estado y a la vez le quita recursos de los impuestos". Carbonetto, que dice asesorar a Kirchner, le responde: "No soy estatista. Soy keynesiano". ¿Y la estatización de la banca? Luego de varios rodeos se confiesa: "Una cosa era controlar el sistema financiero y dirigirlo, o sea, dirigismo, y otra el estatismo."

Después vino el paquetazo de 1988 y la ruptura del pacto social, donde Carbonetto ve la raíz de todos los males, para luego rematarla diciendo: "Los errores que pudimos tener fue porque fuimos pioneros. Ahora estoy escribiendo un tratado de economía heterodoxa".

¿Cuáles son sus tesis básicas?. "Que hay que tirar la economía que conocemos al tacho de basura y repensar una nueva, que se llamará entre Economía Constructivista o Economía Postmoderna". En fin, el paroxismo del ridículo.

El problema es cuando estos lunáticos alcanzan el poder y utilizan a los pueblos latinoamericanos como cobayos, para luego metamorfosearse dentro de la maquinaria política y resucitar sus teorías como si nada hubiese pasado. Allí está el eterno retorno de estos personajes como Carbonetto, Morales, Alan García, y una lista interminable de impresentables que han arrasado países enteros con sus mesiánicas propuestas.