Hemos pasado con celeridad inaudita del "papeles para todos" a plantear cerrar las fronteras. Hemos pasado de la seria y "profunda advertencia a soberanos estados agredidos por el terrorismo global de impulsores y responsables de la guerra y de prácticas poco respetuosas con los derechos humanos a decir, ahora,  que la seguridad exige "ciertas" limitaciones en las libertades. Lo dicen quienes ayer afirmaban todo lo contrario.

Van a grabarse y almacenarse conversaciones teléfonicas, van a pincharse correos electrónicos. Van a cerrarse las fronteras. Estados Unidos estudia suprimir su política de exención de visados con 27 países, Europa recuperará los controles fronterizos. La "inmigración" que hasta ayer era una oportunidad es ya un problema.

El tráfico de seres humanos es uno de los negocios globales más lucrativos. Los nuevos líderes hablan del necesario "control de flujos". La seguridad dicen "exige una mayor coordinación de los servicios de inteligencia, de la policía y de la justicia y de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación..." y lo dicen quienes ayer señalaban acusadores políticas restrictivas, insolidarias, xenófobas y hasta racistas

Y, además, el terrorismo global es culpa de la pobreza y la injusticia universal. Vamos a cerrar las fronteras y a espiar a los ciudadanos y vamos a impulsar una "alianza de civilizaciones" que se encargará como primera medida de revisar los libros de texto escolares. 

Estamos en el gran barullo multiculturalista del respeto universal a cualquier forma de cultura por bárbara que sea. Los propagandistas del multiculturalismo, críticos hasta el extremo de los valores tradicionales de las democracias liberales y enemigos de la globalización van a encargarse de la seguridad.

Ya ha sucedido esto antes.