No obstante esta cifra podría crecer ya que quedan por decidir nueve escaños de los disputados ayer, en los que ellos tienen a seis candidatos más.

El resto de escaños han ido a parar al Partido Nacional Demócrata (PND), de Hosni Mubarak, y a candidatos independientes, la mayoría aliados al partido en el poder. La oposición democrática, por su lado, ha hecho aguas por todas partes. Tan solo han obtenido algo más de una decena de escaños. Consultados sus líderes sobre el avance de los Hermanos Musulmanes, éstos coincidieron en que es mucho peor aún el paraíso que prometen los integristas al infierno de Mubarak.

Esto significaría que el islamismo político se consolida en Egipto como la segunda fuerza de la oposición, de la mano de los Hermanos Musulmanes. No deja de ser llamativo que esta agrupación, aunque prohibida desde 1954, esté ganando cada vez más apoyo en el que fuera el primer país laico del mundo árabe. Sobre todo porque su discurso y sus propuestas son tan restrictivas y autoritarias como las medidas que adopta el presidente Mubarak para frenar su avance.

En una reciente entrevista a un medio español, Mamad Medí Akef, el líder espiritual del movimiento, dio muchas razones a los que piensan que si este partido independiente gobernara Egipto, estaríamos ante un nuevo régimen despótico fundamentalista como Irán o Siria .

Al ser consultado sobre Israel, Akef no disimuló su odio hacia ellos: "No hay paz entre nosotros. Israel es un país ocupante. No hay vida para Israel entre los árabes". Palabras que recuerdan el deseo de exterminio del pueblo judío del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad al decir que Israel debía ser borrado del mapa.

Por otra parte no deja de resultar contradictoria su reflexión sobre la violencia. "La violencia no forma parte de la ideología de los Hermanos Musulmanes.
Pero Hamas no es un movimiento violento porque defiende una tierra ocupada. Eso es resistencia". Por tanto, cae de maduro que la única violencia es la que practica Israel. Otra característica de este partido es su profundo antiamericanismo. Para sus seguidores los talibán también son resistentes porque la guerra en Afganistán la comenzó, según ellos, Estados Unidos y no Al Qaeda.

Por el momento estas elecciones legislativas son una victoria moral para los Hermanos Musulmanes. Pero Occidente –y sobre todo Washington- deberán seguir muy de cerca el ascenso de estos partidos islamistas no sólo en Egipto sino también en Marruecos y Turquía. Una revolución islámica como la que proponen sus partidarios echaría por tierra las esperanzas de democratización de la región.