El AKP no es un partido islámico sino islamista, como bien denuncia Soner Cagaptay («Turkey´s Clash of Civilizations» WSJ, 08-06-10). Como hemos visto, apoya a los islamistas de Hamás contra los musulmanes seculares de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), o incluso el genocidio perpetrado por los islamistas sudaneses en Darfur.

 

Quienes siempre creímos que la Turquía aliada de Occidente debía tener su área natural de expansión en Oriente Próximo y no en la Unión Europea, sabemos hoy que incluso esa opción es un peligro para todos nosotros. Cuando el Gobierno de Erdogán ha ofrecido mediar entre Estados Unidos e Irán o entre la ANP y Hamás, siempre ha tomado partido por el lado islamista. Es por ello que Portero tenía razón cuando desde ABC lanzó el aviso. Después de ocho años de Gobierno, los datos están a la vista. La Turquía del AKP no es un aliado de Occidente. Cuando Occidente tiene un problema con Irán por su intento de armarse nuclearmente, Turquía toma partido por Irán, no por sus aliado formales. Es la hora de advertir a Turquía de que su decisión de promover el choque de civilizaciones y su alineamiento con nuestros potenciales agresores impide seguir contándolos como aliados. ¿Quién hubiera imaginado que la teoría de Huntington iba a ser avalada por el antaño fiel aliado de Occidente, devenido islamista?