Los jihadistas e islamistas radicales han estado siguiendo de cerca los dramáticos acontecimientos en Túnez que han sacudido al régimen. Estos mismos círculos ven los acontecimientos como una oportunidad para promover su causa y se están aprovechando de estos para impulsar a otros pueblos árabes hacia el librar una batalla popular contra sus gobernantes e intentar convertir al mismo Túnez en un frente del Jihad.
Los
principales líderes jihadistas y clérigos emitieron declaraciones alentando a
los tunecinos a perseverar en su lucha contra el régimen y llamando a los
pueblos árabes en otros lugares a emular sus acciones. A la manera de ver de
los jihadistas, la situación en Túnez está madura para el establecimiento de un
estado islámico. Estos hacen hincapié en que el régimen que viene debe ser uno
islámico y que los tunecinos no deben aceptar una mera reorganización de
líderes.
El derrocamiento de
Ben Ali coloca un problema de propaganda para los jihadistas salafistas
Los jihadistas estudiosos y escritores
en los foros jihadistas están cabalgando sobre los faldones de los
tunecinos", presentando el alzamiento en Túnez como Jihad y pidiendo que
escale y se propague a otros países árabes y musulmanes por todos los medios
posibles. Sin embargo, el trasfondo de los acontecimientos en Túnez es
económico y no tiene relación con las cuestiones islámicas y el Presidente Ben
Ali fue derrocado debido a la desaprobación popular. Esto plantea una
propaganda de dificultades en favor de los jihadistas salafistas, ya que para
las últimas décadas estos han hecho hincapié en la ilegitimidad de los
regímenes árabes desde un punto de vista islámico como la principal razón para
oponerse a ellos. Los salafistas jihadistas han promovido enérgicamente la idea
de que los gobernantes árabes son tiranos [taghut o pl.tawaghit]
contra quien los musulmanes deben emprender el Jihad, que en su opinión no sólo
es el deber de todos los musulmanes, sino también es la forma ideal de liberar
a los pueblos musulmanes. Por otra parte, los jihadistas salafistas rechazan la
democracia y la participación en cualquier actividad política institucional y
tienen reservas respecto a los movimientos populares.
Los escritores jihadistas que
discutieron los acontecimientos abordaron este problema desde varias
direcciones. Algunos, incluyendo al líder de Al-Qaeda en el Magreb Islámico
(AQMI), ´Abd Al-Wadoud, simplemente ignoran el contexto secular y económico de
la sublevación. Otros advirtieron a los musulmanes en Túnez a que llevaran a
cabo su rebeldía por el bien de Alá, en lugar de los beneficios mundanos,
diciendo que deberían adoptar objetivos más nobles que simplemente mejorar su
situación económica. El prominente clérigo Abu Basir Al-Tartusi encontró otra
manera de eludir el problema, al mantener que los acontecimientos en Túnez eran
en realidad una "Intifada popular islámica". Otros han instado a los
partidarios del movimiento salafista jihadista a mantenerse al margen de la
política y en especial de los partidos seculares y concentrarse en el Da´wa.
La página Web islámica Izharudeen, afiliada al Jeque salafista Omar Bakri
Muhammad, publicó un comunicado de prensa en su portal llamando a celebrar una
manifestación frente a la
Embajada de Túnez en Londres "para la implementación del Sharia
en Túnez".
**El texto completo de este informe está a
disposición de los subscriptores del Proyecto de Supervisión a la
Amenaza Terrorista y Jihad de MEMRI.