MIAMI, Florida.- Fue una noche de miedo para los estadounidenses que presenciaron por televisión u oyeron los comentarios sobre el debate presidencial más virulento de la historia de este país.
Después de la negación, del “no puedo creer lo que estoy
viendo”, que surgió en las transmisiones del debate en Cleveland, vendrá la
reflexión.
Y la reflexión no es otra que la democracia, en el país
democrático por excelencia, cuyos jóvenes han derramado su sangre por el mundo
para defender este sistema de representación, está en peligro. Sí, aquí, en
Estados Unidos.
El presidente Trump fue enfático al subrayar que había un
fraude electoral en curso, con millones de boletas tiradas en los arroyos y en
los basureros.
Previo al cierre con el anuncio del fraude en voz del
presidente de Estados Unidos, hubo noventa minutos de insultos y mentiras
propias de un país en descomposición.
“Fue una vergüenza de debate”, apuntó Jake Tapper, de
CNN.
“Un mal debate para la democracia”, afirmó un
comentarista del New York Times durante la transmisión en vivo.
“El perdedor de este debate fue el votante”, señaló Lisa
Lerer, del boletín informativo On Politics.
“Qué desastre”, posteó Nate Cohn, del New York Times.
“No estoy seguro que haya sido edificante para los
electores”, dijo Karl Rove, de Fox News.
“Comenzó como un debate y terminó como una pelea”, apuntó
David Sanger en la transmisión del Times (por donde seguí los comentarios de la
discusión).
“Nunca se había visto algo así”, resumió Jorge Ramos en
Univisión.
“Turbulento debate presidencial”, cabeceó The Washington
Post.
Es que jamás un presidente de Estados Unidos había
recibido tantos insultos, en su cara y en cadena nacional, como los que recibió
anoche Donald Trump de parte del candidato demócrata Joe Biden.
La andanada de Biden fue terrible e inédita. Barrió con
la investidura presidencial y dejó a un país asustado al ver y oír hasta dónde
ha llegado la polarización y el encono.
Biden tomó por sorpresa a Trump, pues, del caballeroso
político que elogiaba hasta a sus adversarios, anoche fue todo lo contrario.
Trump lanzó el primer insulto de la noche, cuando le dijo
al candidato demócrata “tú no eres inteligente” y “habría sido peor contigo la
mortandad por la pandemia”.
Pero Biden soltó todos los insultos que había guardado en
sus 47 años de político prudente y bonachón.
Le dijo “tonto”, “payaso”, “racista”, “¿quieres callarte,
hombre?”, al presidente de su país, en su cara.
¿Cuál será la reacción del electorado?, aún no se conocen
los sondeos posdebate, pero me acordé del “cállate, chachalaca”, del candidato
López Obrador al presidente Fox.
Trump fue hiriente a más no poder con Joe Biden, pues se
metió con su familia, con su hijo, al que acusó de haber hecho “miles de
millones de dólares” en negocios con China (desmentido en el verificador de
datos en la transmisión de The New York Times) y en Ucrania.
Biden respondió que eso era falso y que no era necesario
meter a las familias (ahí presentes las esposas e hijos), porque “podríamos
hablar de su familia toda la noche”, mientras Trump interrumpía a gritos desde
su atril.
“Es difícil hablar con este payaso”, protestó Biden.
Los estadounidenses tuvieron anoche 90 minutos para verse
en el espejo y darse cuenta de cuán polarizados están, algo que no habían
percibido ni asimilado en toda la dimensión de su gravedad.
Tomaron a la ligera, como anécdota pintoresca, tener un
presidente que insulta a periodistas, a contendientes, a quienes no piensan
como él, a científicos, y que miente descaradamente todos los días.
Anoche tuvo enfrente a la otra parte de Estados Unidos,
que también es capaz de insultar y de mentir, como hizo Biden.
“Pagué millones de dólares de impuestos” en 2017, mintió
Trump, que sólo pagó el equivalente a dieciocho mil pesos mexicanos ese año.
“Paga menos impuestos que un maestro de escuela”, le dijo
Biden a la audiencia, y tenía razón.
He creado más empleos que nunca en la historia, hasta que
llegó la “peste china”, y ahora he recuperado 700 mil puestos de trabajo,
mintió Trump, pues el sector manufacturero ha perdido 200 mil empleos y el
(excelente) moderador Chris Wallace le dijo en una pregunta que Obama creó, en
un año, más que él en tres.
He apoyado como nadie a los afroamericanos, mintió Trump,
que no tuvo defensa ante la cifra de que por Covid hay un muerto por cada cien
mil habitantes negros.
Mintió Trump al afirmar que apoyaba las energías limpias
y autos eléctricos, pues propone en el Presupuesto 2021 poner fin a los
créditos fiscales para ese tipo de vehículos.
Alardeó que había recibido el apoyo del jefe de la
policía de Portland tras los disturbios, y el alguacil lo desmintió por
Twitter: “Jamás he apoyado a Trump ni lo apoyaré”.
Biden mintió al afirmar que con Trump hay un déficit
comercial con China mayor que hace cuatro años.
Pero dijo la verdad en su mensaje de fondo al electorado:
Ahora con Donald Trump “somos un país más débil, más
enfermo, más pobre y más dividido”.
Cierto. Y hasta qué punto están divididos lo pudieron ver
anoche los ciudadanos de este país, que se vio con estupor en el espejo de una
nación fracturada.
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/la-noche-que-estados-unidos-se-asusto