Bozorgul, una viuda de 43 años con cinco hijos, vive en la región de Tavildara en las faldas de las montañas Pamir en Tayikistán, una fascinante cordillera conocida también como “el cielo del mundo”.

Sin embargo, no siempre es un paraíso para quienes la habitan. Desde que su esposo fue asesinado en la guerra civil, Bozorgul y sus hijos viven con la familia de su hermano. Hace cinco años su hermano, el único que ganaba un sustento, fue a Rusia a trabajar. “Al principio enviaba un poco de dinero, pero desde hace tiempo no tenemos noticias de él y ni siquiera sabemos si continúa con vida”, dijo Bozorgul.

En el Tayikistán de hoy ésta es una historia común. Cerca de 1 millón de personas, en su mayoría hombres, de los 7 millones de habitantes, trabaja fuera del país de forma permanente o temporal.

En regiones como Tavildara, con una importante migración laboral, la necesidad de trabajar y ganar un sustento ejerce una enorme presión sobre las mujeres, en particular cuando sus esposos u otros familiares de sexo masculino que trabajan en el exterior no pueden enviar dinero a casa.

En las montañas Pamir la sociedad tradicional de Tayikistán aún no está preparada para reconocer a las mujeres como propietarias, a pesar que el número de hombres desempleados aumenta y una gran parte debe emigrar para trabajar. Las mujeres enfrentan enormes dificultades cuando quieren comprar tierras, maquinaria agrícola, y medios de transporte porque con frecuencia no tienen dinero contante y no tienen acceso a créditos.

Pero hay también ejemplos estimulantes de mujeres tayicas que superan estas dificultades y desarrollan estrategias eficaces para sobrevivir. En las áreas rurales, las mujeres intentan cada vez con mayor frecuencia comprar tierras y fundar granjas.

“En Tavildara, todos conocen el caso de las dos primeras mujeres que recibieron formación en el servicio de empleo local y se transformaron en prósperas granjeras”, explicó Bozorgul.

El ‘proyecto miel’ Bozorgul, quien tenía que hacer algo para dar de comer a sus dos hijos, se prometió a sí misma que no perdería la próxima ocasión. Cuando en la región de Tavildara se estableció un centro de asistencia en apicultura, ella fue la primera en solicitar capacitación.

El centro fue creado con apoyo de la khukumat (administración) local, en el marco de un proyecto financiado por la OIT Finlandia con el objetivo de reducir el impacto social de la migración laboral en las familias de los migrantes a través del desarrollo económico y la generación de empleo. El centro, que ofrece capacitación básica y avanzada para apicultores, utiliza los programas de la OIT: Inicie y Mejore su Negocio (SIYB) y Mejoras laborales en el desarrolllo de los barrios (WIND). Tiene además una tienda que vende a precios razonables todo lo necesario para la apicultura, una tienda de carpintería para la producción y reparación de las colmenas, y un servicio sanitario para el cuidado de la salud de las abejas.

El coordinador del proyecto Jamshed Kuddusov, al responder a la pregunta sobre el por qué de la selección del distrito de Tavildara y de la apicultura para el proyecto, dijo que había sido una decisión bien ponderada del gobierno, así como por los sindicatos y los empleadores de Tayikistán.

“La decisión se basa en los resultados de una evaluación preliminar del efecto de la migración laboral en las familias”, dijo Kuddusov. “Como consecuencia de una propuesta hecha por el Ministerio del Trabajo y de la Seguridad Social, Tavildara fue seleccionada por los interlocutores como un distrito piloto porque en casi todos los hogares al menos uno de sus miembros había migrado en busca de trabajo. Y no hay desarrollo industrial en la región...”.

De acuerdo con Kuddusov, la apicultura es una acitividad tradicional y rentable: “La miel de Tavildara, pura y deliciosa, es famosa en todo Tayikistán. También se tomó en cuenta que la apicultura es una actividad económica a la cual pueden acceder con facilidad las mujeres y los hombres. Además las condiciones naturales y climáticas del distrito favorecen la apicultura”.

El proyecto de la OIT está dirigido principalmente a las mujeres, mujeres jefas de hogar de familias migrantes y mujeres que perdieron el contacto con los esposos que trabajan en el exterior. Además en el marco del proyecto está previsto buscar nuevos socios que permitan entregar microcréditos destinados a las mujeres emprendedoras.

“El ‘proyecto miel’, como lo llamamos de manera informal, es único en su tipo: conjuga buenas prácticas de desarrollo económico local, SIYB, WIND y otros programas de la OIT en un proceso innovador de promoción de trabajo decente y desarrollo económico para las familias de los migrantes”, dijo Werner Konrad Blenk, Director Subregional para Europa Oriental y Asia Central de la OIT. “Sirve además como escaparate para el desarrollo de estrategias destinadas a lograr la inclusión social de las mujeres y las familias migrantes”.

Para Bozorgul, la capacitación en apicultura fue el primer paso decisivo para alcanzar su sueño de realizar una cría familiar de abejas. Ya le pidió a su hijo de 15 años de edad que asista al próximo curso en el centro de asistencia en apicultura.