“Si ustedes no enfrentan la cuestión del desempleo estarán sentados sobre una bomba de tiempo”, dijo el entonces ministro de Trabajo, Membathisi Mdladlana, a los periodistas durante el lanzamiento de PTDP en Johannesburgo. Al referirse a los esfuerzos del país para hacer frente al desempleo y la pobreza a través de la creación de empleos, el ministro advirtió sobre una juventud “desilusionada y descontenta”.

Sudáfrica, uno de los Estados miembros del Grupo de los 20 (G20), es la mayor economía del continente africano. Sin embargo, el país enfrenta grandes desafíos, como por ejemplo un alto nivel de desempleo y el VIH/SIDA. En octubre de 2008, la economía de Sudáfrica cayó en su primera recesión oficial desde la llegada de la democracia. Ese mismo año, la tasa de desempleo juvenil alcanzó una cifra sin precedentes: 26 por ciento.

Además, 8,7 por ciento de la población está afectada por la epidemia del VIH/SIDA, de acuerdo con el Estudio nacional sobre el VIH de Sudáfrica.

“Existe una relación evidente entre el desempleo y el VIH/SIDA en Sudáfrica. La pandemia deprime la demanda laboral porque debilita la tasa del crecimiento en general, lo cual resulta en la contracción de los principales sectores de la economía y del empleo, en particular en las industrias de la construcción y de la maquinaria”, explicó Vic van Vuuren, director de la Oficina de la OIT en Pretoria.

El año pasado, Sudáfrica dio el paso decisivo para promover el trabajo decente al firmar un acuerdo con la OIT sobre el lanzamiento de un PTDP. El programa tiene como objetivo fortalecer los principios y derechos fundamentales en el trabajo, promover la creación de empleo, reforzar y ampliar la cobertura de protección social y afianzar el tripartismo y el diálogo social entre gobiernos, empleadores y trabajadores en el país.

Además, el país recibe asistencia activa en la implementación del Pacto Mundial para el Empleo de la OIT, a través de un pacto nacional que ajusta sus políticas con las principales prioridades del PTDP. El Pacto Mundial aborda las consecuencias de la crisis financiera y económica mundial en la sociedad y el empleo, y promueve una recuperación productiva centrada en las inversiones, el empleo y la protección social.

EL PTDP para Sudáfrica, aplicado entre 2010 y 2014, persigue nueve objetivos concretos. El programa garantiza que las normas internacionales del trabajo más recientes sean ratificadas y respetadas, que se presenten informes y que estas normas sean aplicadas por las administraciones del trabajo. El programa promueve la creación de empleos productivos y decentes, en particular entre las mujeres, los jóvenes y las personas con discapacidad, en empresas competitivas y sostenibles, incluyendo las cooperativas.

El PTDP también estimula el desarrollo de las capacidades, el acceso a una seguridad social administrada de manera más eficiente y a prestaciones de sanidad más equitativas entre hombres y mujeres, así como mejores condiciones de seguridad y salud en el trabajo. El programa está dirigido a responder de una manera eficaz a la epidemia del VIH/SIDA, y trabaja para fortalecer las instituciones del mercado laboral y la capacidad de los interlocutores sociales a fin de contribuir a un auténtico diálogo social y a relaciones laborales sólidas.

“El diálogo social ha orientado los esfuerzos de Sudáfrica hacia una recuperación sólida basada en el empleo decente y productivo. Al comienzo de de la crisis financiera y económica mundial, el gobierno y los interlocutores sociales, bajo el auspicio de la Comisión Consultiva Nacional de Desarrollo Económico y del Trabajo, adoptó el 'Marco para la respuesta de Sudáfrica a la crisis financiera internacional', en febrero 2009. Este marco de acuerdo nacional ha sido el instrumento a través del cual se han adoptado y aplicado las medidas anticrisis”, agregó Vic van Vuuren.

Sudáfrica ingresó en la OIT en 1919 pero abandonó la Organización en 1966 debido a la posición de la OIT en relación a la política de apartheid del Gobierno. No fue hasta 1994, cuando emergió la “Nueva Sudáfrica”, que reanudó su afiliación. Desde entonces, Sudáfrica ha ratificado 21 convenios de la OIT, 18 de los cuales están en vigor en el país, y comprenden los ocho convenios fundamentales concernientes la libertad de sindicación y la negociación colectiva, el trabajo forzoso y el trabajo infantil, y la discriminación en el lugar de trabajo.

Los 27 países africanos miembros de la OIT son Benin, Botswana, Burkina Faso, Burundi, Camerún, Capo Verde, Comoros, Costa de Marfil, Etiopía, Ghana, Kenya, Lesotho, Madagascar, Mali, Mauricio, Namibia, Nigeria, Senegal, Seychelles, Sierra Leona, la República de Sudáfrica, Swazilandia, la República Unida de Tanzania, Togo, Uganda, Zambia y Zimbabwe.