Las palabras de este alto mando se han producido pocas horas después de que Al Qaeda reapareciera en la problemática provincia de Diyala matando a ocho soldados y tres civiles con una bomba trampa en una vivienda. La visión de Zebari contrasta con la de otros generales como Ali Ghaidan, máximo responsable del Ejército de Tierra, que aseguró hace apenas dos días que «estamos preparados al cien por cien para la transferencia americana». En la Casa Blanca no parecen dispuestos a escuchar los lamentos iraquíes y mucho menos a alargar la misión otros diez años. Todos los mensajes que llegan desde Estados Unidos apuntan a una única dirección que es la del cumplimiento de acuerdo de seguridad firmado por George Bush y ratificado punto por punto por Barack Obama.
Ante las últimas informaciones que llegan de Irak, el líder demócrata ha decidido reunirse de urgencia con su gabinete de asesores en materia de seguridad nacional y con los mandos de las tropas en Irak y ha decidido no variar los planes previstos. El acuerdo fija el 31 de agostocomo la fecha para la salida de las fuerzas de combate, aunque «por supuesto, sigue habiendo terroristas en Irak. Sigue habiendo violencia», ha reconocido el adjunto en materia de seguridad nacional, Ben Rhodes, en Washington, «pero eso no afecta a la tendencia al alza en la recuperación del país».
Cumplimiento del acuerdo de seguridad
A partir del 1 de septiembre quedarán 50.000 hombres en suelo iraquí dedicados a la instrucción y asesoramiento de las fuerzas locales, un trabajo que concluirá el 31 de diciembre del próximo año cuando «permanecerá un grupo muy reducido para la protección de la Embajada», ha adelantado el asesor del vicepresidente Joe Biden, Anthony Blinken. Desde la llegada de Obama a la Casa Blanca la guerra en Irak ha pasado a un segundo plano y más de 80.000 hombres han dejado el país árabe, algunos para poner rumbo a Afganistán, el auténtico punto clave de la política exterior estadounidense.
La salida militar puede traer de la mano el final también del pago de indemnizacionesa las familias de las víctimas civiles causadas por las fuerzas americanas en estos siete años de invasión. La agencia de cooperación americana, USaid, asiste a decenas de miles de familias pero su presupuesto está siendo reducido conforme culmina la retirada. «El mensaje es claro: resolved vuestros problemas rápido y así nos podemos largar rápido», ha declarado a la agencia Associated Press el responsable de Exteriores, Hoshyar Zebari.
La retirada de las fuerzas de combate se produce en pleno vacío de poder en el país árabe cinco meses después de las elecciones y en mitad de un repunte serio de la violencia, que en julio alcanzó niveles de 2008 con más de quinientos muertos, según las autoridades de Bagdad. El pasado fin de semana al menos sesenta personas perdieron la vida en diferentes ataques y los servicios de inteligencia alertan del renacer de Al Qaeda.