Irán vuelve a la mesa de diálogo nuclear y fuentes oficiales citadas por los medios iraníes aseguraron que llega dispuesto a poner fin al contencioso a cambio del levantamiento de las sanciones.

Han pasado ocho meses desde que los negociadores de la república islámica y del Grupo del 5+1, formado por Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania, se vieron las caras en Moscú en una cumbre en la que, como las anteriores de Ginebra, Estambul y Bagdad, volvió a quedar clara la dificultad para acercar posturas.

Ahora la cita es en Almaty (Kazajistán) y llega después de un tiempo en el que la república islámica sufre un fuerte desgaste a causa de las sanciones internacionales que han golpeado directamente al petróleo, su principal fuente de recursos, pero también un tiempo en el que ha logrado importantes avances científicos como la instalación de centrifugadoras de última generación, según la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).

El 5+1 volverá a usar las sanciones como un palo frente a los negociadores iraníes a quienes les ofrecerán un aligeramiento de estas medidas punitivas a cambio del congelamiento temporal del enriquecimiento de uranio. Según fuentes oficiales citadas por varias agencias internacionales los negociadores ofrecerán «una reducción de ciertas sanciones sobre el comercio de oro, la industria petroquímica y bancos».

La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, aseguró que espera progresos tras presentar al régimen islámico una «oferta revisada» de la presentada en Moscú y adelantó que «llevamos a cabo estas conversaciones con miras a avanzar hacia la disipación de las preocupaciones de la comunidad internacional sobre la naturaleza del programa nuclear».

En la cumbre rusa el acuerdo parecía a punto de lograrse, pero a última hora los iraníes se echaron atrás. El 5+1 aceptó la no suspensión total del enriquecimiento de uranio, pero exigió que se frenara su producción al 20 por ciento, así como la exportación del uranio enriquecido a ese nivel almacenado por Irán para su procesamiento en un país extranjero.

Pese a las sanciones, Irán es capaz de enriquecer uranio al 20 por ciento y convertirlo en combustible para su reactor médico de Teherán, con lo que es autosuficiente, pero también se acerca al nivel necesario para la fabricación de armas, lo que genera dudas en Occidente.

Europa y EE.UU, juntos

Después de años de descoordinación, Europa y Estados Unidos van por primera vez de la mano en el tema de los castigos al programa nuclear y desde el verano han asfixiado la economía local a través de la imposición de un boicot a la venta de crudo.

La delegación iraní, encabezada por el secretario del Alto Consejo de Seguridad Nacional, Said Yalili, ha llevado a Kazajistán su propia propuesta y, según fuentes oficiales citadas por la televisión de la república islámica, Teherán estaría dispuesto a suspender las actividades de enriquecimiento de uranio a cambio del levantamiento de todas las sanciones internacionales. Un planteamiento de momento no oficial que hasta el momento nunca han contemplado los negociadores del país asiático para quienes la energía nuclear es «un derecho».

Desde Estados Unidos la llegada del nuevo secretario de Estado de John Kerry, abre una nueva etapa en política exterior. Kerry pidió a Irán «pasos concretos» para una solución en esta cumbre kazaja, algo que ha sido imposible obtener en acuerdos anteriores donde todo ha quedado en simples declaraciones de intenciones.