La aviación israelí ha efectuado dos ataques sobre Siria en las últimas 72 horas. Es el último capítulo de la larga guerra entre el estado judío y la milicia libanesa de Hizbolá que se traslada a suelo sirio, el país que ha servido de cordón umbilical durante las últimas décadas para que el grupo paramilitar recibiera armas de Irán. Después de dos años de conflicto los acontecimientos que han llevado a Israel a intervenir se han acelerado en tan solo una semana. Las dudas ahora son si seguirán estos ataques quirúrgicos y si habrá alguna respuesta militar por parte de Siria o Hizbolá.
1-Nasrala saca pecho. El líder del Partido de Dios libanés viajó a Teherán y anunció de forma oficial hace una semana en un discurso televisado lo que era un secreto a voces, que sus milicianos estaban desplegados en Siria para apoyar a Assad. Por primera vez la milicia reconocía su implicación en la crisis de forma oficial y pública bajo el pretexto de «evitar que Siria caiga en manos de Washington y Tel Aviv», señaló su secretario general, Hasán Nasrala. Un mensaje al que Israel ha respondido con contundencia.
2-«Israel tiene derecho a protegerse de Hizbolá». La frase la pronunció Barack Obama el sábado y apenas 24 horas después se produjo el bombardeo de objetivos múltiples en Damasco, el segundo ataque en 48 horas y, según fuentes oficiales anónimas israelíes, contra «envíos de misiles Fateh 110» cuyo destinatario final sería Hizbolá. Si el estado judío decide lanzar un ataque de estas características es porque cuenta con el visto bueno de Estados Unidos, aunque oficialmente Tel Aviv no reconoce la agresión y Washington dice que ellos se enteraron cuando ya todo había pasado. Obama no tiene muy claro como intervenir y la excusa de Hizbolá es perfecta para justificar intervenciones quirúrgicas que, además de golpear a la milicia libanesa, pueden debilitar a Assad para equilibrar las fuerzas sobre el terreno.
3-Mensaje a Irán. Los dos años de levantamiento han servido para aclarar cualquier duda sobre la eficacia del eje Teherán-Damasco-Beirut forjado durante décadas por parte de la república islámica y que es uno de los motivos que explican que Assad siga en su puesto, junto al respaldo militar y diplomático de Rusia. Irán creó a Hizbolá para que Israel tuviera un enemigo en plena frontera y Siria ha sido el cordón umbilical para financiar y armar a la milicia del Partido de Dios. Golpeando a Hizbolá en Siria los israelíes golpean al mismo tiempo, pero de forma indirecta, a su gran enemigo iraní.
4-Visto bueno del Golfo. Tras dos años de crisis la mayoría de países árabes han dado la espalda a Damasco e incluso han expulsado a los enviados del régimen de la Liga Árabe. La alianza militar entre los gobiernos de Irán, Siria y Hizbolá representa a su vez una alianza entre hermanos de secta chií, herejes a la vista de unos países del Golfo que son baluartes del sunismo mayoritario en el Islam y aliados de Occidente. Pese a la condena de la Liga Árabe, la agresión israelí favorece los intereses de la mayoría de gobiernos vecinos que recelan de la supremacía regional de Irán.
5-Adversario con varios frentes abiertos. Israel no olvida la guerra de 33 días de 2006 y quiere venganza. La milicia del Partido de Dios ha tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias y además de defender el sur del Líbano, ahora debe ocuparse de respaldar a Assad en Siria. Un doble esfuerzo que podría tener la recompensa en forma de nuevos misiles como el Fateh 110 o sistemas de defensa como el SA 17, pero que le resta operatividad frente a un enemigo que ya ha demostrado que está dispuesto a todo. Otro punto a favor es la tranquilidad ante posibles represalias de Hamás desde Gaza porque el grupo islamista huyó de la protección de Damasco nada más estallar la crisis y sus líderes están más próximos a las tesis de los Hermanos Musulmanes de la oposición que de las de Bashar Al Assad.
