La decisión de Meloni de separarse de su pareja ejemplifica un cambio significativo en una Italia acostumbrada a décadas de bromas machistas de Silvio Berlusconi.
Giorgia Meloni ha sido señalada en el pasado por sus
comentarios y políticas contra el feminismo, aunque su última decisión la ha
llevado a lo más alto de movimiento en Italia. Las redes sociales italianas se
han llenado de vídeos y audios de Andrea Giambruno, compañero y padre de la
hija de la primera ministra, en los que dice toda una serie de comentarios
sexistas y de pésimo gusto. En ocasiones, el presentador acompaña su perorata,
con tintes de acoso, de gestos donde se toca sus partes o le pregunta a una
compañera de plató: "¿Me puedo tocar el paquete?".
Fue el programa Striscia la Notizia el que publicó los
audios e imágenes grabadas en descansos de grabaciones en los que el compañero
sentimental de la mandataria, con ya una larga lista de polémicas anteriores,
espeta a una de sus colegas: "¿Eres una persona de mente abierta? ¿Cómo te
llamas? ¿Ya nos conocemos? ¿Dónde te he visto antes? ¿Estaba borracho? ...
¿Sabes que XXX (el nombre está censurado) y yo estamos teniendo una aventura?
Todo Mediaset lo sabe, ahora tú también lo sabes. Pero estamos buscando un
tercer participante. ¿Quieres unirte a nuestro grupo de trabajo, te
gustaría?".
24 horas después de todo el revuelo causado, Meloni ha
emitido un comunicado en el que daba por terminada la relación de forma
contundente: "Aquí termina mi relación con Andrea Giambruno, que duró casi
diez años. Le doy las gracias por los espléndidos años que pasamos juntos, por
las dificultades que pasamos y por darme lo más importante de mi vida, que es
nuestra hija Ginevra. Nuestros caminos han divergido desde hace algún tiempo y
ha llegado el momento de reconocerlo. Defenderé lo que fuimos, defenderé
nuestra amistad y defenderé, a toda costa, a una niña de siete años que ama a
su madre y ama a su padre, como yo no pude amar al mío. No tengo nada más que
decir sobre esto. P. D.: Todos aquellos que esperaban debilitarme golpeándome
en casa deben saber que, por mucho que la gota espere excavar la piedra, la
piedra sigue siendo piedra y la gota es solo agua".
La rápida reacción de la primera ministra, que no ha
esperado ni un día para "despachar" a su pareja, supone un profundo
cambio en un país con un machismo aceptado socialmente tras años de
normalizarse en las altas esferas públicas. La primera mujer de la historia en
gobernar Italia, integrante de un partido de extrema derecha, es un referente
"feminista" pese a que buena parte de los movimientos de lucha por
los derechos de las mujeres no le otorguen ese papel debido a la ideología
ultraconservadora del partido que dirige, Fratelli d’Italia (Fdl). "He
oído que me gustaría que las mujeres estuvieran un paso por detrás de los
hombres... Míreme, honorable Serracchiani, ¿cree que estoy un paso por detrás
de los hombres?", dijo Meloni a Debora Serracchiani, diputada del Partido
Democrático, en uno de sus primeros debates en el Senado como primera ministra.
La reacción del hemiciclo fue levantarse entre aplausos y risas.
El factor disonante de esta historia es que Meloni
pertenece a una formación con fuerte ideología conservadora en temas de género.
Además, ella formó parte como ministra de alguno de los gobiernos de Silvio
Berlusconi en los que el país se acostumbró a comentarios como los de su
expareja. Entonces no era un presentador de televisión y mandatario consorte,
sino el primer ministro el que decía frases similares a las de su ya ex.
"Un sondeo dice que el 33% de las jóvenes italianas sí se acostarían
conmigo. El resto de las chicas contesta: '¿Otra vez?", dijo en una
ocasión Il Cavaliere. "Otra razón de peso para invertir en Italia es que
tenemos bellísimas secretarias, chicas soberbias" o "a las chicas les
gusta cenar con hombres que pueden decidir su destino", reza otra de sus
citas.
La mujer, desde la tribuna más importante del país, era
convertida en un hermoso florero. Una parte de la sociedad italiana se
escandalizaba ante esas frases, pero una mayoría las aplaudió o aceptó como una
broma de Silvio durante años. "Berlusconi se folla a todas esas chicas en
nombre de todos los italianos y esto lo deben agradecer porque para gobernar se
necesita follar bien", dijo el polémico pluridiputado Vittorio Sgarbi.
Una línea roja
Meloni, pese a provenir de un entorno ideológico
ultraconservador, ha marcado al menos una línea roja entre la forma y el fondo.
Nunca ha permitido en sus filas que hubiera bromas o comentarios de mal gusto
en temas como el racismo, machismo u homofobia. "Es una joven llena de
coraje y un ejemplo para nuestros jóvenes", dijo Meloni de Silvia Romano,
la cooperante italiana que estuvo secuestrada 18 meses en Somalia y que regresó
profesando la religión musulmana. Entonces desde muchos ámbitos de la extrema
derecha italiana se atacó a la joven a la que se acusó de "ingrata".
Ella decidió apoyarla.
Desde algunas asociaciones LGTBI, colectivo amenazado
tras el primer año de Gobierno conservador con recortes de diversos derechos,
se incide en el cinismo que hay entre las declaraciones y hechos de los FdI de
Giorgia. "Meloni y su partido tienen una obsesión contra las personas
homosexuales y transexuales. Toda su retórica de Dios, patria y familia son el
caldo de cultivo que alimenta el odio diario. No nos importan las lágrimas de
los chacales", decía la asociación Sentinelli de Milán tras lamentar
públicamente Meloni en 2020 el asesinato de Maria Paola, pareja de un
transexual, a manos de su hermano.
Todo eso es la marca Meloni. Una política inteligente y
con carisma que ha sabido sortear su imagen de extremista para convertirse para
una mayoría de italianos en un referente fiable. Su decisión de separarse de su
pareja 24 horas después de que las declaraciones de Giambruno salieron a la luz
contribuyen a cimentar su imagen de mujer dura que toma decisiones sin
temblarle el pulso. La intención de voto de su partido, FdI, sube hasta el 30%,
según el último sondeo de Youtrend donde también se afirma que ella es el
miembro más valorado del Gobierno. Según la empresa Ipsos, un 50% de los
italianos la aprueba como primera ministra.
Ideológicamente, Meloni está en la acera opuesta de los
movimientos feministas, pero desde un punto de vista meramente representativo
ella es la primera mujer en dirigir el país y en mostrar que ahora las
"bromas" sexistas ya no son motivo de aplauso, al menos desde las
altas estancias patrias. En una Italia en la que, según una encuesta entre
jóvenes de 14 y 26 años, la mayoría piensa que "su futuro laboral,
ambiciones y sueños personales están limitados por la discriminación y
violencia de género", figuras como Meloni son muy necesarias.
https://www.elconfidencial.com/mundo/2023-10-20/meloni-pone-patitas-calle-a-su-rubiales_3758221/