Según el reporte de la firma estadunidense de estudios de inteligencia, la violencia de 2010 derivó de la guerra sin cuartel entre Los Zetas y la 'Nueva Federación', esta última una organización creada por el Cártel de Joaquín El Chapo Guzmán.

 “La violencia ha seguido aumentando sin cesar y ha llegado a niveles sin precedentes (…) y no muestra señales de disminuir”, acota.

La agencia critica la actual estrategia del presidente Felipe Calderón pues dice que ésta “parece estar incitando a más violencia en los cárteles que tratan de apoderarse de las debilidades de sus rivales, y el gobierno federal simplemente no tiene los recursos para poder contenerlos”.

“El Cártel de Sinaloa se ha extendido y ha aumentado su nivel de influencia de Tijuana a las partes del Río Grande en Texas y tiene la mayoría de los recursos a su disposición, por lo que es el más capaz de todas las organizaciones en México, y por lo tanto, es el más propenso a conducir una alianza que podría consolidar su poder en las regiones volátiles y mantenerse estable”, señala.

Stratfor, a tono con las revelaciones realizadas por WikiLeaks en las que el gobierno federal reconocía haber perdido el control en algunas zonas del país, precisa que el gobierno “nunca ha sido capaz de ejercer un control completo y total sobre el territorio mexicano, sobre todo lejos de la Ciudad de México, es decir en los estados fronterizos del norte”.

El año pasado Stratfor dio cuenta del nacimiento de la organización 'Nueva  Federación' como consecuencia de la ruptura entre el cártel del Golfo y 'Los  Zetas'.

La agencia considera que las medidas que tendrá que tomar el presidente Calderón van en dos direcciones: la primera sería el aumento de la asistencia y la participación de gobiernos extranjeros en la lucha contra la delincuencia organizada. “Con los recursos federales limitados, Calderón y el gobierno mexicano no tienen otra opción más que buscar ayuda legítima en la lucha contra la violencia. Con la ayuda extranjera, los recursos combinados efectivamente podrían desmantelar los principales cárteles y otras operaciones criminales y restaurar la seguridad y control, sobre todo en la franja norte de los estados fronterizos. Sin embargo, esa opción es poco probable debido al rechazo político que genera.

Por ello, un seguno escenario para disminuir la violencia implicaría a “una organización dominante que haga una purga o coopte a sus rivales para reducir la violencia practicada por los grupos delictivos ", con capacidad de  manejar con mayor libertad el negocio de la droga, aunque para esto se necesitaría de "algún grado complicidad de elementos del gobierno mexicano, advierte el reporte.