¿Cómo pasó de estar muy cerca del ramillete de los presidenciables a la cárcel?.
Hace
cuatro años exactos, el 23 de septiembre del 2007, Samuel Moreno Rojas le dijo
al diario El Tiempo cuáles serían sus planes para mejorar el tránsito de
Bogotá. En ese momento era el candidato del Polo y se disputaba la llegada al
Palacio de Liévano con su principal competidor, Enrique Peñalosa.
Moreno
dijo que en los primeros seis meses de su gestión se asesoraría y que antes de
finalizar el primer año estaría funcionando el sistema único de recaudo y
tendría listos los diseños del Metro y el Tren de Cercanías.
Hoy no
solo no cumplió sus promesas de campaña, sino que debido a su presunta
participación y la de su hermano el senador Iván Moreno en el ‘carrusel de la
contratación’, que estalló precisamente por los desmanes en la ejecución de
obras para mejorar el tránsito, tiene a Cristo de espaldas. El juez 28 de
control de garantías, Jorge Polidoro Bernal, ordenó su reclusión en la cárcel,
mientras se surte el proceso de juicio en su contra.
¿Cómo
llegó Moreno a este punto?
Samuel
Moreno lleva la política en la sangre. Nació el 11 de febrero de 1960 en Miami.
Es hijo de María Eugenia Rojas, conocida como la 'Capitana’, y del político
conservador y exdirector del Diario de Colombia, el abogado Samuel Moreno Díaz.
Hasta
Estados Unidos llegaron sus padres para exiliarse tras la caída de la dictadura
de su abuelo, el general Gustavo Rojas Pinilla, que en 1957 debió dejar el
poder que cuatro años atrás se había tomado en un golpe militar contra el
gobierno de Laureano Gómez.
En 1974,
la 'Capitana’ lanzó una candidatura presidencial y él la acompañó a la mayoría
de los barrios de Bogotá. Luego, su madre acompañó la candidatura de Belisario
Betancur, que resultó elegido presidente tres años más tarde. Belisario la
nombró en la gerencia del Instituto de Crédito Territorial.
En 1979
entró a estudiar derecho en la Universidad del Rosario. Se casó con Cristina
González, quien lo ha acompañado a todas las diligencias judiciales en el
complejo de Paloquemao.
Impregnado
de la actividad política familiar, arrancó su carrera en 1982 como coordinador
nacional de la juventud de la Alianza Nacional Popular (ANAPO), el partido que
había fundado su abuelo para intentar ganar la presidencia en 1970.
En 1986,
tres años después de haber terminado en el Rosario, Samuel Moreno se lanzó al
Concejo de Bogotá. Pero no logró su elección. En 1991, aliado con la Alianza
Democrática M-19, que llevaba el nombre del movimiento guerrillero fundado en
represalia por el supuesto robo de la elección de Rojas Pinilla el 19 de abril
de 1970, fue elegido senador. Se mantuvo en el Congreso durante 15 años, con la
bandera de la ANAPO emulando a la 'Capitana', quien estuvo 12 años, y a su
progenitor, quien sumó 17 años.
En su
paso por el Senado defendió a Ernesto Samper, criticó a Andrés Pastrana y
encabezó algunos debates de control político relacionados con Telecom, Termo
Río y el aeropuerto El Dorado, entre otros. No se destacó en el impulso de
proyectos, pues en los períodos comprendidos entre 1998 y el 2006 solo pasaron
cinco de sus 32 iniciativas.
En el
2007, con el Polo Democrático Alternativo, se propuso llegar a la Alcaldía de
Bogotá, y en una competición apretada derrotó en la consulta interna del
partido a la excanciller María Emma Mejía. Para entonces, los rumores sobre la
posible injerencia de su mamá en la administración, o de que la convirtiera en
un fortín politiquero, no hicieron falta.
En una
ocasión, la periodista Maria Isabel Rueda le preguntó si era cierto que era un
títere al que controlaba la politiquería de Ernesto Samper, Horacio Serpa y el
senador Jaime Dussán. Él respondió: “A mí no me controla nadie”.
En
octubre de ese año derrotó a Peñalosa en una votación histórica: cerca 900.000
votos.
El declive
Pero
desde marzo del 2008, solo dos meses después de posesionado en el cargo, según
los resultados de la encuesta bimestral de Gallup, comenzó el declive de su
popularidad. La percepción del caos en la ciudad por los frentes de obra
abiertos empezaron a pasarle la cuenta de cobro.
Pero
solo en junio del 2010 detonó el escándalo. Caracol Radio reveló una grabación
en la que el exrepresentante del Partido Liberal Germán Olano hablaba con uno
de los hermanos Nule, uno de los grupos contratistas más importantes de la
ciudad, sobre la molestia del contralor distrital Miguel Ángel Moralesrusi por
la demora en los pagos de unas coimas. El escándalo salpicó a los Moreno.
En
octubre de ese año, el excandidato presidencial Gustavo Petro, quien
paradójicamente perteneció al M-19 y se apartó del Polo Democrático, denunció
la existencia de un carrusel de contratación en la ciudad y la concentración de
la misma.
En febrero del 2011 la desfavorabilidad del
alcalde llegó a su pico histórico del 85 por ciento. Y a finales de abril, su
hermano, el senador Iván Moreno, fue detenido y acusado por la presunta
comisión de los delitos de cohecho impropio, concusión y celebración indebida
de contratos.
Una
semana después, el 3 de mayo, el alcalde fue suspendido por el procurador
general, Alejandro Ordóñez, quien consideró que Moreno Rojas había incumplido
su deber de vigilar los recursos públicos y el cumplimiento de los contratos.
Poco a
poco la madeja de la contratación se fue desenrollando. Las pruebas llevaron a
la Fiscalía, el 22 de junio, a formular pliego de cargos contra el alcalde
suspendido por los delitos de prevaricato por omisión, concusión, contrato sin
cumplimiento de requisitos legales esenciales y peculado por apropiación.
Esta
semana, el fiscal delegado ante la Corte Ricardo González pidió su detención
por considerar que Moreno es un “peligroso para la sociedad”. El juez le dio la
razón y ordenó su reclusión.
Hace
cuatro años Moreno no solo pensaba hacer una buena gestión, sino esperaba que
su administración lo impulsara a realizar el sueño de su madre y de su abuelo:
llegar a la Presidencia. Pero el sueño se convirtió en una pesadilla que no ha
terminado. Ahora está a la espera de un fallo que lo declare culpable o
inocente de su participación en el ‘carrusel de la contratación’. Y aunque en
política nadie está muerto, dicen los expertos, su carrera, por ahora, quedó
enterrada.