Álvaro Uribe volvió al país y su presencia domina parte de la agenda política. Incluso, los medios de comunicación casi que relegaron la actividad del presidente Juan Manuel Santos y se ocuparon, en buena parte, de qué estaba pensando Uribe.
 
Además, dos partidos políticos, La U, y un representativo sector del Conservatismo, reclamaron la presencia del ex presidente.
 
Durante dos días, congresistas y dirigentes de ambos partidos le consultaron a Uribe sus posiciones, tanto en la agenda legislativa del actual Gobierno, hasta el futuro político y electoral, que al frente tiene el reto de las elecciones locales.
 
Un importante sector de La U pidió al ex presidente que asumiera el papel de “jefe natural” del Partido. Pero un sector de representantes conservadores recordó que el Gobierno de Uribe tuvo como eje la ideología de esa colectividad.
 
Uribe, con su tono característico, envió varios mensajes. Pero cada uno de ellos con múltiples interpretaciones, que podrían marcar la estrategia del ex mandatario que podrá convertirse en el más influyente dentro de la política interna.
 
“La prioridad, ayudar al presidente Santos”
 
“La gran prioridad, la urgencia, es contribuir con la agenda que el presidente Santos le ha ofrecido al país”. Así les dijo Uribe a los de La U y a los Conservadores, e incluso, en la reunión que sostuvo con el propio Santos, se mostró “solidario y comprometido con su gobierno”.
 
Esas palabras fueron una estratégica respuesta a los sectores de opinión que habían advertido que el uribismo podría convertirse, si no en la oposición, sí en una piedra en el zapato de las principales reformas que impulsa Santos.

Juan Lozano, presidente de la U, dijo que Uribe tiene el espíritu “más constructivo”. Sin embargo, el apoyo que pregonó a Santos no estaría exento de condiciones.

Lozano aclaró que la decisión de impulsar la agenda legislativa también se hará “proponiendo alternativas y fórmulas que mejoren los proyectos de ley para poderle cumplir a Colombia”

Por eso Uribe, tanto a La U como a los conservadores, les reiteró sus “observaciones e inquietudes” frente a la ley de víctimas, el único proyecto de la actual agenda que ha sido radicado en un acto sin antecedentes, pues el propio presidente Juan Manuel Santos lo presentó en el Congreso.

A Uribe no lo convence del todo el proyecto que presentó Santos, y en el que incluyó a todas las víctimas sin discriminación.

“Consideramos con el ex presidente Uribe que hay que acompañar la ley de víctimas, pero en el debate se harán recomendaciones en temas de temporalidad, establecer el universo de las víctimas, y en el tema de las víctimas de agentes del Estado, se debe reparar hasta que haya sentencia judicial”, explicó a Semana.com el representante conservador David Barguil, uno de los presentes en la reunión.

Estas observaciones pueden modificar la postura de la U y el Conservatismo, que prácticamente han revivido los mismos reparos que esta iniciativa tuvo en la legislatura pasada.

Aunque otra cosa piensan los amigos de Uribe. Uno de sus hombres de confianza, el ex ministro Fabio Valencia Cossio, quien junto con el ex ministro Andrés Felipe Arias promovió el encuentro con representantes conservadores, dijo que las posiciones “no significan oposición, son una postura para enriquecer un debate”.

“Ayudante de la democracia”

“Colombia me ha colmado de honores, de posibilidades. Lo que quiero hacer es trabajar por la patria y mi papel es muy elemental, el de ayudante de la democracia”. Esa fue la respuesta a los parlamentarios de la U que le pidieron asumir la dirección del partido, y a los dirigentes conservadores que lo invitaron a formar parte de él.

Uribe rechazó dignidades dentro de cualquier colectividad y, al señalar que será ayudante de la democracia, dijo que su principal función será mantener la sociedad política de la U y los conservadores.

En la U le dieron carné del partido y le dejaron lista la silla en la dirección de la colectividad para cuando disponga asumirla. Pero a los conservadores, que dicen que fueron el soporte de sus ocho años de gobierno, no les sonó mucho la idea. Por eso Uribe no se comprometió con ninguno de los dos partidos.

La interpretación que le dieron a sus palabras es que Uribe quiere mantener viva la que fuera su coalición y tratará de que esta se mantenga en municipios y departamentos en las próximas elecciones. “Uribe es el vocero natural de la unidad nacional”, dijo Valencia Cossio.

Pero en La U interpretaron esas palabras a favor de la colectividad. Juan Lozano, como una de las conclusiones de los encuentros, dijo que “La U buscará alcaldías y gobernaciones a partir de planes elaborados en los 32 talleres democráticos liderados por el ex presidente Uribe”.

Los conservadores las asumieron de otro modo. Que Uribe caminaría de la mano de los candidatos azules. “Vamos a recorrer las regiones a partir del mes de enero acompañando al Partido Conservador y aquellos candidatos que le brinden la garantía al país de mantener los principios de la seguridad democrática, la cohesión social y la confianza inversionista”, dijo el representante conservador David Barguil.

“Bogotá necesita un hombre que trabaje de sol a sol”

El ex presidente Uribe también dijo que para el proceso electoral de 2011 “no pretende imponer candidatos”. Sin embargo, sí se atrevió a lanzar perfiles para algunas de las necesidades, que a su juicio, tendrían que tener algunas regiones. “Hay que buscar perfiles de candidatos, pero discutidos con la región” en los talleres democráticos que piensa liderar desde el próximo mes de enero.

La única referencia concreta se produjo en la segunda de las reuniones con el partido de La U. Allí, Uribe dijo que Bogotá necesita una persona “que trabaje de sol a sol”, “que haga una cirugía burocrática, y que se de la pela de eliminar 17 mil cargos públicos”.

La alcaldía de Bogotá fue un escenario en el que muchos han pretendido ubicarlo. En la reunión, Uribe, según asistentes, no pronunció un mensaje directo sobre esa posibilidad, aunque el perfil que sugirió fue asumido por algunos como el del propio ex presidente.

Uribe volvió a la política y su influencia podría deparar el éxito de las principales reformas de Juan Manuel Santos, y el próximo debate electoral, a los que los partidos se han visto obligados a adelantar sus proyecciones.