Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Frente Externo  
 
07/08/2006 | La supervivencia de Israel

Eduardo San Martín

LA guerra de Israel en Líbano no puede detenerse ahora. Si se parara antes de la derrota total de Hizbolá, arguyen algunos amigos de Israel, nos retrotraeríamos a los días previos a la retirada israelí del sur del Líbano, hace seis años, cuando los cohetes «Katiusha» golpeaban periódicamente el norte de Israel.

 

Eso, en el mejor de los casos. En el peor, se enviaría una señal clara a los islamistas enemigos de Occidente, y muy en especial al régimen iraní, capo real de Hizbolá, sobre la capacidad de resistencia de Occidente en la perspectiva de un futuro choque de mayor alcance que consideran inevitable, en especial si a este ensayo general se responde con políticas de apaciguamiento.  

Hay otros amigos de Israel que plantean la cuestión en términos diferentes. ¿Es capaz Israel de conseguir sus legítimos objetivos con esta loca ofensiva; o, por el contrario, puede encontrarse con lo contrario de lo que se propone? De momento, el único resultado visible, mientras los «Katiusha» siguen matando a israelíes, es la devastación de un aliado potencial de Occidente en la región.

Un país que hace un año se levantó contra sus protectores sirios en una rebelión popular saludada con alborozo por muchos de quienes hoy contemplan impasibles su destrucción. Israel puede estar cometiendo en Líbano el mismo error que Estados Unidos en Irak. Lo dicen desde el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales de Washington.

Tel Aviv habría sobreestimado la ventaja táctica de su superioridad militar y habría subestimado la importancia estratégica de la opinión pública. «Las percepciones locales, regionales y globales de un conflicto son tan importantes para sostener una guerra, y para concluirla en términos favorables, como el número de enemigos capturados o muertos», asegura Anthony Codersman, analista del centro, al Financial Times.

La muerte de civiles, con el terrible desgaste que ello supone en la guerra que se libra más allá de los cañones, no ha sido compensada por una reducción significativa de la capacidad de Hizbolá, y mientras ésta pueda seguir disparando unos pocos cohetes contra Israel, y el «Tsahal» se empantane en una nueva guerra de desgaste en el Líbano, la guerrilla islamista y sus patrones podrán cantar victoria, señalan otros especialistas norteamericanos.

En noviembre de 2003, Bush convocaba a los grandes del planeta a una Iniciativa para el Gran Oriente Medio. Se trataba de enmarcar la invasión de Irak en una estrategia global de reformas en una región que comprendía, además del mundo árabe, Irán, Pakistán y Afganistán; y de restañar las heridas abiertas por el conflicto iraquí.

Tras ciertas reticencias, la Liga Árabe se adhirió al proyecto en mayo de 2004. Siguieron una serie de reformas en Egipto, Jordania, e incluso en Arabia Saudí, en lo que se saludó como el principio de «una primavera democrática» en la región. En la cumbre de Sea Island (junio de 2004), el G-8 introdujo un elemento esencial, no previsto en el borrador norteamericano.

Toda reforma debería ir acompañada de «un acuerdo justo, conjunto y duradero en el conflicto árabe-israelí». A partir de entonces, la diplomacia de Estados Unidos perdió interés en el asunto, tal vez por su mayor esfuerzo en Irak, y se instalaba, una vez más, en una política de inhibición («Don´t just do something, stand there»), denunciada estos días por antiguos amigos como Francis Fukuyama.

La Iniciativa partía de una conclusión cierta: no habrá estabilidad en Oriente Medio sin democracia. Pero el G-8 ponía el dedo en otra llaga: no habrá democracia en la región sin un acuerdo duradero árabe-israelí. ¿La exagerada reacción de Israel a una provocación previsible trabaja en esa dirección?

La supervivencia del estado hebreo no puede afirmarse contra todo el entorno regional y dependiendo sólo del apoyo incondicional de Estados Unidos. Tel Aviv no puede enajenarse, con desdén, la simpatía del resto del mundo. La alianza israelo-norteamericana es reciente (apenas cuarenta años) y no tiene por qué ser eterna.

Si yo fuese israelí, no querría que la supervivencia de mi país reposara sobre esa gran incertidumbre.

ABC (España)

 


Otras Notas Relacionadas... ( Records 1 to 10 of 750 )
fecha titulo
17/12/2013 Kerry forces Israel’s moment of decision
21/10/2013 Israel's blind watcmen
21/08/2013 When failure carries no cost
16/08/2013 Why Israel Is Obsessed with an Iranian Bomb
15/08/2013 Israel y Palestina: ¿es posible alcanzar la paz en nueve meses?
14/08/2013 Un nuevo intento
12/08/2013 The Israel Defence Forces - Taking wing
03/08/2013 Bibi and the true believers
19/06/2013 Los israelíes, cada vez más de izquierdas
29/05/2013 Buying Time? Money, Guns and Politics in the West Bank


Otras Notas del Autor
fecha
Título
17/03/2011|
11/05/2010|
21/09/2009|
28/03/2009|
09/03/2009|
09/03/2009|
01/09/2006|
28/08/2006|
24/03/2006|
07/02/2006|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House