Digo en frío, porque algunas de sus tesis son… escalofriantemente frías:
• La violencia y el tiempo no son por ahora indicadores de victoria o fracaso, sino del tamaño del problema.
• No es sensato demandar que en tres años acabe la violencia de unos grupos criminales que poseen miles de millones de dólares, decenas de miles de armas y miles de bandidos que han aprendido a matar.
• La guerra la impusieron los criminales con sus matanzas, que se convirtieron en un reto a la autoridad; el Estado no podía limitarse a ser árbitro. Por lo tanto, que haya crecido la violencia al intervenir el gobierno y enfrentar a los cárteles, es algo totalmente lógico e inevitable.
Desde esa lógica preparémonos, pues, para seguir contando muertos. Tenemos, según el gobierno federal, 28 mil entre el 1 de diciembre de 2006 y el 3 de agosto de 2010. Según MILENIO, el incremento de ejecuciones en los siete primeros meses de este año respecto de los siete primeros de 2009 fue de 73 por ciento. De mantenerse esa tendencia, 2010 cerraría con cerca de 14 mil muertos.
Y como esta violencia es totalmente lógica e inevitable, y no hay por qué demandar que termine pronto, con las cifras actuales uno puede hacer las proyecciones que quiera: 15 mil ejecutados en 2011, 20 mil en 2012, 70 mil en el sexenio.
Y 70 mil mexicanos muertos, o más, no serían siquiera indicadores de victoria o fracaso, sino del tamaño del problema.
No, eso no puede estar bien. Con todo respeto para el comandante Villalobos.