La matanza de civiles en Siria ha logrado mover a Rusia y China, los máximos defensores del régimen de Asad en el Consejo de Seguridad de la ONU. Tras meses de rechazo de cualquier condena de la violencia o petición a Damasco, estos dos países aceptaron este jueves una declaración que "deplora" la situación humanitaria y pide acceso al personal de Naciones Unidas.
El texto
demanda al Gobierno sirio que permita la entrada "inmediata" y
"sin trabas" en el país de Valerie Amos, la subsecretaria para
asuntos humanitarios, para conocer la situación de primera mano y movilizar
ayuda para los civiles. Naciones Unidas acusa en un informe al régimen sirio
de "crímenes contra la humanidad", pero también reconoce que ya
no puede confirmar elnúmero de muertos, aunque teme que sean hasta 7.500.
"Los
miembros del Consejo de Seguridad deploran el rápido deterioro de la situación
humanitaria, en particular por el creciente número de civiles afectados, la
falta de acceso seguro a los servicios médicos adecuados y la carencia de
comida, sobre todo en las zonas afectadas por la violencia y las batallas
como Homs,Deraa, Idlib", dice la declaración.
El
Consejo pide al régimen sirio que permita el acceso inmediato de su personal
"a todos los civiles que necesitan ayuda, de acuerdo con la legislación
internacional y los principios básicos de la asistencia humanitaria".
Amos se
quejó el miércoles de que Siria había rechazado su petición de entrada pese a
la "necesidad de asistencia médica, comida y recursos
básicos" de su población. Rusia había mediado con el régimen de Asad
en la visita de la representante de Naciones Unidas y esta negativa tensa
las relaciones de Moscú con Damasco, pese al fiel apoyo ruso (más que chino)
hasta ahora.
El
embajador británico ante la ONU de Reino Unido, presidente del Consejo de
Seguridad este mes, explicó que todos los miembros del ejecutivo de Naciones
Unidas han aprobado el texto. No se trata de una resolución, con valor
legal vinculante, pero es la primera declaración conjunta de los 15 miembros
del Consejo en los siete meses de esfuerzos por condenar al régimen de Asad y
después de que Rusia y China vetaran dos resoluciones y votaran contra un par
de declaraciones no vinculantes de la Asamblea General.