Hugo Chávez tiene madera de traidor. Así lo afirmé en mi anterior artículo al reseñar como, sin importarle sus compromisos ideológicos, había entregado al gobierno de Colombia dos importantes jefes guerrilleros. Ahora, después del nuevo endeudamiento aprobado por la Asamblea Nacional, debo decir responsablemente que esa actuación no puede calificarse sino de traición a la patria.
La deuda pública genera tal dependencia de los centros de poder
internacional que la soberanía queda debilitada totalmente. Esa es la verdad.
No soy especialista en el tema, pero creo mi obligación tratar de explicarles a
mis lectores la gravedad de lo que ocurre. Nuestro país sufrió, en el siglo
XIX, circunstancias muy dolorosas por haberse endeudado irresponsablemente.
La deuda
contratada por la Gran Colombia como consecuencia de la guerra de independencia
fue repartida proporcionalmente: Colombia, 50%, Venezuela, 28,5 %, Ecuador,
21,5 %. Nuestro país tenía que cancelar 34 millones de pesos a distintos
acreedores internacionales. Esa cantidad, en lugar de disminuir fue
incrementándose como consecuencia de las guerras civiles, las desfavorables
condiciones de negociación, las reclamaciones exageradas e injustas de
gobiernos y súbditos extranjeros, y la corrupción generalizada. El retraso en
el pago del servicio de la deuda produjo, en 1903, una crisis internacional que
condujo al bloqueo de nuestras costas y a la toma militar de La Guaira y Puerto
Cabello por Inglaterra, Alemania e Italia.
Dos
tesis se han esgrimido sobre las razones del bloqueo: la primera: la renuencia
de Venezuela de cancelar las reclamaciones pendientes por daños y perjuicios
causados a las personas y propiedades de súbditos de las potencias atacantes,
así como el cobro de la deuda externa que el país mantenía en crónico estado de
mora con Inglaterra y Alemania. La segunda, basada fundamentalmente en razones
de rivalidades geopolíticas entre esos países europeos y Estados Unidos. El
motivo: obligar a la naciente potencia americana a revisar la doctrina Monroe.
El bloqueo fue levantado en virtud de los protocolos de Washington en donde
Venezuela se comprometía a cancelar Bs. 165.300.000 y reconocer los daños a
extranjeros por Bs. 35.500.000.
Esta
crisis va a impactar de una manera permanente a las generaciones de venezolanos
que vivieron tan delicadas circunstancias internacionales. A partir de ese
momento, se estableció casi un principio sagrado e inmodificable en nuestra
hacienda pública: no contratar, por ningún motivo, empréstitos extranjeros.
Juan Vicente Gómez logró, mediante la utilización de la naciente riqueza
petrolera, cancelar la deuda pública en 1930. Esta prudencia fiscal se mantuvo
por mucho tiempo: en la década de los cuarenta, apenas existió una pequeña
deuda interna que alcanzó en 1948 a $6.000.000. Durante la dictadura militar,
la deuda pública se incrementó a montos relativamente importantes al alcanzar
cerca de $1.000.000.000.
La deuda
externa en el primer período de la democracia (1959-1973) alcanzó a
$2.000.000.000, de cuya cantidad correspondía a deuda externa $1.200.000.000.
Al iniciarse el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez se rompió el principio
fundamental que había regido la hacienda pública hasta ese momento: evitar el
endeudamiento. Al finalizar su gobierno la deuda pública había aumentado a
$15.000 millones. Durante el gobierno de Luis Herrera Campíns la deuda aumentó
a $27.000 millones, creándose las condiciones de desconfianza que produjeron el
Viernes Negro. A partir de ese momento, la deuda pública se mantuvo estable
lográndose, durante el segundo gobierno de Rafael Caldera, una disminución
cercana a $2.000 millones.
Al
iniciarse este gobierno, la deuda pública alcanzaba a 25 mil millones de
dólares. En estos últimos cinco años, con el barril de petróleo a más de 100
dólares, la deuda pública venezolana aumentó inexplicablemente a más de 140.000
millones de dólares. Al mismo tiempo Pdvsa, cerró el año 2010, con una deuda de
24.950 millones de dólares, siendo su patrimonio sólo de 74.720 millones de
dólares. Entre esas locuras, está la negociación con China. Se endeudó a
Venezuela por 20.000 millones de dólares pagaderos en petróleo a futuro
valorado apenas a 50 dólares el barril. No contento con esto, se negocia un
nuevo crédito con el Japón por 1.500 millones de dólares. Además, ¿dónde está
la obra pública realizada?, ¿es o no es Hugo Chávez traidor a la patria?
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