En una reunión de miembros jóvenes de su conservadora Unión Demócrata Cristiana, Merkel dijo que, aunque los extranjeros son bienvenidos en Alemania, deben aprender el idioma y aceptar las normas culturales del país.

Con ello hizo resonar un tema escuchado crecientemente en toda Europa, en momentos en que el continente combate una crisis económica y preocupaciones sobre terrorismo generado dentro de sus fronteras.

"Este enfoque multicultural, que dice que vivimos uno al lado del otro y felices unos con otros ha fracasado, ha fracasado por completo", señaló Merkel.

Los comentarios de la canciller recibieron aplausos de los miembros más conservadores de su partido, pero algunos alemanes en la cosmopolita Berlín argumentaron el domingo que ella ha perdido el contacto con la vida diaria de la nación.

"Pienso que su declaración es muy maniqueísta y no refleja genuinamente el estilo de vida de la gente que está viviendo aquí", dijo Daniela Jonas, una alemana que estaba colocando puestos en un mercado de pulgas en el heterogéneo distrito de Kreuzberg, donde conviven inmigrantes y alemanes nacidos en este país.

Alemania y otras naciones europeas han estado lidiando con la idea de considerarse países abiertos a la inmigración, y desde hace tiempo Merkel se ha mostrado escéptica respecto a los intentos de su país por construir una sociedad multicultural que incluya a aproximadamente cinco millones de musulmanes.

Muchos inmigrantes hablan poco o nada de alemán, tienen empleos de bajo salario o viven de ayuda del gobierno en momentos en que el país enfrenta un envejecimiento de la población y escasez de trabajadores altamente calificados.

"Alemania necesita más inmigración calificada para mantener su ventaja económica y enfrentar los desarrollos demográficos", señaló el domingo Volker Beck, un legislador del opositor Partido Verde.

Merkel admitió en sus comentarios del sábado que la entonces Alemania Occidental abrió sus puertas a trabajadores turcos en la década de 1960, los cuales ayudaron a la reconstrucción del país luego de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, los políticos alemanes creyeron que con el tiempo esos trabajadores regresarían a casa, pero muchos se quedaron y los hijos de sus hijos están ahora iniciando su familia aquí.