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21/12/2006 | La caída del dólar

Eugenio Anguiano

El dólar estadounidense re gistró a fines de noviembre su punto más bajo de los 20 meses anteriores, al cotizarse en 1.32 por euro. También cayó frente a monedas como la libra esterlina, el yen japonés y el franco suizo.

 

En los primeros 15 días de diciembre la tendencia fue errática, con repuntes y caídas cotidianas, pero con síntomas de debilidad que van más allá del ciclo económico y de las transacciones de corto plazo.

En cuanto a lo primero, la OCDE, que en la primavera pasada había estimado un crecimiento de la economía estadounidense de 3.6% y 3.1% para este año y el próximo, respectivamente, en noviembre revisó sus cálculos a la baja:3.1% de crecimiento en 2006 y 2.4% para 2007. Varios especialistas de empresas privadas vaticinan que hacia mediados del año próximo se presentará en Estados Unidos una recesión económica que llevará a una desaceleración de la actividad productiva mundial.

Por su parte Ben Bernanke, presidente del sistema de la Reserva Federal de ese país, de forma optimista considera que la pérdida de dinamismo económico y la desvalorización del dólar frente a otras divisas, son parte natural del ciclo económico y de un movimiento de corrección del desequilibrio comercial de Estados Unidos frente a la Unión Europea, a las economías emergentes de Asia y a Japón, y a los exportadores de petróleo.

El problema de los desbalances comerciales y financieros globales es todavía más complejo, ya que la contracción de la economía de Estados Unidos, la reducción de sus importaciones totales y la relativa devaluación del dólar frente a las monedas de países que vienen amasando superávits comerciales desde hace meses o años, no serán suficientes para corregir dichos desbalances.

Si el dólar continúa cayendo, países como China, Japón, Corea del Sur y otros asiáticos, que han acumulado buena parte de sus reservas internacionales en bonos del Tesoro estadounidense -financiando con ello el déficit fiscal y de cuenta corriente con el exterior de Estados Unidos- podrían comenzar a vender esos y otros activos financieros nominados en "billete verde", provocando una declinación aún mayor de esta divisa, hasta el extremo de causar una verdadera crisis financiera internacional.

Sin embargo, muchos especialistas financieros no creen que los bancos centrales asiáticos tomen la decisión de vender sus dólares, porque perderían más si esta divisa baja en picada, por el tamaño de sus reservas en esa moneda, que las eventuales ganancias que obtendrían en caso de cubrirse con activos en yuanes, euros, libras u otras monedas fuertes.

En realidad, el atractivo de la divisa estadounidense reside más en lo que los especialistas llaman "cuestiones estructurales", que en el tamaño del déficit comercial de ese país o en las fluctuaciones cíclicas del tipo de cambio del dólar vis-à-vis otras monedas. Es decir, la fortaleza del dólar estriba en el hecho de que, en el largo plazo, la economía de nuestro vecino del norte ha crecido más rápidamente que las de los demás países desarrollados.

En última instancia, se dice, la moneda estadounidense está respaldada por el tamaño de su mercado, por la competitividad de sus factores de producción y por el capital total acumulado; quien posee dólares o es acreedor en esa moneda, tiene un título de propiedad o un vale contra una sociedad cuya masa de bienes y servicios generados anualmente es muy superior a la de cualquier otra sociedad del mundo.

Aun así, hay factores que, de continuar presentándose, podrían llevar a una seria crisis mundial. Primero, el crecimiento de la economía estadounidense ha sido impulsado por el consumo interno sobre la base del crédito, y ello ha llevado a enormes desequilibrios económicos y financieros que se cubren con ahorro externo. Segundo, los excedentes de los exportadores de petróleo de los últimos cuatro años ascienden a más del doble de los registrados en sus puntos máximos en la década de los 60 y, según el Fondo Monetario Internacional, el superávit acumulado en cinco años en estas economías frente a Estados Unidos sumará 1.7 billones de dólares en 2007. Tercero, hoy no se ve un reciclaje de petrodólares como antes, porque los exportadores de crudo importan menos y ahorran más.

El gobierno de Felipe Calderón afrontará pronto serios problemas derivados de la desaceleración o posible recesión de la economía estadounidense, y de la baja del dólar; las exportaciones mexicanas no petroleras se contraerán, mientras que las petroleras se verán limitadas por la disminución de la reserva nacional de crudo; los ingresos por remesas de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos podrían también disminuir con la recesión en ese país, y la reserva del Banco de México, en gran medida en dólares, se reducirá en valor si continúa la caída de esa divisa en el mercado mundial. Sin duda, una dura prueba para la economía nacional y para las políticas monetaria y financiera en operación desde hace más de 12 años.

Profesor investigador de El Colegio de México

El Universal (Mexico)

 



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