Sudáfrica, sin embargo, tiene muy mala fama. Una búsqueda rápida y descuidada en internet podría dar como resultado que es el país más inseguro del mundo, o en el que mayor cantidad de asesinatos con arma de fuego ocurren.
En realidad, los estudios más serios señalan que los niveles de crimen y violencia corresponden aproximadamente a la extraña combinación que es Sudáfrica: índices de desarrollo un piso debajo de países latinoamericanos, en proceso de construcción de una clase media, con grandes diferencias sociales, con crecientes concentraciones urbanas (la capital con siete millones de personas en la zona metropolitana de Johannesburgo) y un sistema judicial deficiente o en reconstrucción.
Si Sudáfrica tiene peor fama que Honduras, es porque en Sudáfrica hay una industria del turismo y una proyección internacional que en Honduras no existe. Pero no se equivoque, que tendrá más chance de ser asaltado en Tegucigalpa que en Ciudad del Cabo.
Las estadísticas de asesinatos, además, señalan que en su inmensa mayoría —arriba de 80 por ciento—, se dan entre personas que se conocen. Es decir, en riñas familiares, comerciales, pasionales o tribales.
El delito que mayor número de denuncias acumula es el robo de auto, luego le sigue el robo a casa habitación, lo que ha provocado la explosión de colonias y barrios cerrados y un número inimaginable de empresas privadas de seguridad ¿A qué me suena?
Otra similitud: aunque desde 2003 los índices de delito han bajado, las encuestas señalan que a partir de ese año la percepción de la inseguridad entre sudafricanos ha aumentado. Un delito que sí ha aumentado en los índices es la violación y la agresión sexual.
Como en otros países subdesarrollados, el problema más grave de la policía es la corrupción. Uno de cada tres sudafricanosha tenido que pagar “mordida” para evitar una multa de tránsito. Aun así, en 2008, seis de cada 10 sudafricanos calificaba el trabajo de la policía como bueno aunque uno de cada cinco tiene una peor opinión de la policía de lo que tenía en 2003.
En 1998, un 58 por ciento de los encuestados se sentía tranquilo caminando solo en la noche; el porcentaje se ha desplomado a 23 por ciento.
Tal vez la buena noticia en el panorama delincuencial es que en los últimos años se ha incrementado el índice de denuncia de los crímenes, lo que indica mayor confianza en las autoridades. La modernización del país, sin embargo, y el contraste del desarrollo sudafricano contra el de sus vecinos, ha hecho que las encuestas muestren un incremento serio en echarle la culpa a “extranjeros” de los países vecinos por los delitos cometidos en el país: el principio de una intolerancia que parece desterrada en Sudáfrica.
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