La nación andina es la cuna de una de las civilizaciones más importantes de la América precolombina, cumplió un rol fundamental durante la conquista y colonización, y fue un protagonista en el desarrollo de las ideas republicanas a nivel hemisférico.

Perú, quizás como consecuencia de esas tradiciones históricas, es una de los países que con mayor autenticidad muestra las contradicciones que sumen a nuestras naciones en conflictos periódicos que les impiden avanzar a posiciones sólidas de desarrollo, justicia y democracia.

Fue en Perú donde surgió el primer movimiento hemisférico con características autóctonas que reclamaba espacios políticos y sociales más allá de sus fronteras naturales.

Su fundador, Víctor Raúl Haya de la Torre, recorrió prácticamente todo el continente denunciando las injusticias, promoviendo el indoamericanismo y la unión entre estudiantes y trabajadores. Fundó la Alianza Popular Revolucionaria Americana, el APRA.

Otro aspecto en el que Perú marcó pauta fue con sus militares. El general Juan Velasco Alvarado, que derrocó al presidente Fernando Belaúnde, impuso un régimen militar contrario a los patrones de los militares golpistas que tanto han zarandeando la vida de nuestros países.

El régimen militar de Velasco Alvarado impulsó una política ultra nacionalista, estableciendo el control del Estado en actividades económicas fundamentales como la minería, el petróleo y los servicios públicos, a la vez que confiscaba los medios de comunicación, violentando y suprimiendo el derecho a la libertad de prensa.

El descontento social generado por la severa crisis económica condujo al país a sufrir otro golpe militar, pero en 1980 la nación retomó la vía democrática. Fernando Belaúnde regresó al poder, del que había sido expulsado doce años antes.

Alan García fue el primer dirigente del APRA en asumir la presidencia del país pero su gobierno no satisfizo las necesidades de la población, lo que convirtió a Perú en uno de los países pioneros en llevar a la primera magistratura a un político no tradicional, Alberto Fujimori.

Sin dudas, Fujimori, más allá de su indiscutible éxito en la lucha contra los grupos terroristas de Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, fue otro precursor.

Fue el primero en imponer lo que algunos analistas denominan dictadura institucional, mucho antes que sus pares, Hugo Chávez, de Venezuela, y Evo Morales, de Bolivia, hicieran otro tanto en sus respectivos países.

Ante la negativa del Congreso de otorgarle amplios poderes para legislar sin control parlamentario y planteando la falta de cooperación de los partidos más importantes, Fujimori disolvió el Congreso en abril de 1992, y suspendió las actividades del Poder Judicial, hecho que paradójicamente elevó sus niveles de popularidad sobre el 80%. Este acto, calificado de autogolpe, fue apoyado por un sector de las fuerzas armadas.

En septiembre del 2001, en el marco de numerosos escándalos, Fujimori presentó su renuncia desde Japón, donde se había refugiado. El Congreso, en una actuación soberana poco vista en el continente, no la aceptó y declaró la presidencia vacante por "incapacidad moral permanente". Valentín Paniagua, presidente del Congreso, ocupó la presidencia.

Alejandro Toledo asumió la presidencia de Perú en el 2001. Su gobierno fue efectivo en crear las bases para un desarrollo económico sostenido, que el actual mandatario Alan García, con un quehacer completamente diferente a su primer mandato, ha sabido acrecentar a la vez que fortalecía las instituciones de la nación.

El presente es complejo. Ollanta Humala, un militar ultranacionalista en el 2006, ha evolucionado a posiciones más moderadas y es la primera opción. No obstante, hay quienes dudan de su sinceridad. Recuerdan que sus asociados del pasado, Hugo Chávez y Evo Morales, también reprimieron sus discursos y postura, pero cuando llegaron al poder reinventaron el Estado para conservar el mando e imponer sus ideas.

Por su parte, la otra opción en la segunda vuelta es Keiko Fujimori, hija del ex presidente Alberto Fujimori, que aunque cuenta con el apoyo de los partidarios de su padre, es rechazada por un sector importante de la sociedad, que considera que este sería un tercer mandato del ex gobernante encarcelado.

El pueblo es quien tiene la opción de decidir. Las promesas son muchas, pero las frustraciones de la ciudadanía superan los compromisos de los candidatos. Ojalá la elección sea la mejor para Perú.

Periodista de Radio Martí.