Con una mayoría republicana de 241-194 sobre los demócratas en la nueva Cámara baja que asume hoy, no todo es desventaja sin embargo para la administración Obama, que en el último tramo de la anterior legislatura supo remontar la adversidad después de la paliza en los comicios de medio mandato y la consiguiente autocrítica presidencial de que haber descuidado la vinculación con el electorado.
Y si bien los republicanos han advertido que obstaculizarán cualquier acción de gobierno en los temas claves de su agenda, como son las reformas de salud y financiera y el tema del déficit fiscal con vistas a hacer fracasar cualquier opción de reelección presidencial de Obama en 2012, la estrategia demócrata podría ser a la larga más inteligente, al apelar al consenso bipartidista a fin de “mejorar la economía estadunidense” y “recuperar los empleos”; sin duda un discurso más patriota, convincente y movilizador a los oídos de la gente que los mezquinos intereses partidistas. Así lo dejó ver ayer Barack Obama a periodistas a bordo del avión presidencial Air Force One, en su viaje de regreso a casa tras diez días de vacaciones familiares en Hawai: “Pienso que va a haber juego político, eso es lo que pasa en Washington. (Los republicanos) van a tratar de hacer su juego durante cierto tiempo, pero tengo bastante confianza en que van a reconocer que nuestro trabajo es gobernar y asegurarnos de estar generando empleos para el pueblo estadunidense y creando una economía competitiva”.
De su lado, con un discurso más enérgico, la presidente saliente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, la primera mujer en EU en ocupar ese cargo, advirtió ayer en su última aparición como tal ante la prensa en un hacinado salón en el Capitolio, que “trabajaremos todos los días para exigirle cuentas a los republicanos por las promesas que han hecho”, en el entendido de que también hay un costo político que pagar ante las ofertas incumplidas.
Pelosi defendió con fuerza los beneficios de la reforma de salud de 2010 y que los republicanos pretenden revocar la próxima semana, aunque hay escepticismo al respecto ya que los demócratas solo requerirán 41 votos del Senado (de los 51 sobre 47 que tienen) para frenar cualquier iniciativa de la Cámara baja.
Pelosi recordó que el plan republicano de anular la reforma de salud es un acto de “violencia muy grave a la deuda nacional y el déficit”, ya que sin ella “no podríamos sostener el sistema” e insistió en que el costo del cuidado de salud para las familias, los pequeños negocios y corporaciones de EU, así como “para nuestra economía y el presupuesto federal era insostenible. Esa es una de las razones por las que fue necesaria la reforma de salud”.
