El estudio identifica a la guerra en Irak, la recesión económica y una política exterior agresiva como factores claves que siguen pesando sobre la proyección negativa de Washington, aun cuando su imagen haya comenzado a recuperarse en el último año.

En materia económica los encuestados de los cinco continentes atribuyen a EU una “influencia nefasta” en el declive global, y la mayoría identificó un lazo directo entre el declive de la economía en su país y en EU, que llega a las urnas con el telón de fondo de una amenazante recesión.

Y mientras se tejen especulaciones sobre por qué fracasó Hillary Clinton (a causa de su “primer círculo, muy cerrado”, limitado sobre todo a su marido y a Mark Penn, dueño de la firma de relaciones públicas Burson-Marsteller, según arriesga el Wall Street Journal, o bien por la “gestión catastrófica” de su campaña, según el Financial Times), analistas advierten a Obama que no debe olvidar que el binomio religión-valores morales tradicionales fue el que decidió en 2000 la victoria de Bush sobre John Kerry.

Al respecto, el equipo de campaña de Obama le organizó una reunión privada en Chicago, el martes 10 con la plana mayor de todas las corrientes del movimiento cristiano. Según Le Monde, “algunos de los asistentes estuvieron claramente en desacuerdo con sus convicciones, como las favorables al aborto y al derecho de los homosexuales”.

A la cita acudieron, entre otros, el reverendo Stephen Thurson, líder de la National Baptist Convention of America, el reverendo T. Dewitt Smith, presidente de la Progressive National Baptist Convention, cercano a Martin Luther King Jr., y Bishop Cousin Sr, miembro de la National Association For the Advancement of Colored People.

Según The Economist, 7 de cada 10 estadunidenses desean un presidente dotado de “una fe religiosa sólida”. Y aun cuando Obama parece conciliar con las diferentes comunidades religiosas, no tiene asegurado el apoyo de los electores católicos ni judíos, inquietos por el rumor de su supuesta religiosidad “musulmana”.