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21/10/2007 | Energía - ¿Una burbuja del petróleo?

Mariano Marzo

Esta semana, el precio del barril ha estado flirteando con los 90 dólares. La Asociación Internacional de la Energía y la OPEP polemizan sobre el abastecimiento

 

La complicada coyuntura política en Iraq y la violencia en Nigeria, factores que empujan el precio

Ante la práctica indiferencia de los medios y los mercados financieros, el precio del crudo en el mercado de Nueva York ha estado flirteando esta semana con los 90 dólares por barril, acercándose a toda marcha, una vez corregida la inflación, al récord histórico de 101,70 dólares alcanzado en abril de 1980, tras la revolución de los ayatolás en Irán. Como nos ha recordado la Agencia Internacional de la Energía, en lo que llevamos de año el precio del crudo en dólares se ha encarecido en torno al 45%, aunque a los europeos este hecho les afecta de forma relativa ya que si tenemos en cuenta la debilidad de la divisa estadounidense y hacemos las cuentas en euros o libras esterlinas, el barril de petróleo todavía no ha igualado los valores registrados en julio y agosto del pasado año.

La marea alcista - que además del West Texas Intermediate, ha golpeado de pleno a otros tipos de crudo de referencia, como el Brent y la cesta de la OPEP- no ha podido ser frenada ni por el tono comprensivo y constructivo mostrado en sus declaraciones por algunas destacadas personalidades de la OPEP, ni por el hecho de que a media semana se conocieran datos que certificaban un inesperado aumento de los inventarios de crudo y productos derivados del petróleo en Estados Unidos.

Las declaraciones de buena voluntad de la OPEP- inmediatamente puestas en entredicho por otros miembros más beligerantes de la organización- no han conseguido despejar la sensación extendida en los países consumidores de que el aumento de la producción de 500.000 barriles diarios acordado por el cartel en su última reunión y que debe hacerse efectiva a partir del primero de noviembre, no sólo resulta corta sino que además llega tarde.

Por otra parte, el efecto balsámico de la subida de inventarios en EE. UU. quedaba diluido en medio de la tensión suscitada por la aprobación por el Parlamento turco de una moción que autoriza a su ejército a penetrar en territorio iraquí para desarrollar operaciones de castigo contra la guerrilla independentista kurda. Una eventualidad temida por el mercado, no tanto por la amenaza de las potenciales interrupciones del suministro que pudieran derivarse de un cierre temporal del oleoducto Kirkuk-Ceyhan - a fin de cuentas, desde la invasión estadounidense las exportaciones de petróleo desde el Kurdistán iraquí a través de Turquía han sido constantemente interrumpidas por acciones de sabotaje-, sino por la posibilidad de que una acción militar en el Kurdistán acabe por desestabilizar definitivamente al atribulado Iraq y de rebote a todo Oriente Medio.

Además de acusar el incremento de la tensión geopolítica, los mercados se muestran temerosos a que un invierno especialmente crudo en el hemisferio norte ponga en evidencia la precariedad de la oferta.

A este respecto, resulta significativa la advertencia de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) a propósito de que los inventarios de petróleo en los países más ricos e industrializados se encuentran al nivel más bajo de los últimos cinco años, así como la constatación del Departamento de Energía de Estados Unidos de que, pese al incremento de la ultima semana, los stocks de crudo en dicho país se encuentran un 4% por debajo de los niveles de hace un año.

En estas condiciones, Goldman Sachs opina que la diferencia entre un invierno suave o un invierno meteorológicamente complicado puede significar una oscilación en torno a los ocho dólares en el precio del barril.

La OPEP no está de acuerdo con el análisis de la AIE y en palabras de su secretario general, Abdalla Salem el Badri, el mercado está bien abastecido de cara al invierno y la principal causa de la actual escalada de precios es la especulación.

Una explicación, que al menos en su segunda parte, es compartida por muchos analistas que opinan que la debilidad del dólar y el reciente crac en el sector del crédito están redirigiendo las inversiones hacia el oro, el petróleo y otras materias primas.

Según The Economist,de forma paralela al incremento del precio del crudo, en lo que va de año y a fecha 15 de octubre, el cobre, el plomo, la soja, el trigo, el algodón, el café, el cacao y los piensos para ganado, experimentaban incrementos de precios de dos dígitos. Así que no es extraño que algunos incluso hablen de que el mercado del crudo está inmerso en una burbuja que no tardará en explotar acarreando un inmediato desplome de los precios.

Sin embargo, para otros muchos, el fenómeno especulativo se superpone a causas que tienen su origen en los fundamentos mismos que se encuentran en el mercado del petróleo.

A este respecto no puede olvidarse que desde el 2001 los precios del crudo se han multiplicado por un factor superior a cuatro, en respuesta a una demanda creciente, esencialmente por parte de Estados Unidos y las grandes demografías de Asia, que ha sobrepasado la capacidad de los países productores para aprovisionar al mercado. Como consecuencia, estos últimos han perdido buena parte de su capacidad ociosa de producción, lo que ha incrementado la volatilidad en los mercados.

Si a esto añadimos, factores como los cuellos de botella en las refinerías de EE. UU., la complicada coyuntura geopolítica en Iraq e Irán, la violencia en Nigeria, el declive de la producción en países como México, el nacionalismo petrolero en Rusia y Venezuela y que las previsiones de crecimiento de la demanda no parecen verse afectadas por los altos precios (la pasada semana, la AIE pronosticaba que el consumo el próximo año crecerá un 2,8%) resulta evidente que el terreno para los fondos especulativos está abonado.

Por lo que respecta a un pinchazo de la hipotética burbuja creo que resulta ilustrativo constatar que en su último World Economic Outlook, el Fondo Monetario Internacional (FMI) basa sus previsiones de crecimiento para el 2008 en un precio medio de diferentes variedades de crudo situado en los 75 dólares por barril, frente a los 68,5 previstos para el 2007 y los 64,27 del 2006.

El FMI apunta que los precios permanecerán altos, a no ser que la OPEP cambié su política de producción o se produzca una ralentización económica global y opina que la probabilidad de que el precio supere los 95 dólares por barril a finales del año próximo es de una entre seis

Como alguien ha dicho, la cuestión en estos momentos no es tanto si el crudo alcanzará alguna vez los 100 dólares, sino cuándo.

La Vanguardia (España)

 


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