La realidad es que lo que ha unido a Calderón y García Luna es un vínculo personal y profesional indisoluble. Una amalgama hecha de complicidad personal y en el ámbito público.
Estaba regresando con mi hijo de dar un pequeño paseo en
el primer día de la reapertura de la cuarentena en el lugar en donde ahora me
encuentro, cuando a mi teléfono comenzaron a llegar varias solicitudes de
entrevista de medios de comunicación en México, a raíz de las fuertes
declaraciones de la ex embajadora de USA en México (2016-2018), Roberta
Jacobson, al periodista Jesús Esquivel de la revista Proceso sobre el
Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna durante el gobierno del
presidente Felipe Calderón .
Jacobson dijo a Esquivel que el gobierno estadounidense
había escuchado información sobre la corrupción y otros "problemas” de
García Luna, detenido a fines del año pasado en USA, encarcelado en New
York, acusado de traficar drogas desde 2001 a 2019, y de trabajar para el
Cartel de Sinaloa. Afirmó que incluso parte de la información que el gobierno
de Washington había recibido venía de autoridades mexicanas. "El
gobierno de México sabía tanto como nosotros (de García Luna), si no es que más
y nunca tomó acciones en su momento”, dijo textualmente la ex embajadora
refiriéndose al gobierno de Calderón. Este reaccionó de forma virulenta
afirmando en su cuenta de Twitter que él nunca supo nada de las actividades
ilegales de García Luna.
Desde hace quince años investigo al Cartel de Sinaloa, la
organización de tráfico de drogas mexicana más poderosa del mundo, con
presencia en más de 60 por ciento del planeta. He hablado con sus integrantes,
me han escrito cartas, he entrevistado a sus familiares, abogados, socios,
amigos y enemigos, funcionarios públicos vinculados y limpios.
Y justamente en esa larga y dolorosa ruta de
investigación que me llevó hasta las entrañas del cartel en 2006
aparecieron en el camino los nombres del entonces presidente de México Felipe
Calderón, de su Secretario de Gobernación Juan Camilio Mouriño - muerto en 2008
cuando el avión donde viajaba explotó en el aire - y el del Secretario de
Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna. El inmenso poder que los tres
reunían no desalentó mi interés de conocer, de investigar, de indagar si los
señalamientos de que estaban pactando con el Cartel de Sinaloa eran ciertos o
no. Lo que comenzó como hipótesis se fue confirmando.
Hoy, García Luna está preso en una fría celda en NY
esperando el juicio histórico donde por primera vez un ex secretario de estado
mexicano es juzgado en USA por tráfico de drogas y relación con el cartel.
Mientras que su ex jefe, Calderón, ha creado un partido político "México
libre” a través del cual quiere regresar al poder en México a través de la
candidatura presidencial de su esposa Margarita Zavala. Ahora, Calderón se
deslinda de García Luna. Dice que nunca supo de sus vínculos con el
narcotráfico. Y el gobierno de ‘abrazos y no balazos' de Andrés Manuel López
Obrador dice que solo investigará a Calderón si la ‘voluntad popular' se lo
pide, como si la aplicación de la ley estuviera por debajo del capricho colectivo
del momento.
La realidad es que lo que ha unido a Calderón y García
Luna es un vínculo personal y profesional indisoluble. Una amalgama hecha
de complicidad personal y en el ámbito público.
La primera vez que escuché el nombre de García Luna y sus
nexos con el Cartel de Sinaloa fue a inicios del sexenio de Calderón. Un grupo
de militares le había advertido a Calderón en los tiempos de transición de la
administración del presidente Vicente Fox a la suya, que el entonces
titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) tenía nexos con el Cartel
de Sinaloa. Los militares entregaron videos e interceptaciones
telefónicas de miembros del equipo muy cercano de García Luna dialogando y
negociando con narcotraficantes. Juan Camilo Mouriño, amigo entrañable de
Calderón, un joven dueño de toda la confianza del presidente electo e
integrante de su partido político de derecha, PAN, era entonces el responsable
de integrar lo que sería el nuevo gabinete.
Lo hicieron no solo para que García Luna no tuviera
ningún tipo de espacio en la nueva administración, sino para que se le
investigara. Además, sobre García Luna pesaban gruesas acusaciones acumuladas
en expedientes judiciales por sus vínculos con bandas de secuestro, y su
ineficacia como servidor público frente a la AFI.
Para su sorpresa, Calderón no investigó a García Luna
sino que lo nombró responsable de la seguridad de todo el país, le dio mas
poder, mas elementos y más presupuesto. Lo que los militares no sabían es que
la AFI había ayudado a la campaña presidencial de Calderón a espiar a sus enemigos
dentro de su partido político y a su contrincante Andrés Manuel López Obrador
quien iba adelante en las encuestas de preferencia electoral. Espinonaje
ilegal, claro.
Mouriño fue un factor muy importante en la decisión, pero
además de él hubo otras dos personas que recomendaron ampliamente a García Luna
con Calderón: Jorge Enrique Tello Peón, quien trabajaba entonces para CEMEX,
una de las empresas de cemento más importantes de América Latina, el ‘padrino'
de García Luna en el ámbito del sector público. Fue Tello Peón su primer jefe
en la carrera profesional del policía corrupto en el sexenio de Carlos Salinas
de Gortari cuando entró a trabajar al Centro de Investigación y Seguridad
Nacional (CISEN).
Calderón habría ofrecido el cargo de titular de la SSP a
Tello Peón, pero como éste estaba enfermo recomendó amplísimamente a su pupilo
García Luna. Años después en una conversación entre el general Mario Arturo
Acosta Chaparro con Joaquín Guzmán Loera "El Chapo”, miembro de la cúpula
del Cartel de Sinaloa, este habría contado que Tello Peón fue uno de los
funcionarios públicos que le facilitó el escape de la prisión de máxima
seguridad en Puente Grande Jalisco en enero de 2001, con la ayuda de García
Luna. Al general lo conocí personalmente.
Y otro hombre clave, cuya amistad con García Luna era
profunda, larga, importante: Héctor Slim Seade, entonces director de la
compañía telefónica más importante de México, TELMEX, sobrino de quien entonces
era el segundo hombre más rico del mundo: Carlos Slim. Héctor era hijo de
Julián Slim, quien había sido policía - como García Luna - en la históricamente
corrupta Dirección Federal de Seguridad (DFS). Era tal el vínculo entre el poderoso
sobrino de Slim y García Luna que éste último le dedicó un libro que publicó en
2006 titulado "¿Por qué 1661 corporaciones de policía no bastan?”
"Al licenciado Héctor Slim Seade, por su amistad, su
apoyo; por todos los conocimientos, experiencias profesionales y personales
compartidas”, dice textualmente la dedicatoria.
De 2010 a 2013, Carlos Slim ostentó el título del ‘hombre
más rico del mundo'. ¿Qué pensará de que su sobrino tenía esa amistad personal
con quien ahora esta sometido a proceso penal en NY por tráfico de drogas y
complicidad con el Cartel de Sinaloa? Luego de la detención de García Luna,
ninguno de los dos empresarios ha emitido alguna opinión, como si no lo
hubieran conocido nunca, cuando TELMEX fue uno de los principales proveedores
de la SSP en los tiempos del ahora detenido.
Además García Luna comenzó a contratar gente de TELMEX en
su equipo más cercano en la SSP, dependencia que de acuerdo a la información
que tiene el gobierno de la Casa Blanca trabajaba prolíficamente con el Cartel
de Sinaloa, al menos los funcionarios de más alto rango y los más cercanos a
García Luna.
En poco tiempo los tres, Calderón, Mouriño y García Luna,
establecieron una relación muy personal. Intima. El Presidente mandó a hacer
una remodelación en la casa presidencial conocida como Los Pinos e hizo un bar
solo para hombres de su equipo. Ahí se reunían los tres, de acuerdo a testigos
presenciales. En los jardines de Los Pinos los tres participaban en informales
partidos de futbol e incluso jugaban Gotcha escondiéndose juguetones entre la
foresta.
No, Calderón no puede borrar esas horas retozando con
García Luna, su amistad, su cercanía. No puede decir que no notó el veloz e
injustificable cambio patrimonial de su amigo y secretario de estado.
Calderón no solamente sabía, y hay decenas de elementos que se acumularon
durante los años de mi investigación que lo prueban. Continúo la próxima
semana.
El Presidente López Obrador hizo el 5 de mayo hizo un
reconocimiento público a mis investigaciones e integridad como periodista y
mexicana. Y me invitó a colaborar con la Fiscalía de Estados Unidos en la
investigación contra García Luna y Felipe Calderón. Yo invito a la Fiscalía
General de México encabezada por el fiscal que se supone es independiente,
Alejandro Gertz Manero a hacer su trabajo. Soy periodista, no policía ni
ministerio público.
***Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania
y produce periodismo independiente en 30 idiomas.
https://www.dw.com/es/felipe-calder%C3%B3n-y-genaro-garc%C3%ADa-luna-la-historia-de-un-v%C3%ADnculo-indisoluble/a-53353216