La demencia senil se da en ancianos, pero también en jóvenes autócratas que obligan al pueblo a obedecer a sus neuronas averiadas.
Hace un mes que Raúl Castro cumplió 79 años, y este hermano menor al que Fidel le cedió el cargo de presidente y dictador cubano en 2008 chochea cada día más, dicen numerosas personas que lo han oído hablar sin notas que le dicten cómo expresarse.
Durante aquella cesión Fidel alabó a Raúl como “joven revolucionario” de una “nueva generación”, lo que mostraba la senilidad del tirano, que cumplirá 84 años este viernes, y 13.
Hace unos dos meses Fidel le profetizó a los cubanos que Barack Obama iba a lanzar una guerra atómica contra Corea del Norte e Irán durante el Mundial de Fútbol.
El anuncio y la fecha, sugiriendo que eran antesala de a la invasión de Cuba, aparecieron con su firma en Juventud Rebelde, periódico de nonagenarios, como indica su nombre.
La demencia senil se da en ancianos, pero también en jóvenes autócratas que obligan al pueblo a obedecer a sus neuronas averiadas.
Los medios del izquierdismo iluminado reprodujeron emocionados la adivinación, que aireó con entusiasmo Hugo Chávez.
Pero como falló el vaticinio, el jovencísimo caudillo venezolano, que cumplió 56 años hace una semana, sufrió una recaída de su demencia infantil y olvidó enseguida haber difundido la profecía.
Simultáneamente, y en un ataque de demencia juveno-senil tras las pruebas presentadas en Colombia de su apoyo al narcoterrirismo de las FARC –y a ETA--, dijo que quizás tenga que mantener una guerra con ese país.
Más Alzheimer, ahora trata de ocultar que difundió que los recientes terremotos de Haití y de Chile fueron producidos por una diabólica arma secreta estadounidense.
Estas locuras quijotescas, molinos convertidos en terremotos y guerras atómicas serían genialidades literarias si no fuera que quien sufre el realismo político-mágico de estos dementes es el pueblo víctima de sus desatinos.