La industria del petróleo y el gas trabaja a plazos inusitadamente largos para lo que acostumbra a ser la norma en otros sectores. A menudo, desde que empiezan los trabajos de exploración, hasta que se pone en producción un yacimiento pueden pasar diez largos años. Si a eso añadimos que el proceso de transformación política iniciado en el mundo árabe probablemente comportará un periodo de inestabilidad prolongado, es obvio que la amenaza arriba comentada, derivada de un retraso en las inversiones, cobra cuerpo.
Los hidrocarburos del Magreb (Argelia, Libia, Marruecos, Mauritania, Sahara Occidental y Túnez) tienen un peso limitado, aunque nada despreciable, en el mercado mundial. Las reservas probadas de petróleo suponen el 4,5% del total (3,3% Libia, 0,9% Argelia) la producción el 4,2% (2% Argelia, 2% Libia y 0,1% Túnez) y las exportaciones el 5,9 %. Por lo que respecta al gas natural las reservas probadas contabilizan poco mas del 3,2% global (2,4% Argelia, 0,8% Libia) la extracción un porcentaje análogo (2,7% Argelia, 0,5% Libia) y las exportaciones el 7.13% (6% Argelia, 1,13% Libia).
Sin embargo, si ceñimos el análisis a escala del Mediterráneo, el peso energético del Magreb es abrumador. Para hacer frente a la creciente demanda, la región mediterránea cuenta con unas reservas probadas de petróleo cercanas a a 61.500 millones de barriles, de los cuales el 91,8% se concentran en Libia (72%) y Argelia (19,8%). Por lo que respecta al gas natural, la cifra de reservas probadas asciende a algo más de 8 billones de metros cúbicos, con los dos países mencionados acaparando el 75,5% de las mismas (56,25% Argelia y 19,25% Libia).
No cabe duda que desde el punto de vista de los recursos de gas y petróleo, las riberas norte y sur del Mediterráneo muestran una marcada desigualdad que también es reconocible en el seno de la orilla meridional. Los países del norte son importadores netos de combustibles fósiles, mientras que los de la ribera sur constituyen dos grandes grupos: el de los importadores (Marruecos y Túnez) y el de los exportadores (Argelia y Libia). La importancia del comercio energético existente entre las dos orillas es incuestionable.