La comparación de números es elocuente. La nueva Ciccone, presidida por Alejandro Vandenbroele , consiguió lo que no lograron los fundadores de la imprenta, Nicolás y Héctor Ciccone : cobrarle al Gobierno por la impresión de dinero y, sobre todo, a un precio sensiblemente más alto y por producir muchos menos billetes.
Con las
mismas máquinas, en la misma planta, con el mismo personal y por una emisión
menor de billetes, la nueva Ciccone Calcográfica obtuvo, con apenas dos años de
diferencia, un contrato del Estado que es entre 181 y 261% más caro que el
precio que la vieja Ciccone propuso -y no logró- con el Gobierno. Estos datos
surgen de tres documentos de la empresa que obtuvo LA NACION, que fueron
confirmados por dos fuentes oficiales.
La
oferta de la "nueva" Ciccone -rebautizada Compañía de
Valores Sudamericana (CVS)- ya es conocida desde que LA NACION publicó el
contrato que firmó con la Casa de Moneda el 16 de abril pasado. Imprimirá 410
millones de billetes de 100 pesos a cambio de 160,7 millones de pesos.
Dos años
antes, sin embargo, los hermanos Nicolás y Héctor Ciccone presentaron una
oferta mejor ante el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, según consta en
documentos de la vieja compañía. Propusieron imprimir 480 millones de billetes
por un total de 65,5 millones de pesos. Es decir, más cantidad -lo que bajaba
el costo de producción- por menos dinero.
El
precio por millar de billetes deja expuesta la diferencia entre ambas propuestas.
La nueva Ciccone logró que la Casa de Moneda le pague 383,92 pesos por cada
millar de billetes de baja denominación y 492,17 pesos por los billetes de alta
denominación.
Sin
embargo, la vieja Ciccone no consiguió firmar un contrato para el que propuso cobrar
136,50 pesos por cada millar. Una diferencia de 181% en un caso y de 261% en
otro, que no alcanza a justificar ni la inflación ni la variación del dólar.
La
diferencia puede responder a factores económicos y políticos muy particulares.
Más aún, cuando la propuesta de la vieja Ciccone llegó en un momento clave para
sus dueños. Fue en los meses que precedieron a la quiebra de la empresa, cuando
buscaron por todos los medios cobrarle al Gobierno los millones que les debía y
pedirle una moratoria de 96 cuotas a la AFIP. Pero no lo lograron, hasta
después de la quiebra y la llegada de Vandenbroele, que sí obtuvo un plan de
148 cuotas.
"Tema
a definir por el secretario de Hacienda, Juan C. Pezoa", consigna el
primer documento que obtuvo LA NACION. Entre otras propuestas, negocios
pendientes o ya cerrados y por cobrar, los hermanos Ciccone detallaron:
"Adquisición de 480.000.000 de billetes (Papel Moneda). Importe estimado:
$ 136,50 x millar. Importe total: $ 65.520.000", señalaron.
El
Gobierno no aceptó esta oferta y posteriormente Ciccone ingresó en una
situación económica insostenible, que terminó con el pedido de quiebra y la
posterior reestructuración societaria de la firma.
Por eso
llama la atención que dos años más tarde haya cerrado con la nueva Ciccone de
Vandenbroele un contrato por una cifra muy superior a la original, sin que haya
mediado una justificación equivalente desde el punto de vista de los costos de
producción.
En
aquella fallida propuesta los Ciccone incluso llegaron a diseñar su propio
billete de 20 pesos, de la línea "J", con un formato similar al de
los euros, para conmemorar el Bicentenario de la Revolución de Mayo.
Con el
perito Francisco Moreno en el anverso y un hornero posado sobre una rama en el
reverso, de acuerdo con las copias de ese billete trunco que obtuvo LA NACION.
Junto
con los hermanos Ciccone, el otro interlocutor con el Gobierno fue el
sindicalista de Vicente López Víctor Pirillo. Negociaron hasta al menos
mediados de abril de 2010, tres meses antes de que se decretara la quiebra, en
línea con los esfuerzos de Horacio D'Annunzio, otros empresarios y un lobbista
apodado "Cachi".
"CON
URGENCIA"
La propuesta
de impresión de esos billetes figura en ese primer documento como una de las
"prioridades a resolver con urgencia" por los hermanos Ciccone.
Proyectaron incluso una "subcontratación" con la Casa de Moneda, la
idea que luego también primó con Vandenbroele hasta que el Gobierno optó por
sólo alquilar "la capacidad productiva" de la planta.
Ese
primer documento también expuso otras prioridades de los Ciccone: obtener la
"autorización de facturación con la Policía Federal", que les debía
millones de pesos por la confección de documentos de identidad y pasaportes;
quedarse con el contrato para fabricar 400.000 chapas patentes por $ 14,1
millones, y "obtener [la] orden de compra por libretas de Asignación
Universal por Hijo" con la Anses, por otros $ 35 millones.
Un
segundo documento, con membrete de la empresa y las firmas de los Ciccone, se
envió el 28 de enero de 2010 al entonces presidente de la Casa de Moneda, Ariel
Rebello. Y aunque no aludieron de manera explícita a la propuesta para imprimir
billetes, los hermanos sí le expusieron su "tremenda preocupación"
por los casi 300 puestos de trabajo directos y 500 indirectos "que
dependen de nuestra gestión".
Así,
tras remarcarle que se ponían a su "entera disposición" para lo que
necesitara el Gobierno, los Ciccone dejaron clara su visión, "más allá de
los resultados que independientemente se den respecto a la contratación o no de
nuestra empresa por parte de ustedes".
El
tercer documento que obtuvo LA NACION es de otro tono, más crítico. Evidencia
el fastidio de los hermanos con el Gobierno, porque consideraban que favorecía
a sus rivales. Así ocurrió, según lo ejemplificaron en ese texto, con el
Ministerio de Justicia y con la Jefatura de Gabinete.
"Hemos
tomado conocimiento de que se le acaban de adjudicar en forma directa a Boldt
SA o a su controlada Utsch Sudamericana las chapas patentes para motos, sin
licitación ni concurso de oferentes e ignorando los precios a los que fue
adjudicada. Ciccone Calcográfica nunca fue consultada por este tema, a pesar de
que es una de sus especialidades", denunciaron los hermanos en ese
documento que destinaron a varios funcionarios. Y para que no quedaran dudas de
su visión, remataron: "Siempre Boldt".
Luego
hicieron una aclaración que pareció intentar despejar la sombra incómoda del
empresario Alfredo Yabrán que sobrevolaba sobre la imprenta desde los 90.
"Deseamos
expresar en forma explícita y categórica que el paquete accionario de la
empresa siempre ha estado en poder de los señores Héctor y Nicolás
Ciccone." Pero faltaba poco para la quiebra y la irrupción de Vandenbroele
en la administración de la imprenta .
PROTAGONISTAS
•
NICOLÁS CICCONE
Titular
de la vieja Ciccone
Junto
con su hermano Héctor presentó entre fines de 2009 y abril de 2010 una
propuesta para imprimir billetes a un valor de $ 136,5 por cada millar de
billetes. El Gobierno no aceptó la oferta de la empresa y esa negativa terminó
marcando el declive económico de la imprenta, que derivó en su quiebra.
•
ALEJANDRO VANDENBROELE
Representante
de la nueva Ciccone
En abril
de este año el Gobierno firmó un contrato con la "nueva" Ciccone, que
tiene al supuesto "testaferro" de Boudou como uno de los
responsables. El acuerdo por la impresión de billetes es entre 181% y 261%
superior al que no prosperó dos años antes, en la etapa anterior de la firma.
**Infografías:
http://www.lanacion.com.ar/1484995-fuerte-aumento-en-el-costo-de-los-billetes-que-hace-la-nueva-ciccone