En las políticas económicas encontramos un nexo en común, el fin del estancamiento. Si esto se observa desde la óptica española, las medidas se multiplican, debido a las ofertas. Sin embargo, estas promesas se han venido abajo tras las previsiones hechas por la UE. Según los datos recogidos por los organismos europeos, este año de estancamiento de la economía en Europa se mantendrá y no será hasta 2013 cuando la coyuntura económica vaya recuperándose lentamente. Este golpe para las economías europeas no viene solo, ya que al estancamiento se une a la incapacidad para la creación de empleo. Esto es, el mantenimiento de los actuales niveles de desempleo. 

Según las previsiones de la UE, el ritmo de crecimiento económico no se va mover, lo que se traduce en un crecimiento del PIB del 0,5% durante 2012. Para 2013 lo datos empiezan a marcar una leve mejoría, ya que se espera un crecimiento del 1,5% en la UE y un 1,25% en la eurozona. La deuda soberana y la paralización del comercio mundial son algunos de los problemas a los que se tiene que enfrentar el viejo continente, pero todo hace indicar que estos problemas seguirán presentes en la mayoría de los países miembros. 

El pronóstico laboral, el estancamiento global afectará de manera directa a la creación de empleo. Según los datos que ha presentado la UE, está previsto que el crecimiento del empleo se detenga en 2012. Los niveles de desempleo se mantendrán a 9,5%, aunque esta cifra variará mucho de un país a otro. 

La mejora el déficit y la inflación, el presente año ha marcado una pauta de mejora en el saneamiento de las finanzas públicas, una inercia que parece que seguirá durante el próximo año. Se espera que en 2012 los déficits se reduzcan hasta situarse justo por debajo del 4% en la UE y el 3,5% del PIB en la eurozona. Estas cifras se refieren también a la deuda-PIB que, según las previsiones, alcanzará su nivel máximo en 2012, acercándose al 85% en la UE, mientras que seguirá aumentando ligeramente en la eurozona, rebasando el 90% del PIB. En cuanto a la inflación, todo indica que descenderá durante el próximo año debido a la reducción de la presión de los precios de la energía. 

La dinámica negativa podría afectar, según estos datos, a los emisores de deuda pública. Un hecho que arrastraría al sector financiero, que se vería incapaz de apoyar el crecimiento. El objetivo se centra en el aumento de la inversión y el consumo privado que, apoyado por las exportaciones, contribuiría al dinamismo del sistema que necesita la economía. Los datos de la UE alertan sobre la parálisis generalizada. Todos sufrirán esta desaceleración económica, lo que provocará el aumento de la desconfianza de los mercados frente a posibles contagios entre los países que conforman en núcleo duro de la Unión. En definitiva años duros para el devenir de la economía europea. 

El sector privado de la zona euro se contrajo fuertemente en abril y más de lo que se pensaba en un principio, según un estudio, el Índice de Gestores de Compras de la zona euro (PMI) cayó a 46,7 en abril desde el 49,2 que tenía en marzo, cualquier cifra por debajo de 50 indica contracción. 

Esta supone la mayor caída desde octubre del año pasado, y una de las más abruptas contracciones en casi tres años, un marcado descenso de los nuevos negocios y la debilidad de las exportaciones manufactureras fueron en gran parte los causantes de la caída, las cifras sugieren que la economía de la eurozona en su conjunto se contrajo a una tasa inter trimestral del 0,5% en abril, la actividad manufacturera y de servicios en Italia cayó a un mínimo en tres años, mientras que Alemania, el motor económico de Europa, se deslizó hasta el estancamiento, los nuevos negocios se han contraído por noveno mes consecutivo, mientras que el empleo cayó por cuarto mes consecutivo, la confianza empresarial y del consumidor parece haberse deteriorado notablemente en la eurozona desde el comienzo del año. 

El estudio sugiere que la economía se contrajo a un ritmo trimestral de alrededor del 0,5% en abril, que extiende la recesión en un tercer mes consecutivo, el crecimiento prácticamente se ha paralizado en Alemania, y Francia se ha unido a Italia y España hacia un fuerte declive económico.