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12/02/2006 | La estrategia yihadista en la 'guerra santa' de las caricaturas

Borja Ventura

Ya lo aventuraron Javier Fernández Arribas, Alfredo Urdaci y Gustavo de Arístegui: las violentas reacciones a las viñetas de Mahoma no son sólo consecuencia de una ofensa, sino de una operación coordinada para lograr el efecto deseado.

 

Es así hasta tal punto de lograr convencer a la gente del odio de occidente: "Empezamos a creer que su libertad era algo que nos hería". Así lo cuenta The New York Times. La tésis que manejaban algunos se ha confirmado. No es casual que la publicación original de las polémicas caricaturas fuera hace cuatro meses, y que lo único que ha pasado nuevo es que un periódico noruego se ha hecho eco ahora. No es casual porque hubo una estrategia orquestada por los radicales islámicos para arengar a las masas contra occidente. Eso es, al menos, lo que se desprendedel artículo publicado por The New York Times.

Arenga a las masas: 'Mirad, esta es la democracia de la que nos hablan'

Según cuenta el prestigioso periódico norteamericano, todo se debe a un proyecto del partido ultraderechista danés, aprovechado por los islamistas como pretexto para prender la mecha:

"En El Cairo, por ejemplo, el grupo se reunió también con periodistas de medios egipcios. Durante una conferencia de prensa, hablaron de una propuesta de los miembros del partido ultraderechista danés de prohibir el Corán en Dinamarca a causa de unos doscientos versos que defienden el uso de la violencia."

 

"Algunos periódicos comenzaron entonces a publicar artículos diciendo que Dinamaca estaba planeando distribuir una versión censurada del Corán. La delegación volvió a Dinamarca, pero la onda expansiva siguió haciendo efecto en Oriente Medio. El ministro de exteriores egipcio se llevó consigo el dossier al encuentro de La Meca, donde lo distribuyó. El partido danés envió una segunda delegación al Líbano para reunirse con líderes políticos y religiosos." (...)

 

Dando por general un proyecto de un partido radical, los ideólogos musulmanes comenzaron a mover una maquinaria de medios de comunicación y arengas a la gente que ha desencadenado la actual situación de tensión:

"Cuando los líderes mundiales de los 57 países islámicos se reunieron en La Meca en diciembre, asuntos como el extremismo religioso dominaron la agenda oficial" (...)
"El comunicado final tomaba nota del asunto cuando expresaba su 'conocimiento de la creciente oposición al Islam y los musulmanes y condenaron el reciente incidente en el que se profanó la imagen del profeta sagrado Mahoma en los medios de algunos países" así como "el uso de la libertad de expresión como un pretexto para difamar las religiones" (...)
"Tras aquel encuentro, la ira contra las caricaturas danesas, especialmente a nivel oficial, se hizo más patente. En algunos países, como Siria e Irán, significó una enorme presión derivada de la cobertura de los medios de comunicación oficiales y la aprobación virtual de demostraciones por parte del Gobierno que terminaron con las embajadas danesas en llamas" (...)

'Empezó a parecer que este modo de pensar era un insulto hacia nosotros',

Pero, tal y como narra The New York Times, no hubo una toma de conciencia real por parte de los islamistas radicales hasta la Conferencia Islámica:

" 'No hubo un gran pacto hasta la Conferencia Islámica, cuando se tomó una posición contra los hechos' , dijo Mohamed el-Sayed Daid, director del Centro Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos de El Cairo."
"Sari Hanafi, un profesor asociado de la Universidad Americana en Beirut (...) dijo que las demostraciones 'comenzaron como una reacción visceral -por supuesto, estaban ofendidos- y surgieron regímenes tomando ventaja que afirmaron: 'Mirad, esta es la democracia de la que nos hablan'."
" 'Las caricaturas fueron una chispa que encendiero un fuego mayor', dijo Rami Khouri, editor del diario en inglés Daily Star de Beirut. 'Es ese sentido cada vez mayor de vulnerabilidad combinado con el sentimiento de que los islamistas estaban posibilitando que todo esto ocurriera'."

 

Opiniones diferentes

El asunto, analizado fríamente por algunos musulmanes, pierde bastante importancia, tal como refleja el rotativo norteamericano:

" 'Para mí, honestamente, no es tan importante', dijo Sheik Abu Zaid, comparando las caricaturas a otras hechas sobre Jesús en países cristianos. 'Lo pensé, sé que es algo normal en ese tipo de países'." (...)
" 'Empezó a parecer que este modo de pensar era un insulto hacia nosotros', dijo. 'Es cómodo decir que es nuestra libertad, nuestro modo de pensar. Pero empezamos a creer que su libertad era algo que nos hería'."

 

E incluso, en algunos casos, muestran cómo intentaron frenar la reacción encolerizada de la gente, aunque sin éxito:

" 'Intentó en vano calmar a la gente', dijo. 'Llamaba a la gente y les decía que por favor lo dejaran, como nosotros', continuó. 'Esperábamos poder calmar a la gente y poder contribuir a la gente pacífica que estaba atrapada en medio de la lucha."

 

Parece que no iban tan desencaminados. Hace unos días, entre muchas opiniones, algunos dieron en el clavo con parte de sus suposiciones. Para Fernández Arribas, Urdaci y Arístegui todo es un sistema para canalizar el malestar de los habitantes de algunos países con una mala situación interna, orquestado por intereses oscuros.

Javier Fernández Arribas, Director de Informativos de Punto Radio:

"Todo esto viene de cuatro meses atrás y está siendo criticado por movimientos terroristas y países laicos como Siria."

 

Alfredo Urdaci, exdirector de informativos de Televisión Española:

"Es producto de la propaganda iraní para encubrir su programa nuclear."

 

Gustavo de Arístegui, del equipo de exteriores del Partido Popular:

"Quiero denunciar el aprovechamiento brutal de los grupos islámicos y de algunos países como Iraq o Siria que han utilizado estos hechos para diluir su convulsión interna."

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I-Gobernantes islámicos se reunieron en La Meca para comenzar la revuelta (http://blogs.periodistadigital.com(PD/Agencias).- En diciembre de 2005, tres meses después de la publicación de las viñetas, líderes de 57 países islámicos se reunieron en La Meca (Arabia Saudí) para coordinar su repulsa a lo que calificaron de ofensa a sus creencias, según informa The New York Times.

Hasta entonces, no había pasado nada. Las caricaturas de Mahoma, que han provocado una virulenta reacción en el mundo islámico y una grave crisis entre Occidente y el Islam, se publicaron el pasado mes de septiembre en el diario danés Jyllands-Posten.

Más allá de la queja formal expresada por la pequeña comunidad musulmana del país nórdico, el asunto nunca pareció que fuera a trascender la política nacional danesa.

Que la explosión de ira popular no es espontánea, viene avalado por la certeza de que varios imanes y dirigentes musulmanes de Dinamarca agregaron dibujos apócrifos de Mahoma, nunca publicados por la prensa danesa, en un informe sobre la crisis de las caricaturas que presentaron a finales del año pasado en países de Oriente Próximo.

Así lo reconoce Ahmed Akkari, portavoz de la Islamisk Trossamsfund (Sociedad de la Fe Islámica), que asegura que esas ilustraciones, extremadamente ofensivas, fueron recibidas a través del correo por fieles musulmanes y reflejan "el clima de odio" que padecen en el país nórdico.

Los dibujos apócrifos son de un gusto tan execrable como su manufactura. Uno de ellos retrata a Mahoma con cuernos, agarrando a dos niños. "El profeta pedófilo Mahoma", dice la leyenda. Otro es una foto de alguien con una máscara de cerdo y la frase: "He aquí el verdadero rostro de Mahoma".

El tercer fotomontaje muestra a un perro violando a un musulmán que reza. El pasado 30 de enero, en una entrevista con la BBC, Abu Bashir, uno de los dirigentes islámicos daneses, mostró la foto del cerdo, que la cadena británica adjudicó al Jyllands-Posten.

Ahmed Akkari niega que hayan engañado a nadie. "Esos dibujos fueron enviados a algunos musulmanes que habían participado en la campaña de protesta por las caricaturas del Posten. Los recibieron por correo, en octubre, y lo denunciamos a la policía, que dijo que no podía hacer nada porque no incitaban a la violencia".

Las hipótesis sobre su origen consideran tanto a la ultraderecha como a un montaje de los propios radicales islámicos. Lo que sí se conoce ya es el origen de la foto del cerdo: el hombre de la máscara es un apacible mecánico francés que participaba en un concurso de imitación de porcinos que se organiza en Trie-sur-Baïse, un pueblo de 3.800 habitantes cerca de Toulouse. La foto fue difundida por la agencia Associated Press el pasado agosto.

"Además de las ilustraciones apócrifas, el informe, escrito en árabe, contiene referencias inexactas, como decir que el Jyllands-Posten es parte del Gobierno de Dinamarca", cuenta un reportero que tuvo acceso al documento. ¿Dónde acudieron las delegaciones islámicas danesas?

Según Akkari, hubo sólo dos viajes: una delegación encabezada por Abu Bashir acudió a Egipto a principios de diciembre, y otra, con el propio Akkari, visitó Líbano a mediados de ese mes.

En la agenda del sigiloso encuentro de La Meca figuraba, paradójicamente, el estudio de medidas para frenar el creciente extremismo religioso en la zona, pero en ningún caso el controvertido asunto de los dibujos del profeta.

En las charlas que se produjeron entre bambalinas, en cambio, la publicación de las caricaturas satíricas centró toda la atención.

Hasta el punto de que en el comunicado final del encuentro sí se plasmó la creciente preocupación de los países ofendidos por las representaciones que desde Europa se hacían de Mahoma.

La declaración expresaba “la preocupación por el incremento del odio hacia el islam y los musulmanes, y condenaba “la profanación de la imagen del sagrado profeta Mahoma en los medios de ciertos países”, que “usan la libertad de expresión como pretexto para difamar a las religiones”.

El encuentro de La Meca, una ciudad donde los no musulmanes están prohibidos, pasó desapercibido para la prensa occidental pese a la presencia en el mismo de líderes tan controvertidos como el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, enfrentado con la comunidad internacional por su decisión de desarrollar un programa nuclear propio.

¿Cómo un asunto doméstico en Dinamarca pudo convertirse en una crisis sin precedentes entre el mundo musulmán y Europa?.

Las claves para responder a este interrogante, según el diario neoyorquino, se pueden encontrar en esta reunión de la Conferencia Islámica y, sobre todo, en el papel que jugaron durante su desarrollo alguno de los líderes musulmanes, que convirtieron el asunto en una excusa más para ahondar en sus feroces críticas hacia Occidente.

De hecho, después de esta reunión la irritación en el mundo islámico por las caricaturas de Mahoma fue en vertiginoso aumento, con la complicidad de las autoridades de algunos países islámicos que prendieron el fuego entre sus ciudadanos.

Así, países como Siria e Irán, conocidos por sus posiciones extremistas, emplearon los medios oficiales como potentes altavoces para denunciar con virulencia la publicación de los dibujos del profeta.

Los Gobiernos de Siria e Irán aprobaron las manifestaciones de protesta contra los países europeos cuyos medios publicaron las viñetas y que en muchos casos derivaron en actos violentos como la quema de banderas y embajadas.

En las últimas semanas, algunos gobiernos de países musulmanes han hecho llamamientos a la calma, preocupados por el incremento de la violencia y de las muertes durante las protestas contra Europa.

Agitación

Pero la presión comenzó a palparse en octubre, al poco de que el Jyllands-Posten publicara los dibujos en nombre de la libertad de expresión, después de que el autor de un libro sobre Mahoma no hubiera podido encontrar ilustradores para su obra, por temor a represalias.

La comunidad islámica de Dinamarca, paquistaníes e iraníes mayoritariamente, calificó los dibujos como una "grave ofensa a sus creencias y a la figura de Mahoma".

Empezó entonces una campaña que incluyó reuniones con embajadores de los países árabes para transmitirles su indignación por las viñetas del profeta, cuya reproducción prohíbe expresamente el islam.

El Gobierno danés del primer ministro Anders Fogh Rasmussen siempre contestó con una negativa a los intentos de la comunidad musulmana de negociar una salida al asunto porque, argumentaba, el Jyllands Posten tiene el derecho a decidir sus contenidos.

Este rechazo a cualquier vía de diálogo exacerbó los ánimos de los musulmanes que decidieron entonces internacionalizar el problema. De esta manera, los dirigentes religiosos organizaron viajes a países islámicos para contar los detalles de lo sucedido y reclamar solidaridad.

Viajaron a Egipto, Arabia Saudí, Qatar, Pakistán, Líbano, Bosnia y otros países, con gran cobertura por parte de los medios de información musulmanes. Luego llegó el turno de la Conferencia Islámica, que se involucró a fondo en el problema.

"No fue un gran asunto hasta que la Conferencia Islámica se posicionó en contra", explica Muhammad el-Sayed Said, ex director del Centro Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos en El Cairo.

Sari Hanafi, un profesor de la Universidad Americana de Beirut, añade que el estallido de la crisis vino de perlas a muchos gobiernos árabes que aprovecharon la ocasión para cuestionar la democracia occidental y reafirmarse en sus posiciones totalitarias.

La libertad que propugna Occidente deriva en un ataque al islam es, basicamente, el mensaje que han tratado de transmitir esos líderes a sus ciudadanos, según este experto.

II - February 9, 2006The Protests-At Mecca Meeting, Cartoon Outrage Crystallized (http://www.nytimes.com/2006/02/09/international/middleeast/09cartoon.html?_r=2&oref=slogin&pagewanted=print) By HASSAN M. FATTAH BEIRUT, Lebanon, Feb. 8 — As leaders of the world's 57 Muslim nations gathered for a summit meeting in Mecca in December, issues like religious extremism dominated the official agenda. But much of the talk in the hallways was of a wholly different issue: Danish cartoons satirizing the Prophet Muhammad.

The closing communiqué took note of the issue when it expressed "concern at rising hatred against Islam and Muslims and condemned the recent incident of desecration of the image of the Holy Prophet Muhammad in the media of certain countries" as well as over "using the freedom of expression as a pretext to defame religions."

The meeting in Mecca, a Saudi city from which non-Muslims are barred, drew minimal international press coverage even though such leaders as President Mahmoud Ahmadinejad of Iran were in attendance. But on the road from quiet outrage in a small Muslim community in northern Europe to a set of international brush fires, the summit meeting of the Organization of the Islamic Conference — and the role its member governments played in the outrage — was something of a turning point.

After that meeting, anger at the Danish caricatures, especially at an official government level, became more public. In some countries, like Syria and Iran, that meant heavy press coverage in official news media and virtual government approval of demonstrations that ended with Danish embassies in flames.

In recent days, some governments in Muslim countries have tried to calm the rage, worried by the increasing level of violence and deaths in some cases.

But the pressure began building as early as October, when Danish Islamists were lobbying Arab ambassadors and Arab ambassadors lobbied Arab governments.

"It was no big deal until the Islamic conference when the O.I.C. took a stance against it," said Muhammad el-Sayed Said, deputy director of the Ahram Center for Political and Strategic Studies in Cairo.

Sari Hanafi, an associate professor at the American University in Beirut, said that for Arab governments resentful of the Western push for democracy, the protests presented an opportunity to undercut the appeal of the West to Arab citizens. The freedom pushed by the West, they seemed to say, brought with it disrespect for Islam.

He said the demonstrations "started as a visceral reaction — of course they were offended — and then you had regimes taking advantage saying, 'Look, this is the democracy they're talking about.' "

The protests also allowed governments to outflank a growing challenge from Islamic opposition movements by defending Islam.

At first, the agitation was limited to Denmark. Ahmed Akkari, 28, a Lebanese-born Dane, acts as spokesman for the European Committee for Honoring the Prophet, an umbrella group of 27 Danish Muslim organizations to press the Danish government into action over the cartoons.

Mr. Akkari said the group had worked for more than two months in Denmark without eliciting any response. "We collected 17,000 signatures and delivered them to the office of the prime minister, we saw the minister of culture, we talked to the editor of the Jyllands-Posten, we took many steps within Denmark, but could get no action," Mr. Akkari said, referring to the newspaper that published the cartoons. He added that the prime minister's office had not even responded to the petition.

Frustrated, he said, the group turned to the ambassadors of Muslim countries in Denmark and asked them to speak to the prime minister on their behalf. He refused them too.

"Then the case moved to a new stage," Mr. Akkari recalled. "We decided then that to be heard, it must come from influential people in the Muslim world."

The group put together a 43-page dossier, including the offending cartoons and three more shocking images that had been sent to Danish Muslims who had spoken out against the Jyllands-Posten cartoons.

Mr. Akkari denied that the three other offending images had contributed to the violent reaction, saying the images, received in the mail by Muslims who had complained about the cartoons, were included to show the response that Muslims got when they spoke out in Denmark.

In early December, the group's first delegation of Danish Muslims flew to Cairo, where they met with the grand mufti, Muhammad Sayid Tantawy, Foreign Minister Ahmed Aboul Gheit and Amr Moussa, the head of the Arab League.

"After that, there was a certain response," Mr. Akkari said, adding that the Cairo government and the Arab League both summoned the Danish ambassador to Egypt for talks.

Mr. Akkari denies that the group had meant to misinform, but concedes that there were misunderstandings along the way.

In Cairo, for example, the group also met with journalists from Egypt's media. During a news conference, they spoke about a proposal from the far-right Danish People's Party to ban the Koran in Denmark because of some 200 verses that are alleged to encourage violence.

Several newspapers then ran articles claiming that Denmark planned to issue a censored version of the Koran. The delegation returned to Denmark, but the dossier continued to make waves in the Middle East. Egypt's foreign minister had taken the dossier with him to the Mecca meeting, where he showed it around. The Danish group also sent a second delegation to Lebanon to meet religious and political leaders there.

Mr. Akkari went on that trip. The delegation met with the grand mufti in Lebanon, Muhammad Rashid Kabbani, and the spiritual head of Lebanon's Shiite Muslims, Sheik Muhammad Hussein Fadlallah, as well as the patriarch of the Maronite Church, Nasrallah Sfeir. The group also appeared on Hezbollah's satellite station Al Manar TV, which is seen throughout the Arab world.

Mr. Akkari also made a side trip to Damascus, Syria, to deliver a copy of the dossier to that country's grand mufti, Sheik Ahmed Badr-Eddine Hassoun.

Lebanon's foreign minister, Fawzi Salloukh, says he agreed to meet in mid-December with Egypt's ambassador to Lebanon, who presented him with a letter from his foreign minister, Aboul Gheit, urging him to get involved in the issue. Attached to the letter were copies of some of the drawings.

At the end of December, the pace picked up as talk of a boycott became more prominent. The Islamic Educational, Scientific and Cultural Organization, comprising more than 50 states, published on its Web site a statement condemning "the aggressive campaign waged against Islam and its Prophet" by Jyllands-Posten, and officials of the organization said member nations should impose a boycott on Denmark until an apology was offered for the drawings.

"We encourage the organization's members to boycott Denmark both economically and politically until Denmark presents an official apology for the drawings that have offended the world's Muslims," said Abdulaziz Othman al-Twaijri, the organization's secretary general.

In a few weeks, the Jordanian Parliament condemned the cartoons, as had several other Arab governments.

On Jan. 10, as anti-Danish pressure built, a Norwegian newspaper republished the caricatures in an act of solidarity with the Danes, leading many Muslims to believe that a real campaign against them had begun.

On Jan. 26, in a key move, Saudi Arabia recalled its ambassador to Denmark, and Libya followed suit. Saudi clerics began sounding the call for a boycott, and within a day, most Danish products were pulled off supermarket shelves.

"The Saudis did this because they have to score against Islamic fundamentalists," said Mr. Said, the Cairo political scientist. "Syria made an even worse miscalculation," he added, alluding to the sense that the protest had gotten out of hand. The issue of the cartoons came at a critical time in the Muslim world because of Muslim anger over the occupation of Iraq and a sense that Muslims were under siege. Strong showings by Islamists in elections in Egypt and the victory of Hamas in the Palestinian elections had given new momentum to Islamic movements in the region, and many economies, especially those in the Persian Gulf, realized their economic power as it pertained to Denmark.

"The cartoons were a fuse that lit a bigger fire," said Rami Khouri, editor at large at the English-language Daily Star of Beirut. "It is this deepening sense of vulnerability combines with a sense that the Islamists were on a roll that made it happen."

The wave swept many in the region. Sheik Muhammad Abu Zaid, an imam from the Lebanese town of Saida, said he began hearing of the caricatures from several Palestinian friends visiting from Denmark in December but made little of it.

"For me, honestly, this didn't seem so important," Sheik Abu Zaid said, comparing the drawings to those made of Jesus in Christian countries. "I thought, I know that this is something typical in such countries."

Then, he started to hear that ambassadors of Arab countries had tried to meet with the prime minister of Denmark and had been snubbed, and he began to feel differently.

"It started to seem that this way of thinking was an insult to us," he said. "It is fine to say, 'This is our freedom, this is our way of thinking.' But we began to believe that their freedom was something that hurts us."

Last week, Sheik Abu Zaid heard about a march being planned on the Danish Consulate in Beirut, and he decided to join. He and 600 others boarded buses bound for Beirut. Within an hour of arriving, some of the demonstrators — none of his people, he insisted — became violent, and began attacking the building that housed the embassy. It was just two days after a similar attack against the Danish and Norwegian Embassies in Damascus.

"In the demonstration, I believe 99 percent of the people were good and peaceful, but I could hear people saying, 'We don't want to demonstrate peacefully; we want to burn,' " the sheik said.

He tried in vain to calm people down, he said. "I was calling to the people, 'Please, please follow us and go back.' " he said. "We were hoping to calm people down, and we were hoping to help the peaceful people who were caught in the middle of the fight."

Reporting for this article was contributed by Craig S. Smith from Paris, Katherine Zoepf from Beirut, Suha Maayeh from Amman, Abeer Allam from Cairo and Massoud A. Derhally from Dubai.

 

III -La prensa considera que la carta de Zapatero es ambigua y un error (Borja Ventura -Periodista Digital)

Los profesionales de la prensa analizan las declaraciones de González Urbaneja criticando duramente a Zapatero, poniéndose mayoritariamente del lado del presidente de la APM.

Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) criticó duramente al presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, por el artículo escrito en International Herald Tribune junto a Recep Tayip Erdogán, primer ministro turco. En el vídeo a continuación pueden ver qué dijo; fue en "La mirada crítica", de Telecinco.

Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) criticó duramente al presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, por el artículo escrito en International Herald Tribune junto a Recep Tayip Erdogán, primer ministro turco. En el vídeo a continuación pueden ver qué dijo; fue en "La mirada crítica", de Telecinco.

Reacciones al artículo de Zapatero y las críticas de Urbaneja

Pedro García Cuartango, responsable de Opinión en El Mundo, en declaraciones a Periodista Digital se muestra a favor de las palabras del Presidente de la APM:

"Básicamente estoy de acuerdo con la posición de Urbaneja; Zapatero ha cometido un error al hacer unas declaraciones tan ambiguas. Ciertamente es un tema complejo, un debate complicado entre la libertad de expresión y el derecho de las personas de creencia musulmana a que no se les ofenda.

No obstante, aunque este derecho es innegable y no me gustan las viñetas, hay que defender los valores culturales europeos y occidentales, los valores de la ilustración basados en la libertad, y hay que hacerlo con énfasis, cosa que Zapatero no hizo, sino que guardó silencio ante las amenazas y los rechazables actos de vandalismo. Como dirigente debería haber hecho unas declaraciones más firmes y menos condescendientes."

 

También Carlos Carnicero, tertuliano de la SER y articulista habitual en la prensa española, ha criticado el artículo de Zapatero, aunque reconoce estar cerca de la tésis que intenta defender:

"Estoy bastante de acuerdo con Urbaneja: el artículo es de un cierto oportunismo político. Ha intentado quedar bien con todo el mundo, con el mundo islámico y con los periodistas españoles. Estoy cerca de las tésis que intenta tomar Zapatero, pero si la abordara con más decisión. Y, por cierto, mucho más grave me parece la censura impuesta a los Rolling Stones en la Super Bowl."

Javier Fernández Arribas, Director de Informativos de Punto Radio:

"Todo se ha sacado de contexto y se ha magnificado: hay aspectos que no se han tenido en cuenta, como que el artículo del International Herald Tribune estaba escrito antes de la polémica de las caricaturas y se enmarcaba en el contexto del proyecto de la Alianza de Civilizaciones; se ha descontextualizado completamente".

"Yo hubiera publicado la carta en otra ocasión, porque en el contexto actual hay aspectos que no quedan explicados y resultan laxos. Del mismo modo, creo que se ha sobredimensionado la polémica, básicamente porque todo esto viene de cuatro meses atrás y está siendo criticado por movimientos terroristas y países laicos como Siria."

 

Contundente ha sido la postura de Carlos Herrera, de Onda Cero:

"Estoy completamente con Urbaneja. El artículo de Zapatero me parece una perfecta gilipollez. Hay que tener más coraje para defender la civilización en la que vivimos y aprender a discernir entre la violencia de quienes queman embajadas y quienes dibujan viñetas."

 

Alfredo Urdaci, exdirector de informativos de Televisión Española, ha comentado por su parte a Periodista Digital:

"Le apoyo [a Urbaneja] completamente y suscribo sus declaraciones desde la cruz hasta la fecha. Ese tipo de actitudes [de Zapatero] no sirven de nada. Además, lo que sucede en Oriente Medio no viene de ahora con las viñetas: todo es producto de la propaganda iraní para encubrir su programa nuclear."

 

Félix Madero, que presenta "De costa a costa" en Punto Radio, comparte la postura mayoritaria:

"No me ha gustado el artículo de Zapatero, por lo que estoy más cerca del de Urbaneja. Y es así porque entiendo que la libertad de expresión es un derecho y no se puede trocear; veo miedo en el fondo del artículo. Creo que es posible el equilibrio entre libertad de expresión y el respeto a las creencias de cada uno, pero el rechazo violento de las ideas no tiene cabida en la Unión Europea y se debe mostrar una postura firme."

 

Gustavo de Arístegui, del equipo de exteriores del Partido Popular, también se ha mostrado claro al hablar con Periodista Digital:

"La libertad de expresión sólo debe tener como límite la ley y la responsabilidad; quiero denunciar el aprovechamiento brutal de los grupos islámicos y de algunos países como Iraq o Siria que han utilizado estos hechos para diluir su convulsión interna. Del mismo modo, me parecen condenables las barbaridades de los islamistas en Europa que han pasado la barrera del insulto para caer en la amenaza directa, punible desde cualquier punto de vista. Echo de menos una reacción más firme del Presidente del Gobierno, que debería ser más rotundo. El único socialista en nuestro país ha sido el señor Solana."

 

José Antonio Chinchetru, Director de Comunicación de las Comunidades Judías de España, coincide en su opinión con lo que ha declarado el Presidente de las Comunidades; en su opinión:

"La libertad de expresión debe estar ahí, pero otra cosa es la responsabilidad del preiodista. La libertad de expresión es un bien sagrado, aunque ciertos comentarios están fuera de lugar; lo que no es justificable en ningún caso es la violencia. En prensa española, por ejemplo, también aparecen viñetas antisemitas y no se hace nada."

 

En términos similares se ha manifestado Felipe Sahagún, de El Mundo:

"Sigo a veces la prensa árabe y estoy harto de ver constantes caricaturas, igual o más ofensivas, acerca de Israel, Estados Unidos o Europa. No estoy de acuerdo totalmente ni con el artículo del Presidente del Gobierno ni con la respuesta de la APM, básicamente porque no se puede resumir en una carta, ni tampoco en una declaración, la complejidad de esta situación, que viene de largo."

 

El periodista Francisco Rubiales también está de acuerdo con Urbaneja:

"Lo más sagrado en la democracia es la libertad de expresión, por tanto toda tibieza es condenable. A mí no me parece tan importante que se quemen banderas, sino que una civilización, mejor dicho, una incivilización musulmana esté en guerra abierta contra la civilización católica de occidente y no se haga nada, principalmente por culpa de una progresía que hace una vergonzosa exibición de tibieza: hay que defender los valores que han hecho grande a Europa."

 

Lo que dice la prensa

En el artículo, titulado "Una llamada al respeto y la calma", Zapatero se mostraba junto al primer ministro turco en un intento de apaciguar los ánimos en los países islámicos. No obstante, a juzgar por las imágenes de Al Jazeera y la CNN, la quema de banderas españolas es una realidad.

En la prensa del día 7 de febrero, sólo El Mundo y La Razón reflejan el tema en sus editoriales. El Mundo lo hace con un titular contundente: "Una claudicación moral y políticamente impresentable", en el que se dicen cosas como:

"Zapatero no ha encontrado todavía la oportunidad de realizar una firme condena (...) lo que sí ha hecho es escribir un artículo con el primer ministro turco". (...)

"Su reacción ante esta crisis no sólo resulta decepcionante, sino también bastante cínica".

 

Y valoran positivamente las críticas de González Urbaneja:

"Acertaba ayer de pleno al señalar que en el caso actual 'lo que realmente se esconde es el miedo que se tiene en Occidente a la agresión de algunas gentes'. González Urbaneja criticó de forma certera el artículo del presidente como 'contraproducente y mal fundado'.

 

En La Razón dedican una columna a la quema de banderas españolas en Iraq. En ella se puede leer: "Si Zapatero pretendía calmar la histeria islamista con palabras angelicales, se ha equivocado de medio a medio (...) cruel paradoja para quien se apresuró a sacar las tropas españolas del país musulmán". Además, consideran que, por parte de los radicales, se está cayendo en la "culpabilización global de un pueblo, una raza, una nación, unos creyentes por el mero hecho de serlo".

El País no dedica ningún espacio editorial al tema, aunque sí hay un especial "Investigación y análisis" a raíz de las polémicas caricaturas.

Del mismo modo, ABC tampoco dedica un espacio en su editorial para el tema, aunque sí escriben sobre ello Valentí Puig e Ignacio Camacho, y ambos defienden la misma tésis; uno clamando "larga vida a Dinamarca" y el otro titulando "Todos somos daneses".

Periodista Digital (España)

 


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